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Pinedo- Biocombustibles y traspaso de la ESMA
19.05.2014 11:26 |
Noticias DiaxDia |
Discurso del diputado nacional Federico Pinedo (PRO)
Sr. Presidente (Domínguez).- Tiene la palabra el señor diputado por la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
Sr. Pinedo.- Señor presidente: si toda la producción de la Argentina dependiera de nosotros, no tendríamos ninguna duda en tratar de vender biocombustibles. Nuestro país produce mucha soja y harina de soja. El subproducto es el aceite, que tiene un mercado de exportación complejo, en especial por el cierre de los mercados chinos, que quieren producir ellos el aceite. Esto significa que si vendiéramos aceite, bajaría mucho el precio, lo que también castigaría los ingresos argentinos por venta de soja. Debido a ello, como país, la idea de quemar aceite para producir biocombustibles es de toda lógica, y nosotros acompañamos la política de desarrollo del mercado de biocombustibles.
Pero siendo esto así, podemos ir hacia atrás y ver lo que pasó. Se estableció un régimen de biocombustibles y se estipuló que no iba a ser gravado. Se invirtieron 1.500 millones de dólares –algunos dicen 2 mil- para crear una industria de biocombustibles, pero después se cambiaron totalmente las reglas de juego. Se crearon los impuestos que se decía que no había que aplicar, lo que obviamente impactó en las posibilidades de venta del mercado interno argentino. También se fijaron retenciones a las exportaciones y esto impactó en el mercado externo argentino.
Así llegamos a un sistema completamente arbitrario en el que el gobierno y sus funcionarios jugaban con cuál era el precio que iba a recibir el productor de biocombustibles. Dicho sistema es completamente inconstitucional, tal como lo dijo la Corte hace pocos días, porque el Poder Ejecutivo fija arbitrariamente las retenciones móviles y las cambian todo el tiempo, cuando el único que puede poner impuestos es el Congreso.
De manera tal que existe un fenómeno extraordinario por el cual los industriales venden su producto pero no saben a qué precio. Después les informan el precio de venta, pero es una locura que esto sea así.
Mientras tanto, como el gobierno había generado su crisis energética y no le alcanzaba la producción local, decidió importar gasoil y fueloil a través de los famosos convenios con Venezuela y eximir de impuestos a estas importaciones. Entonces, tenemos un mismo producto que, si viene de un origen, está exento; pero si viene de otro, está gravado. Los productores nacionales pagan; los extranjeros, no. Otra cosa alucinante del sistema regulatorio argentino.
Como resultado, llegamos a una parálisis extraordinaria del mercado de producción de biodiesel, que es el que ahora estamos tratando de remendar, como si fuésemos zapateros, poniendo un parche en el agujero, para parar un poco el desastre.
La verdad es que esta es una industria que puede ser hecha por grandes o pequeñas empresas que pueden producir harina, aceite o biocombustibles. Con todo este desmadre de intervencionismo estatal absurdo –no por intervenir sino por hacerlo mal- lo que ha sucedido es que las grandes se han mantenido vivas, y a ellas vamos a beneficiar hoy en día con desgravaciones impositivas importantes. Pero las empresas chicas se han fundido, y a nadie le importa nada porque el gobierno argentino quería cobrar retenciones y después tapar los agujeros del desastre del mercado energético.
Sr. Pinedo.- Entonces, mirando para delante, está claro que lo que hay que hacer es fijar reglas previsibles a largo plazo para que todos los que quieren producir biocombustible lo puedan hacer en igualdad de condiciones.
¿Qué es lo que nos propone el dictamen del oficialismo que estamos tratando en este momento? Nos propone un régimen que regirá hasta que se termine el mandato de Cristina Kirchner.
¿Cómo se van a generar incentivos para producir en la Argentina? ¿Cómo se va a incentivar a los pequeños productores para invertir en la Argentina con un régimen que acabará el año que viene, suponiendo que el kirchenrismo termine su mandato el año que viene? Nosotros suponemos que será así, y también lo esperamos.
Evidentemente, este régimen no va a funcionar.
Por otra parte, este es un mercado peculiar porque los productores de biodiesel tienen un insumo, que es el poroto de soja, cuya retención es muy alta: 35 por ciento. La exportación de biodiesel tiene una retención mucho más baja. Ahora dicen que será del 11 por ciento, pero no lo sabíamos porque no estaba publicada. Estamos en una especie de Estado de derecho telefónico: nos cuentan por teléfono, pero las medidas no se publican. Pero aparentemente hoy debería estar en un 11 por ciento, aunque por ahí mañana está en el 20 por ciento ‑no lo sabemos, porque hay un funcionario que hace lo que quiere con esto, a pesar de la Corte Suprema y de la Constitución argentina.
