Voy a abordar este tema no como poeta ni editora, sino como una admiradora del arte en todas sus manifestaciones. El arte apareceante la ruptura que tiene el hombre con la naturaleza, las pinturas rupestres son una prueba de ello. Ante la falta de alimento, el hombre lo pinta, trata de aprehender su realidad.
Los cantos tribales, las poesías aztecas utilizadas como mediación entre el hombre y sus dioses, las danzas invocadoras y tanto más que podríamos enumerarlas hasta el infinito; luego todo eso se va sublimando y transformando hasta tener la razón de ser en sí mismo y no para.
Así aparece la literatura en mi infancia, como un modo de entender mi propia realidad. El primer libro que recuerdo haber tenido entre mis manos fue “Heidi” de Juana Spiry y ahí encontré, sin ser conciente de ello, distintas formas de identificación con los personajes, un modo de acompañamiento, una manera maravillosa de estar en otros lugares.
Ese fue el primer impacto; luego en la adolescencia, llegaron los libros fundacionales de la mano de Herman Hesse, las primeras respuestas a las preguntas ya existentes. No era placer por la lectura, era una forma de ver la vida.
Esto no ha cambiado demasiado, salvo el hecho de que hace mucho tiempo que también escribo y que ya no endioso a los autores que en otro momento fueron más que mis padres.
La literatura es por lo tanto, para mí, una forma de manifestación del arte, del hombre haciendo arte, que no tiene que tener un mensaje explícito para que tenga valor per se. Es, existe y eso es suficiente; un libro es como el buen amor, se siente o no. Después podemos ver si es buena o mala literatura, podemos dar cuenta de los recursos de la construcción, del contexto, del autor y sus circunstancias.
Pero ante todo es un vínculo íntimo y profundo, misterioso y único entre autor y lector que se da en soledad, más allá de que existan lecturas públicas y otro tipo de manifestaciones. Es, paradójicamente, una manera de no estar solo dentro de la más absoluta soledad.
Paradójicamente, lo que le falta a la literatura en general y a la poesía en particular, es una llegada a la gente que traspase las fronteras de los círculos cerrados de poetas , o el circuito académico y se encuentre con la gente y su realidad, con todos sus recursos, con la abstracción y el lirismo, con el lenguaje metafórico y con la imagen poética.
En fin , poiesis, con todo lo que lo implica y si es posible un poco más.
He aquí algunos de mis poemas breves .
I
El silencio de la montaña es atronador. Escuchás la canción del universo.
II
Eres tú quien ronda detrás del viento de los árboles en extraña danza discordante silbando las más extrañas melodías de aquellos tiempos ancestrales en donde yo apenas era un pensamiento generado en la mente de quien luego, siglos más tarde, prestó su vientre para un parto furioso, de vidrios estallando y sangre en el blanco más tenaz, menos puro, más alondra que esa lluvia?
III
El hielo tapaba tus ojos, algo se moría a cada instante.
Quizás la luna parecía un tanto eterna.
Era la ilusión más apasionada.
(No salir del paraíso, no salir del paraíso.)
IV
Es sólo un soplo, quizás un instante, quizás menos, quizás más; quién sabe. Pero adoro esta brisa matinal, esta manera que tiene de el gran espíritu de hablarme, de decirme las cosas que nadie nunca jamás sabrá.
V
Mañana seré hija, entre otras cosas que tengo pendientes. Una casa en el cerro, dormir bajo el plenilunio, escalar el Himalaya; pero sobre todo, mañana seré hija.
Algo que no recuerdo haber sido nunca.
VI
Quizás sea un pasaje difícil, poco transitado; quizás la soledad se manifieste de un modo poco sutil; pero todos sabemos que es el camino único y que sólo hay que llevarse a uno mismo consigo mismo. Es demasiado.
Pero.