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Omar Ramos

Por Omar Ramos

 Escritor / Periodista

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Llegaron de los barcos: Biografías noveladas

 
Llegaron de los barcos: Biografías noveladas

02.11.2017 11:23 |  Ramos Omar | 

Innumerables son los textos que se refieren a la inmigración europea que llegó a la Argentina en los siglos XIX y XX, que abarcan todos los géneros, realistas y de ficción, escritos generalmente por los descendientes de los que llegaron de los barcos, escapando de la indigencia y  las continuas guerras. No por numerosos dejan de ser interesantes porque alguno de ellos, más allá del tema que los comprende, ahondan  en situaciones diversas con una impronta de estilo propio de cada escritor y en un cómo se escribe diferente que cuando se obtiene  capta la atención del lector.     
 
Años atrás comenté para Radar Libros de Página 12, Árbol de familia, de María Rosa Lojo donde la escritora cultiva una curiosa forma de la novela familiar: relato autobiográfico que no deja de lado la más pura ficción y reconstruye los caminos del exilio español de forma íntima y con mirada colectiva. También por esa  época comenté para el mismo diario el libro de la narradora Cristina Loza, El oso de Karantania. La escritora sitúa la historia de su  novela, en el Sarajevo de 1914, durante el asesinato del archiduque Francisco Fernando, hecho que determina la vida de una familia de campesinos eslovenos cuyos hijos, los sobrevivientes de las guerras, emprenden el éxodo a la Argentina.  
 
Destaco también dos novelas de este género que fueron  trabajadas en mi taller literario. El hombre de Pluma Pol, Historia de dos mundos, editado por Dunken, de la escribana y escritora Rosa Marta Axelrud, novela sobre el comienzo de la carrera de Hitler, la represión racial y religiosa y la corriente inmigratoria judía a la Argentina. La otra novela se titula Bajo la sombra de los olivos, de la escribana y escritora Marcela Pesce, texto inédito, refiere la historia de una abuela de la narradora que migra de su tierra de origen con una mentalidad que trasciende su época, por ello paga el costo de no ser  felicidad y el dedo acusador de la sociedad. La historia la cuenta su nieta, la acción comienza en la zona de la Puglia, Provincia de Bari y sigue en Buenos Aires.  
 
Los  textos mencionados, también otros que leí sobre el tema,  y sobre todo los relatos orales de mi padre y de mi abuela materna crearon en mí la necesidad de sumarme a esa saga de escritores que bucean sus orígenes y lo convierten en escritura.  Narré entonces la novela Memorias de Familia, aún inédita, que ficcionaliza la transmisión oral de mis antepasados, con investigación histórica, documentos, viajes a Italia y Portugal, donde están mis raíces. “Los muertos y uno solo que está vivo me están contando para que la voz sea historia y agua luminosa y yo hable y escriba por la sangre de los que son mi sangre. Es un mandato que me da vida y luz cuando el camino se tensa y seca.”
 
Hace pocos días me llegó el libro de la abogada y escritora Ofelia Jany, cuyo título es Marie Vialá, biografía novelada a dos voces y varios tiempos, editado por Grupo Editor Latinoamericano,  ya ha sido traducido al francés y publicado en Francia. El texto aúna  dos voces narrativas: La de la protagonista Marie Vialá, una  niña de seis años que arriba con su familia desde L’ Aveyron al pueblo de Pigüé, al sur de la Provincia de Buenos Aires, hacia fines del siglo XIX, y la nieta Alicia que viaja a Francia en el 2009 para rescatar la memoria familiar. 
 La narración se destaca  por un tono lírico, poético subyacente, no por ello ajeno a lo informativo, con descripciones precisas de los lugares, como los que ve Marie desde la ventanilla del tren  “Me acuerdo tanto de los lindos campos de L’ Aubrac. Allí todo está más a la vista y nada es inmenso como aquí. No se ve nada, sólo campo. ¿No habrá árboles, ni ríos, ni cerros, ni aldeas en América? La familia conserva sus comidas: “Mamá había preparado alones de ganso con castañas, guiso de liebre y créeme burlée.”   
 
La  acción es prolífica, aviva el interés del lector en una trama que logra tensión por las consecuencias trágicas que produce en el seno familiar el amor furtivo de Marie estando casada. Su esposo la abandona, se vuelve a Francia y la deja sola con sus cuatro hijos. Dice la protagonista, “un padre que me juzga y me condena  después de haberme arrojado al vacío; una madre demasiado débil para defenderme”. El oprobio familiar trata de someter a Marie, quien enfrenta la situación y por su personalidad enérgica logra hacer frente a esa realidad trágica teniendo en cuenta la época. “¿Qué no hicimos para subsistir? Lavé y planché cientos de camisas, vestidos, manteles y sábanas hasta que mi espalda no podía más y gritaba por las noches”.  
 
La nieta, varios años después del fallecimiento de su abuela, mientras revisaba una pequeña caja con algunas fotografías y papeles encuentra la sentencia de divorcio de Marie, por abandono voluntario del marido, dictada por un tribunal de Montevideo en 1922.  Eso describe la determinación osada  para la época de la abuela, quien en referencia al abandono de los hijos por parte de su marido, dice “No se lo perdono. Nunca lo podré entender. Ya no hay nada de él. No existe”.  
 
En los tramos finales  se describe la relación de la abuela con sus nietos, especialmente con  Alicia, quien tenía doce años cuando fallece su abuela. Marie refiere que ella se siente francesa con alma y vida pero sus hijos no. “Trataré de enseñarles francés a mis nietos y que me hablen en ese idioma”. Alicia “es la más parecida a ella, curiosa e inteligente pero demasiado tierna, parece que su principal meta en la vida en no desagradar a nadie”. 
 Antes de regresar a la Argentina, luego de haber conocido los lugares de sus ancestros, convivido con primos segundos o terceros que le hicieron de guías, la protagonista Alicia se aloja en el mismo hotel Binney, en Rodez, en el que se hospedó ciento veinticinco años atrás su bisabuelo para inmigrar a la Argentina, junto a su mujer y sus dos pequeños hijos, uno de ellos Marie. 
 
En definitiva, Marie Vialá es un texto emotivo, con profundidad psicológica, donde la autora,  sin estridencias, con un registro propio y eficaz imagina lo que habrán vivido, sentido y sufrido aquellos familiares que como su abuela paterna emigraron de Francia a un sitio para ellos tan lejano como la Argentina. La autora concluye la historia familiar y la reinicia con una frase que es un elocuente designio. “El tiempo y el espacio entretejen una circunferencia infinita y eterna”.      
            
 
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