Lo cierto es que ellos compran porotos de soja baratos en la Argentina porque su exportación tiene un impuesto muy alto. Entonces, las empresas de biodiésel obtienen un beneficio artificial. Cuando exportan, por ejemplo, al 11 por ciento, hay una diferencia muy apreciable de protección de sus exportaciones.
En esto hay que hacer bien las cuentas. Nosotros no queremos tener una industria en la que solamente estén los grandes, amigos de los gobernantes, o cercanos o con acceso al teléfono o al escritorio de los gobernantes. Queremos una industria en la que estén todos los que quieran estar, grandes y chicos. Queremos reglas de largo plazo para que todos puedan estar en la misma situación.
Por otro lado, no queremos beneficiar subsidiando a las empresas. Lo que queremos es que haya un mercado sustentable en el largo plazo: que si son competitivos, produzcan, y no generar mecanismos por los cuales dependa de los funcionarios si los empresarios se hacen ricos o no, según cómo les fijan los impuestos, las retenciones y demás.
Entonces, nos parece que a este proyecto le hace falta una vuelta más para llegar a ser un sistema de largo plazo de producción de biocombustibles democrático, en el sentido de que los chicos también puedan participar en el juego. Para eso hay que hacer bien las cuentas, a fin de no terminar teniendo costos fiscales altos para el pueblo argentino ‑al que hoy le estamos negando, por ejemplo, la actualización del mínimo no imponible‑ para dar subsidios a empresarios privados, que en realidad no son la prioridad social del Congreso de la Nación.
Me parece que deberíamos hacer algo sustentable, legal, constitucional y equitativo. Todo eso falta en este dictamen. Por eso lo hemos firmado en disidencia. (Aplausos.)
TRASPASO DE LA ESMA
Discurso del Diputado Federico Pinedo (PRO)
Sra. Presidenta (Abdala de Matarazzo).- Tiene la palabra el señor diputado por la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
Sr. Pinedo.- Señora presidenta: debe haber pocas situaciones más dolorosas que la que estamos discutiendo, pocas circunstancias que toquen tantas llagas abiertas como estas que estamos considerando y pocos dolores acumulados tan grandes como estos a los que nos estamos refiriendo. Siempre será poco el respeto que tengamos que sentir por personas que han puesto en juego todo cuando pocos lo hacían, como Nora Cortiñas, Pérez Esquivel y Alcira Argumedo.
Hoy se han dicho cosas muy duras, por lo que quiero pedir permiso a esta Honorable Cámara para transmitir mis sentimientos, que creo que reflejan los del bloque al que represento.
Resulta claro que cada uno de nosotros tiene, como persona, sus propios recuerdos y memoria. También es sabido que formamos parte de una comunidad y que tenemos un pensamiento colectivo. En realidad, nuestros pensamientos personales también son colectivos porque los hemos elaborado hablando con otros y leyendo a otros. De esa manera las sociedades van generando conceptos duros de convivencia.
Creo que hoy es un día en el que se ha abordado, en exposiciones como las de los señores diputados Schiaretti y De Gennaro, la necesidad de proteger y ensanchar el pensamiento colectivo fundamental de la sociedad argentina, que es el de la democracia y que supone el respeto por el otro y por el diferente. Esto también supone el pensamiento colectivo de ejercer el respeto permanente de los derechos humanos como fundamento de nuestra sociedad.
Entonces, a pesar de que me parece imposible que en el debate de estos temas tan centrales no se crucen las cuestiones relacionadas con la historia larga de los argentinos con aquellas vinculadas con nuestra historia corta de los enfrentamientos partidistas y políticos de hoy, no puedo dejar de considerar que en cierta manera eso es lamentable, por lo que quiero reflejar nuestro sentimiento hacia el futuro de nuestro país.
En este sentido, nuestro sentimiento hacia el futuro de la Argentina es la convicción de que tenemos que generar un diálogo abierto. Eso no significa la búsqueda de una transacción o de la imposición de un punto de vista, sino la búsqueda de una memoria común.
Los argentinos hemos tenido muchas divisiones, enfrentamientos, sangre y dolor. Lo que necesitamos para construir una sociedad respetuosa, democrática y justa es un diálogo abierto que nos permita tener una memoria común, que es la que nos une y que son estas cosas tan valiosas de nuestro pensamiento colectivo como el respeto por la democracia y los derechos humanos. Tanto lo son que valen más que todos nuestros enfrentamientos personales o partidistas de hoy.
Por lo expuesto, quiero manifestar nuestro compromiso con esa línea de acción y de pensamiento, que se basa en la convicción absoluta de que sólo reconociendo, deplorando y repudiando la tragedia que hemos vivido, vamos a poder construir esa sociedad democrática que nuestros hijos, nuestra historia y nuestra patria nos exigen que construyamos.