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Poemas de Marcelo Leites (Entre Ríos)
22.04.2014 09:08 |
de... Poemas |
DEBAJO DE LOS SAUCES
Debajo de los sauces
a la sombra de los sauces
estoy yo.
Miro el cielo a través de las ramas,
azul límpido y mínimas nubes.
Respiro
y el aire llena mis pulmones
de oxígeno viciado.
Me concentro en el tronco,
en la rugosidad de la madera,
en los gorriones que atraviesan
el cielo en bandada,
en el sonido del río que corre.
Sólo miro estas cosas
y sé que es suficiente.
Sin embargo hay algo
que no funciona bien.
Una mirada demasiado estática
sobre el paisaje.
Pienso entonces en los hombres
en todos los hombres
que alguna vez se detuvieron
a mirar las cosas.
Y no hicieron nada más,
salvo describir minuciosamente
cada objeto
y se olvidaron de vivir
para escribir poemas.
CÓMO SE ESCRIBE UN POEMA
“Escríbelo. Escríbelo de todos modos.
Escríbelo como si finalmente nada
hubiera por decir”
Juan Calzadilla
Lo único válido es el rito
lo único válido es el ritmo
lo imprescindible es el uso del lenguaje
lo esencial es la forma en que decimos lo que decimos
lo necesario es la retórica y sus figuras
lo inevitable es el metro
lo fundamental es el campo semántico o grafemático
pero también la música del verso
o la forma que es el contenido
o la ironía o la parodia.
Se reconoce a un poeta cuando canta como un lírico
Se reconoce a un poeta cuando cuenta alguna historia
o inventa personajes.
Lo mejor es escribir poemas tamaño haikú
lo mejor es escribir poemas tamaño Odisea.
Entonces habrá que desconfiar del lenguaje
y volver otra vez a la torre de marfil
para dominar el lenguaje de la tribu
y obtener el poder del discurso
que abre todas las puertas.
Básicamente hay que aglutinar todas las tradiciones
forzosamente hay que romper la sintaxis
imperiosamente hay que eliminar las convenciones
inexorablemente hay que manejar la métrica regular.
¿Importa ser un poeta surrealista?
¿Importa ser un poeta social?
¿Importa ser un poeta neorromántico o neobarroco?
¿Es mejor ser un poeta posmoderno
y eximio en el verso libre
o un poeta clásico
y eximio en el verso de arte mayor?
¿Es mejor ser un poeta laureado
o no buscar reconocimientos salvo la escritura misma;
vale más manejar diferentes registros,
texturas, sonoridades o conocer muy poco
salvo lo que único quiere decir?
¿Vale más hacer un registro de los movimientos
más sutiles del hombre
o transcribir los elementos cotidianos
aun los más insignificantes.
¿Importa ser un poeta que renueva la tradición?
¿Importa ser un poeta que conoce todas las estéticas?
¿Importa ser un poeta que escribe para nadie, para
alguien, para todos?
Importa, tal vez, ser un poeta
que escriba un poema que funcione
como el día y la noche
antes que cualquier teoría.
Escribir sin más y de una vez por todas.
Escribir aunque te salga espuma
y ponerle el cuerpo a una obra
y dejar tus huellas
manchadas de días
en el papel
en blanco.
BOUTADE
Hablar del aire en el silencio
del campo ya gastado
y con la mirada oblicua sobre la tierra.
Con la espalda sobre las cosas
apostar al vacío de cada palabra.
Indiferentemente
dibujar un hombre ante su tumba
y como epígrafe un rasgo de época:
No sufrió, fue un poeta moderno.
INSTANTÁNEA
Hace largos años, un fotógrafo,
entre dos platos de vidrio
precariamente revelaba
las fotografías primeras
en las que quedaría
fijada su cara para siempre
con una luz colorada de pueblo chico
en una película donde los colores
han dejado de ser reales.
EL JILGUERO DE LEOPARDI
Todavía se repliega el pájaro solitario.
Es un jilguero que goza de soledad.
solamente canta en una de las ramas
del álamo.
Todos los días y a la misma hora
canta... y le alcanza.
Canta sin saber quién es
sin saber por qué o para qué
canta.
Nada, ni siquiera la presencia
de otros pájaros
lo distraen de su canto.
¿Dónde quedó ese tenue hilo
que nos deja al borde
de nosotros mismos?
¿En qué lugar olvidaríamos el canto,
la articulación fulgurante de la vida?
La memoria sólo repite los gestos del cuerpo.
Cuando uno rescata sus mejores años
había otros que ya habían crecido
y creían que esos años eran los peores.
El jilguero sigue con su canto ensimismado,
aunque nadie lo escuche.
Sigue cantando aún en el álamo.
El descanso en las escaleras
puede confundirse con el vacío
cuando el pie pierde el equilibrio.
Algún día llegaremos al final de la infancia
y entonces podremos volver a cantar,
cuando el instante tenga la fuerza
de lo permanente.
ELLA
Señaló con su dedo
el aire entre el vidrio y el cielo:
“Es un hilito la luna que entra por la ventana”
decía y me enseñaba a respirar
la luz que se reflejaba en su cuerpo.
