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Poemas de Gustavo Oviedo (Corrientes)


Poemas de Gustavo Oviedo (Corrientes)

10.09.2014 07:57 |  de ... Poemas  | 

I
“Y para cuando caigas en la cuenta….andará su garra para atraparte, sigilosa como la respiración de un niño caminado por la selva, pero será letal su instinto para no fallar en esta prueba que a su alma se lo tiene prometido desde que en el rito le han puesto al fin ese, su nombre.
Con la boca abierta presiente el tiempo, y en esa celda de sus dientes azules hay un lugar para el misterio, azul, como la lluvia certera de la tarde y el anticipo del canto de ese pájaro único que vendrá con su voz nueva, y habrá al fin verdad.
Esa es la creación que Ñande Rú le hizo del otro lado de las cosas para él, para sus garras afiladas en la paciencia… y la lluvia caerá azul sin tregua sobre este lado del mundo y el niño tigre será una rápida sombra en la espesura… mientras sobre la cresta roja de una rama el hechizo tomará la forma de pájaro que irá apagando con su canto la tormenta mientras madura.”

II
Las palabras esperaban nacer en fiebre, cascos de caballos que arremetan velozmente sobre la gramilla santificada de esos campos.
Con ojos niños resiste la fábula, encendiendo fogatas para incendiar de alcoholes su primer instinto, y callar entonces…
Para dejar solo correr, jugar, para huir y dejar atrás la toldería del mundo y su olvido.
Aquí hay un pacto encontrado, un tiempo después…
Con este filo que suele tener el silencio absoluto que amenaza el borde preciso de mi labio hasta sangrarlo, y unos dedos que inventan cuerdas sobre una guitarra en el medio de la noche.
Aquí entonces, hay un anuncio de tiempo que transcurre… el río que prosigue su marcha con cierto permiso descomunal que le ofrece mi mano, creadora de este juego, de este milagro.
En una calma, un pájaro negro sobrevuela la osamenta de un pensamiento, que pudo ser el mío, atrapado por el tiempo, diseminado en venganza es una bandada repentina de diminutas aves envenenadas que van a marcar lo delicado de mi cuerpo, distraído…
Y entonces todo vuelve a estar detenido…
Solo el tiempo prepotente sigue corriendo, con su muerte, con sus pájaros negros, con su entierro a cuestas.
Y ahí en el amanecer en tus ojos, como destino, en ese parpadeo de la espera, en ese brillo final de las estrellas de la mañana de mayo, en ese beso tibio por el que habla mi boca todavía y besa tus pasos… y esta sensación de estar y no estar en ningún lado…
Si ya no vuelves
Si ya no vuelas
Si ya no sueñas
Si no respiras, amor, para siempre conmigo.

III
RETRATO DE OTRA BATALLA
El relato me llega desde el fondo del paisaje, En lengua primitiva, ancestral, huele a rama de naranjo húmedo.
El humo escribe sobre lo gris del final de esta lluvia lo que jamás escribirían los diarios.
Hay dignidad en esta pobreza que atiza el fogón para el mate de la tarde, y hay lluvia incesante como una bendición, la única posible.
Porque lo que mata es el olvido, las secas prolongadas, es esa sed sobre la tierra cuando lo que está ausente es la semilla, porque no fuimos capaces de darnos cuentas de ese funeral pensado con la que nos amputaron la fertilidad.
Y es el viento norte, que loco va alcoholizando a los caballos y a los bueyes y así los deja arando sin destino por las noches en la tierra prometida que ya no existe.
Ese viento es el que descubre la pobreza absoluta como condición inevitable, y esto se sabe al fuego ínfimo del fogón…
Pero encima hay otros demonios humanos que le agregan a esto una SENTENCIA INNECESARIA con lo apresurado de sus bocas todavía envenenas con palabras de conquista.

IV
MILAGROS ESPERADOS
Poderosa hora de la tarde,
suspensión de sombras sobre el crepúsculo
de una bóveda interminable;
ritual de duendes que te atrapan
que van jugando para darles formas y vida
a esos seres en el mundo de los hombres.

Poderosa hora de la tarde
Con su daga del tiempo presta para hacernos daño
Es que el tiempo y su transcurrir están hechos
De golpes bajos.

Animales simples, parecen dormir o escuchar
El pulso de la tierra, la que se ha llevado sus cachorros
En una maternidad amputada.

Y la poderosa hora de la tarde
Es fresca en el final agitando algo del follaje.
Y habrá al fin luz en este simple milagro…
La luna PIEDRA casi completa traerá ese brillo.

Y vendrán lluvias en marzo
Y vendrá el equilibrio esperado…
Y todo por un fino sendero gris de grafito sobre el papel
Que ayudará a los Dioses…
Para producir los milagros esperados.

Gustavo Daniel Oviedo, nació el 8 de octubre de 1970 en Bella Vista, Corrientes.

Escritor y gestor cultural con formación en Artes Plásticas, Periodismo, Publicidad y Diseño gráfico, Guión de largometraje, Fundador de la seccional Bella Vista, de la Sociedad Argentina de Escritores, ocupando el cargo de Secretario. Primer Premio Internacional de “Narrativa breve” – ediciones nubla- Buenos Aires (1998). Publicó en la antología “Confluencia Voces de la Tierra Sin Mal” (2002). Fundador y Co- director de la revista cultural “La Chicharra Viajera” (2002) de la Asociación Cultural Bellavistense de Cultura. Participante activo de la “Nueva Literatura Correntina” en todas sus ediciones. Participante: “Encuentro de Pensadores” – Reconquista – Sta. Fe (2001). Dirigió obras de teatro. Participante del debate, seminarios y encuentros culturales. Muralista. Activo cineasta independiente y productor de conceptos artísticos y periodísticos para medios de comunicación.
Director de Cultura Gestión 2009/2012. Concejal en la actualidad de Bella Vista.

Publicaciones:
Los mapas del alma (1998)
De ángeles y perros (2001)
Pájaros después de la lluvia (2006)
Anotaciones Imprescindibles (2012)

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