El peor final Por Alicia Comelli.

Con cada nuevo femicidio, inmersa en una mezcla de bronca, impotencia y desconsuelo, surge la inquietud de volver a decir algo. Y ese algo siempre termina con un grito en vano o un slogan, ya repetido hasta el hartazgo, que reclama “Ni una más”. Pero con cada nuevo femicidio, este slogan se convierte en una bofetada sobre los rostros de tantas mujeres, madres, hijas, abuelas, tías, amigas que no están dispuestas a ser testigos mudos de tanta violencia retrograda, machista y absurda.

Una violencia que se repite día a día, año a año en cantidad y profundidad pero que cambia de acuerdo a lo que parecieran modas macabras. En algún momento nos horrorizamos por la cantidad de mujeres que fueron quemadas por sus supuestos amantes, maridos, novios o dueños, como realmente se sienten. ¿No? Dueños de la vida y de la muerte.

Ahora, en el último tiempo, vemos como los cuerpos de mujeres muy jóvenes, adolescentes, casi niñas, son desechados como basura, en bolsas de residuos, de arpillera, con sus cuerpos semidesnudos, con claros signos de no rendirse fácilmente, de presentar lucha, con heridas defensivas en sus manos y brazos. Daiana García, Andrea Castana, Melina Romero, Paola y su beba Martina (quien sobrevivió) hasta llegar a Angeles Rawson quien no sólo fue desechada en bolsas sino que se la tiro literalmente a la basura.

El femicidio de María Eugenia Lanzetti , quien recibió dos certeras puñaladas en el cuello, nos conmueve nuevamente. Pero sus alumnos de dos y tres años que presenciaron el hecho nos enmudecen. Los interrogantes siguen sin respuesta al pensar en ellos porque vieron el ataque de su Seño, por quien seguramente preguntarán hoy, mañana, pasado y durante varios días más. La restricción y el botón antipánico se nos rien en la cara. Ella, sus hijos y todo San Francisco reclaman Justicia, pero ya hubo 5 femicidios en Córdoba en lo que va del año. Es mucho.

Decir hoy, nuevamente, ni una más, duele, máxime frente a la realidad 277 femicidios en el país durante el año pasado, realidad que se conoce gracias al Observatorio de Femicidios en Argentina “Adriana Marisel Zambrano”, coordinado por la Casa del Encuentro, único organismo que registra estos datos ya que no existe ninguna institución estatal, ninguna en todo el país que haga estadísticas en este sentido. Ninguno de los tres poderes de la República se ha puesto a cuantificar aún este flagelo, dando un claro mensaje de falta de comprensión de la situación, por decirlo con benevolencia de algún modo.