“De a poquito vamos a arreglar el jardín”
y la enredadera de la parra nos envolvía
haciendo su declaración de fe.
El silencio de las ramas
no quebraba nuestras voces
y casi no había palabras
sólo el sol sobre el rocío
y el frío que se perdía
en el abrazo largo de la mañana.
POEMAS CON VALQUIRIA
en el amor se pierde
y se gana a la vez...
...todo lo que soy
te pertenece
I
Una Valquiria no aparece así nomás.
Algunos la buscan durante años.
Otros la encuentran enseguida.
Cuando aparece, el corazón late
desbocado.
Y parece que la conocemos
desde el principio de los tiempos.
La Valquiria te unta con hidromiel
las heridas.
Te mira como miran las madres
después de dar a luz.
Te devuelve el paraíso perdido.
Pero toda Valquiria tiene su talón
de Aquiles.
II
¿Cuándo me dijiste tu nombre,
tu nombre verdadero
con todo el mar adentro?
¿Dónde estabas antes de ahora?
¿Cómo pudiste verme en el espejo
que yo no podía ver?
Uno a uno caen los velos.
Estamos desnudos. Oigo la música
de tu cuerpo en la yema de mis dedos.
Y lo inmóvil empieza a moverse
en la inmensidad del mar
Y las violetas llenan el aire
con un perfume embriagador.
No quería darme vuelta.
III
Las Valquirias montan cabalgaduras doradas
y recorren los caminos del viento.
Ni el sol ni la luna las detienen.
Tiran sus caballos siempre adelante
aunque su alma siempre hacia atrás.
A veces se cansan de tanto viaje
e intentan fijar sus huellas solitarias.
Entonces se encuentran con un sapo
y creen que llegó el príncipe encantado.
IV
El aire pasa de tus labios a los míos
pasa el aire de mis labios
a los tuyos
bajo el agua nítida del estuario.
Mientras pasa el tiempo nos miramos
y se forman arruguitas en los dedos
que se apenas se rozan en las yemas.
Sostenemos el aliento
hasta que no aguantamos más
y subimos a la superficie.
Los pulmones respiran aliviados.
Otra vez estamos solos.
V
A veces se desnuda bajo la lluvia.
Suelta las amarras y baila.
Cuando la danza termina pide
favores que siempre le conceden
a cambio de viajes fantásticos.
No busca la paz doméstica
sino la sangre que hierve incontenible.
Una Valquiria brilla con luz propia y pocos
de los elegidos pueden sostener su mirada.
VI
Estás durmiendo desnuda.
Tus pezones se pierden
en dos monumentos naturales.
Ah, beber de esos amuletos
calma la sed insaciable de los hombres.
Te abrazás plácida a vos misma
soñás que cuando te despertés
el ave de paso habrá partido.
Y hacés bien: hay que abrazarse
antes de amar.
PERSPECTIVA
El movimiento de una gota
sobre una brizna de hierba
hace de barrera a las hormigas
que caminan de un lado a otro
sabiendo que una gota
de rocío en la mañana
es como respirar el agua del río,
pero el agua que ahora tomo
entre las manos tiene
el mismo sabor inofensivo
de siempre.
VII
Cántame una canción que me haga creer en los jazmines florecidos
cuéntame aunque sea en sueños sobre la velocidad del amor que estalla
sin la furia de otras épocas pero sin el desencanto de ésta donde casi
nada nos atrae.
Háblame otra vez de la música que irradiaba su propia luz
y nos volvía más verdaderos. ¿Te gusta esto? Estos signos de clausura
violenta sobre un siglo dormido? Y ya ni siquiera es posible la mueca
del aullido de un poeta rebelde y ya no podemos hablar porque olvidamos
las palabras. ¿Dónde quedaron nuestras risas que eran un estampido
contra la muerte? Y la vida como un libro cuya lectura alguien ha abandonado.
La pantalla refleja la imagen que anuncia nada a nadie. Recuérdame
lentamente y en voz baja cuál es el secreto que hemos perdido, el sonido
develado bajo el sol. Y te aclaro que no se trata de volver sino de ir.
No sé adónde. Sé que sólo hacen falta unos contornos aproximados
para que habitemos otro mundo y podamos decir esa palabra
retenida en la boca demasiado tiempo.
Vale la pena, no te parece?
ADENTRO Y AFUERA
Afuera: los pájaros, el río, la tierra
adentro: los huesos
afuera: el día, la noche
adentro: el corazón
afuera: las miradas de los otros
adentro: la lenta letanía de la voz
afuera: la música
adentro: el silencio
afuera: las voces de los poetas
adentro: el latido de una palabra
afuera: la palabra vida
adentro: la palabra muerte
afuera: el pasado, el futuro
adentro: el presente
afuera: el movimiento
adentro: la quietud
afuera: el mundo
adentro: los ojos las manos los oídos la nariz la lengua
afuera: el camino, las huellas
adentro: las piernas, las manos
afuera: la nada
adentro: yo
LO QUE DIJO EL VIENTO
Las hilachas de luz describen
siluetas diminutas, desnudas.
