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MARTÍN CORONADO - LA CAUTIVA

 Buenos Aires (1850 – 1919) Autor de poemarios y obras de teatro

22.02.2024 17:51 |  Noticias DiaxDia  | 

LA CAUTIVA
De la Tierra extranjera
Vendrá el gigante de las patrias glorias,
Al pie de la bandera
Que tiene su alma y guardará altanera
Su urna azul su polvo de victorias.
Proscripto del destino,
Vendrá en la muerte a levantar su tienda
Bajo el sol argentino,
Y en cada ola que alzará el camino
La Libertad la llevará una ofrenda.
La América al soldado
Dará las palmas de la tierra toda
Donde lloró el pasado,
Donde a la sombra del pendón sagrado
Paseó el cadalso la conquista goda
La proa del navío
Por el laurel se sentirá sujeta,
Y allí hasta el mar bravío
Irán las ondas del Platino río
Con la caricia de la patria inquieta.
Con extraño murmullo,
Sobre los flancos del bajel severo
Pondrán amor y orgullo,
Y harán oír, a San Martín su arrullo,
Y al ronco mar los gritos del pampero.
El Gigante caído,
De aquellas olas guardará el lamento,
Porque ellas habrán ido
Sobre el abismo a conmover el oído,
Con esta endecha que les dijo el viento:
“Allá, tras la neblina
En que parece que a tocar sus brumas
El cielo al mar se inclina,
Hay una tierra que nació argentina
Y en la borrasca se ciñó de espumas.
“A aquella tierra un día
el sol de Mayo la besó en la frente,
Y hoy llora todavía,
Perdida y sola en la extensión vacía,
Con el recuerdo de su amor ausente.
“Hija del Nuevo Mundo,
le llama triste a consolar su pena,
Y oye solo, iracundo,
Del océano el estertor profundo
Que en confín del horizonte suena.
“Cual víctima expiatoria,
A su cadena la amarró el pirata
De aventurera historia,
Para olvidar la tempestad de gloria
Que a sus milanos desbandó en el Plata.
“Y allá gime cautiva,
Luchando en vano por romper sus lazos
Con ira convulsiva,
Con el rubor de la romana altiva
Cuando el esclavo la estrechó en sus brazos.
“Su clamoroso alerta,
Todos los ecos que el abismo esconde
Alza en la mar desierta,
Pero jamás la soledad despierta,
Pero jamás el vengador responde.
“Ay! el ave marina
Sabe no más lo que se queja a solas
La cautiva argentina
Cuando le grita el huracán: ¡Malvina!
Y dicen: ¡Falkland! las sombrías olas.
“Ella, la compañera
De sus peñascos descarnados, sabe,
Que inerme y prisionera,
En la ansiedad del abandono espera,
Como encallada y solitaria nave;
“Que eterna sombra arroja
Sobre las cumbres donde rueda el trueno,
Una bandera roja
Que en el delirio de mortal congoja
Como una garra se clavó en su seno;
“Que el sueño rescate
La hace vibrar como gigante lira
Templada en el combate,
Cuando sus alas la tormenta bate
Y en soplo audaz la libertad respira;
“Que la soberbia azota
Del opresor la miserable esclava,
Cantando su derrota,
Y donde quiera que su enseña flota,
El estandarte de la patria clava;
“Y que ora en explosiones
De orgullo airado, su penacho agita
De niebla hecha girones,
Llamando al viento a desatar turbiones,
Y dando al rayo vengadora cita;
“Y ora pide doliente
Su inmensa tumba, su grandeza entera,
Al hondo mar rugiente
¡Para perderse en el oleaje hirviente
Con el sudario de la azul bandera!”
Así dirán airadas
Las anchas olas del Platino río,
De espuma coronadas,
Volcando flores, de la patria enviadas,
Sobre los flancos del triunfal navío.
¡Ay! en la urna muda
Como un recuerdo dormirá el atleta
Que América saluda,
Pero el secreto de la mar ceñuda
En cada oído lo dirá el poeta.
De su lira sonora
Saldrá perenne la canción guerrera
Que marcha voladora,
Como la luz, a despertar la aurora,
Como la chispa, a reventar la hoguera.








POESÍA ARGENTINA Y MALVINAS. UNA ANTOLOGÍA (1833-2022)
Investigación, selección, prefacio y posfacio de Enrique Foffani y Victoria Torres (Coordinadores)


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