Señalizaron una comisaría de La Plata que fue centro clandestino

El acto, organizado por esta Secretaría junto con su par de la provincia de Buenos Aires y la Asociación Abuelas de Plaza de Mayo, estuvo encabezado por el secretario de Derechos Humanos, Martín Fresneda; su par bonaerense, Guido Carlotto; la presidenta de Abuelas de Plaza de Mayo, Estela de Carlotto; y el nieto restituido Leonardo Fossati.

Participaron también autoridades nacionales y provinciales, el diputado nacional Horacio Pietragalla, sus pares provinciales Miguel Funes y Gustavo Dimarzio, Rubén López (hijo de Julio López), familiares de detenidos-desaparecidos, ex presos políticos, organismos de derechos humanos, agrupaciones políticas, sociales y sindicales, estudiantes y docentes.

“Todo esto nos convoca a todas las generaciones para hacer los aportes imprescindibles, aportes que nos hacen dialogar con aquel pasado doloroso que debe ser resuelto con memoria, verdad y justicia pero que  también nos hacen dialogar con ese presente que aun sigue siendo doloroso. Son tareas del Estado y de toda la sociedad y deudas de la democracia saber que nos falta Miguel Bru, Luciano Arruga, Jorge Julio López”, expresó Martín Fresneda durante su discurso.

Asimismo, el funcionario se refirió también al compromiso “incansable” de quienes impulsan las políticas de memoria: “Este trabajo de la memoria tan importante, esta forma de construir herramientas pedagógicas tienen por objeto decirle a la sociedad lo que hizo aquel Estado terrorista, predisponiendo a estas paredes para torturar y privar de la libertad a los compañeros; y es por eso que  estamos acá: para construir memorias democráticas”.

Y, en ese sentido, enfatizó: “Esto no es menor, porque lo que  estamos haciendo tiene que ver con escribir ese relato doloroso, pero también un relato corajudo de la historia que va a permitir que cuando ya no estemos nosotros aquí alguien pase por estas paredes y lea la historia de nuestra Patria”.

“Por eso, que se siga trabajando a pesar de los años por todos aquellos que lucharon por la libertad, y que  no están, pero que nos dejaron un deber ético, el deber de ser felices, el de luchar por nuestro pueblo, y el de incluir a todos, el de recuperar al Estado, el de ver a los militantes, y tener sensibilidad por nuestro pueblo, nuestra Patria, la Nación. Ese era el sueño de ellos que hacemos realidad”, dijo.

Por su parte, Estela de Carlotto dijo: “Este lugar por el que hemos pasado tantas veces y que fue transformado en un lugar de horror, gracias a este pueblo, se está transformando en un lugar de memoria. Encerró tanto dolor pero mientras tengamos la fuerza de no quedarnos quietos y convertirlo en memoria la democracia será eterna”.

La presidenta de Abuelas también destacó que “todavía hay que estar activos; y por eso estamos.  Y aunque tengamos esta edad esta lucha no tiene tiempos como tampoco lo tiene el amor por nuestros hijos”. Por último, expresó su alegría de lo que implica encontrar a “nuestros desaparecidos que están vivos y que son nuestros nietos” y llamó a seguir trabajando en la búsqueda porque “sabemos que todavía faltan 400 por encontrar”.

Carlos De Francesco, quien estuvo secuestrado en la Comisaría 5ta, recordó los cuatro meses  que pasó por allí. “Yo tenía 33 años y la mayoría de quienes estuvieron conmigo tenían entre 20 y 25, jóvenes valiosos, que soñaban por un país mejor, y que aún no volvieron. Los desaparecieron”, dijo, tras pedir un minuto de silencio en nombre de ellos, de sus familias y al recordar al ex sacerdote Federico Bacchini y otros compañeros que ya no están, como Adriana Calvo.

Mientras que Leonardo Fossati Ortega, nacido en la comisaría señalizada, expresó su emoción porque “cada vez que el Estado señaliza un centro clandestino es una gran alegría y, en este caso, es muy especial para mí porque fue el último lugar en el que vieron vivos a mis papás”. En tanto, recordó cuando tuvo que entrar al lugar - en el marco de la investigación del plan sistemático del robo de bebés- y conoció el lugar dónde su madre lo dio a luz atada de pies y manos en una cocina.

Finalmente, Guido Carlotto resaltó las políticas de memoria que impulsa el Estado nacional y la provincia junto a los organismos de derechos humanos, y se comprometió a trabajar para transformar el lugar en un sitio de memoria, y a seguir marcando “cimientos, cárceles, lugares del Ejército, comisarías, baldosas; todo para recordar a nuestros compañeros porque, como dijo Mario Benedetti, cantamos porque nuestros muertos quieren que cantemos". Al cierre, dijo: “Parece que hay una embestida de decir ´basta de señalizar´ y yo les digo que se olviden. Si piensan eso, olvídense. No vamos a parar y seguiremos redoblando esfuerzos”.