Hileras verdes en galería
adelgazándose en las sombras.
La luna irradia mi cuerpo
¿Soy todavía?
¿Soy un río que viene y va
o sólo su reflejo?
Estallido de agua.
Nado contra la corriente.
y mis brazos levantan vuelo.
Nadar es apropiarse del agua.
En la costa bailamos unidos
un ritual ebrio y tribal
cuyo ritmo hemos olvidado.
El aguaribay mueve sus ramas
y la lengua absorbe el centro
picante de los pimientos rojos.
El viento entre las ramas del aguaribay.
Arranco una rama
y la rugosidad de mis manos
cede a la suave savia de sus hojas.
Este olor a resina pegajosa me acompañará
en el viaje definitivo.
La superficie iluminada de la costa,
los biguaes y sus círculos sobre el río,
la insistencia del grito de las aves
y los dorados que saltan fuera del agua
deberían bastar a la hora de hacer un recuento.
Cuchilladas de sol en las nubes oscuras.
Las brasas oscilan tenues sobre los restos
del mediodía: el humo de la carne asada:
el pan y el vino y esa canción que quedó
flotando como una revelación
deberían bastarte, aunque más no fuera
como una lacerante, dolorosa maravilla.
¿Y la alegría de la mesa compartida?
¿Aún te dicen algo esas nubes?
Dibujan entre los huecos del cielo
los rostros que creías fieles
con una sonrisa lejana y suficiente.
¿Aún te dicen algo esas nubes
que se disgregaron en el aire?
Pasan
Pasan
Pasan como las plumas
tornasoladas del pavo real.
¿Te dicen algo, todavía?
Ah, la entropía del conocimiento.
Saber no nos salva:
Nos deja al borde
de nosotros mismos:
Los zumbidos de las moscas
nos atraparon como arañas en su tela.
Hemos llevado el universo a nuestra casa
y hemos cerrado la puerta.
Pequeños hombres grandes
Pequeños monstruos maquillados
que acusan con el dedo de dios
y no dejan a nadie en paz.
No se puede tolerar a los intolerantes,
no, Oliverio, no hay que compadecerlos:
hay que ignorarlos.
¿Y la alegría de la mesa compartida?
Todavía el aire bombea tu corazón.
No has muerto en ninguna batalla,
y aunque tu papel en el universo
sea como el paso de una hormiga
sobre una brizna de hierba,
cada día renuevas el salto.
Debería, entonces, alcanzarte.
Ahora, en esta primavera de guerra,
los hijos toman aire de mis pulmones
y cantan una canción.
Estas voces enamoradas del mundo…
Habrá que seguir cantando
y las voces unidas en el canto
deberían, al fin, bastarnos.
Las luciérnagas no saben que iluminan la noche.
Suspendidos en el espacio, los amantes
quedan exhaustos como dos nadadores.
El mundo se cae a pedazos
y todavía estás ahí, del otro lado,
tendida, tendiéndome una mano.
II
Espero que vengas luminosa
mientras la semana se te pega la cuerpo
y el vapor de la ducha inaugura otra
perspectiva.
Entonces pienso si los niños
tienen cabida en este mundo
o si sólo son el persistente espejismo
de la continuidad.
Escucho el ruido de agua que cae
sobre tu pelo
y sé que tuviste acceso
al único instante de placer
de la jornada.
MOVIMIENTO PERPETUO
Los hombres se mueven
riegan las plantas del jardín
arreglan la máquina del césped
comen con su mujer
hacen el amor con su mujer
juegan con sus hijos
van al trabajo vuelven del trabajo.
Los hombres se mueven
pagan las cuentas
hacen negocios
brindan con amigos
hacen proyectos
vuelven a casa.
Son capaces de acciones heroicas
pero bastan sus acciones cotidianas
para imponer su sello al mundo.
Los hombres se mueven
aun parados en una cuerda floja
aunque duerman su muerte nocturna
aunque se queden mirando el río
o permanezcan quietos durante horas
con un libro en la mano
y entren en una realidad paralela.
Los hombres se mueven
aun cuando estén inmóviles
se mueven sin pensar en moverse
porque sus cuerpos se mueven
convencidos de que así son libres.
Los hombres se mueven como respiran.
Marcelo Leites nació en Concordia, Entre Ríos, Argentina, en 1963. Poeta y crítico literario. Publicó los libros de poemas: El Margen de la aldea, en Ediciones Río de los Pájaros, de Concordia, en 1992; Ruido de Fondo, en Trópico Sur de Asunción del Paraguay, en 2001;Tanque australiano, en Ediciones Gog y Magog, de Buenos Aires, en 2007 y Resonancia de las cosas en Ediciones en Danza, de Buenos Aires, 2009; además, los ensayos: Cuatro poetas entrerrianos?, en Eduner, la Editorial de la Universidad de E. Ríos, en 2004; y Percepción de la música, Ed. Fondec, Antología colectiva, en 2005.
Seleccionó y prologó la Antología: “Las nuevas voces de Entre Ríos”.Tiene un blog: "La biblioteca de Marcelo Leites", y Miscelaneas.blogspot.com.
Coordina Talleres de lectoescritura.