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Rosa Oviedo

Por Rosa Oviedo

 Profesora de lengua y literatura. Crítica literaria. (UBA)

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Nuestro encuentro de hoy es con Gustavo Silva

 

22.04.2019 13:34 |  Oviedo Rosa | 

 Milonga Triste o Blues de la Isla Maciel

                                          (79 poemas y un esperpento)

Gustavo Silva nació en Buenos Aires en 1960. Es ilustrador y diseñador gráfico. Desde 1977 a 1984 participó como coeditor de las publicaciones “Cordón Umbilical”, “Merlina”, y “Antimitomanía”. Dibujó en revistas alternativas también por esos años.

Publicó:

1978 “Papelespacio”

1981 “Reflejos nocturnos”

1995 “El riesgo al infarto de miocardio debido a la prolongada contemplación de la lluvia” y las plaquetas”

1996  “Uh!”  “Little red rooster blues”

1997 “Un viejo, muy viejo colgado de una guirnalda”  “Un agrio perfume a sirenas”

“Crónicas del último cielo”

1999 “Pequeña antología de las peores serenatas”

2001 “Aquella mañana en que fusilaron a Mata Hari”

2004 “De arañas, mariposas, gusanos, mujeres & otras alimañas”

Participó en 2010 en Poesía y Poetizar.

Milonga triste o Blues de la Isla Maciel  

     En un espacio concreto e imprecisión temporal la voz poética va deshilachando el poemario, se apresta a convertirse en una “nebulosa” postal portadora del viento otoñal de color amarillo (color recurrente), con necesidad de lluvia. Esa es su presentación.

Postal que nos atraviesa como receptores bajo singulares luces carentes de brillo con preponderancia de sombras reclamando luz, una postal denunciante de opacidad.

Funciona como una estrategia para mantenernos atentos, expectantes, mirando y así incrusta palabras convertidas en versos con esas “palabras tristes”, también en forma recurrente ( título como indicio).

Ese espacio concreto en la nebulosa nos conduce a transitar a la deriva, sin prisa, buscando rumbo, sin vértigo, sin certezas.

Por su parte la imprecisión temporal agudiza la temática del poemario, encontrándonos como nadies, sin identidad, entre silencios, en brevedad de sentimientos, también en una búsqueda continua de otro estado de situación.

La voz poética nos dice del tiempo:

“…algunos instantes de aquellos días…”

“…como quien cuelga un presente

ausente y sin recuerdos..”

La voz poética con necesidad de lluvia nos dice “…que la otra vez vino la lluvia…”

La voz poética nos dice de la luz “…de esas luces ahogadas en la lontananza…”

“…sólo verdes luces que se disuelven

en la luz opaca…”

Es una voz poética que siempre está al borde, esperando la plenitud lumínica con cierto aire opuesto para poetizar entre el olvido y el recuerdo, son las hilachas hechas palabras. Sin embargo no dejemos de ver que en el centro del poemario aparece el mensaje esperanzador “…los sueños nunca mueren…”

Siempre están nuestro encuentro con Pedro Chappa

Asociemos atrevidamente el poemario de Gustavo con el poema de Pedro “Naderear” en

Una copa desde el fondo

Nadar

Ser nada,

Ignorar el aire

Bajo el agua

Arribar a un viejo galeón

Llegar al castillete de proa

Sentarse junto a los huesos del timonel hundido

con el galeón hundido

estarse sin horizonte

sin rumbo

sin prisa

sin tiempo

nadar,

naderear.

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