Manifiesto de Núcleos y Colectivos Culturales

Si es verdad que hay movimientos creativos, sentido del arte y debate sobre las obras en cualquier época histórica, no podemos ser indiferentes al modo en que un Gobierno poseedor de un vasto catálogo de insensibilidades, trata la vida cultural del país. Desde que asumieron el poder, un poder cada vez más intimidatorio, las actuales autoridades han mostrado muy diversas y extendidas señales de desprecio a la vida cultural. Como en todo reconocimiento de las realidades que poco a poco van mostrando su rostro más crudo, primero aparecieron las evidencias de que los locales culturales, clubes de barrio, salas de ensayo y de baile, teatros y toda clase de iniciativas autónomas, registran la brusca evidencia de la estrechez económica. Tarifas de luz, alquiler y otros servicios, trazaron un conjunto de obstáculos para el normal funcionamiento de esa vasta red de instituciones, que caracteriza a nuestras ciudades. Simultáneamente, las instituciones oficiales de cultura fueron de inmediato alcanzadas con el dictamen fatídico que acompaña desde hace años al gobierno, respecto a la sospecha permanente sobre su innecesaridad. Las mantienen pero las desprecian, las atienden con entusiasmo solo cuando aplican políticas de ajuste. Por eso, los circuitos que se mantienen son los que en la esfera privada están asentados en una lógica comercial y en la esfera pública, los que por distintas razones son momentáneamente eximidos del deseo permanente de ajuste del gobierno.

Hay una dispensa a ciertas instituciones clásicas que siguen funcionando, y algunas recogiendo con limitaciones ciertas expresiones de vanguardia, pero el clima general en que se desenvuelven las actividades culturales es el mismo que traza la reprobable presencia en todo el país de un clima de vindicta y mezquindad: privación de recursos, destrucción del pluralismo en nombre del pluralismo, funcionarios culturales que se golpean el pecho en nombre de la república y tratan las cuestiones vinculadas al arte a los golpes, y por fin, un cuestionable impulso estatal de la gestión de industrias culturales –que a diferencia de las administraciones anteriores, ahora recogen solo el peso de la ideología empresarial desequilibrando la relación con los creadores y su capacidad de iniciativa. Puede considerarse que la política cultural del macrismo se compone de una combinación delimitaciones económicas y reducidas concepciones culturales. Sus funcionarios se expresan también como empresarios y proclaman un credo de tolerancia que no solo no cumplen con sus prácticas, que tienden a ser despóticas o favoritistas, sino que se dedican a atacar las practicas que en otro momento de la historia del país fueron considerablemente democráticas.

Toda manifestación artística implica una obra individual y colectiva, y alrededor de ella se mueven acciones y sustentos de todo tipo, económicos, políticos, simbólicos. Todos sabemos que obras hay y habrá siempre, en las condiciones que sean. Pero en ciertos momentos como estos, cuando se ausentan las condiciones de apoyo del poder público y del clima social imperante se verifican notables mutaciones. Se consagra el sectarismo generalmente elitista, la obstinación demagógica y un testarudo desinterés por la vida cultural e intelectual que emanan de las esferas gubernativas. Es evidente que las nociones culturales que surgen de los funcionarios de gobierno incluso los de cultura, está cruzada permanentemente por observaciones mediocres, sostenidas en saberes obtenidos en cursos de marketing o en filosofías de la voluntad política surgida de focus groups, en su sentido más superficial y arbitrario. Decimos nuevamente, que puede haber obra aún en estas desdichadas condiciones. Pero esto no exime a las instituciones públicas de su obligación del sostén democrático, no por caridad o dádiva, sino porque no hay verdadera democracia si no hay libertad artística.

No una libertad artística que precise certificación estatal sino que el Estado se reconstruye en sus libertades internas cuando sostiene la vida artística sin restricciones, especialmente aquella en la que el Estado se siente interpelado. El arte no es para poner cómodo a nadie. Y siendo así, la acción del Estado debe tener un nivel que hoy está lejos siquiera de imaginar. Por eso esta movilización, que suma reclamos de todos los sectores culturales, lanza nuevamente la idea de un arte emancipado en una sociedad de libres creadores. La noción de derecho cultural atraviesa la relación del Estado con la Sociedad. Implica leyes, disyunciones paritaria sobre financiamiento de la actividad artística, compuesta por acciones artísticas de todo tipo, investigaciones sobre el patrimonio cultural, formulaciones sensibles para la industria cultural, pensamientos societales destinados a crear ámbitos de discusión sobre los medios de comunicación, órganos culturales que evitan ser sometidos a estilos de gerenciamiento de la vida popular, en general con contenidos fuertemente corrosivos sobre la lengua nacional. Todos estos son temas para un compromiso de los artistas de todas las esferas de la creación. En un momento de profundas dificultades para la vida popular, los artistas, los intelectuales los trabajadores de las culturas, decimos presente para manifestar nuestra honda disconformidad con las políticas culturales del gobierno de Mauricio Macri, dedicadas mucho más a destruir un enorme legado cultural que a comprenderlo y apoyarlo.

1. ATE Capital,

 2. Radar de los Trabajadores

3. Frente de Artistas y Trabajadores de las Culturas,

4. Espacio Carta Abierta,

5. Centro Cultural de la Cooperación,

6. Caras y Caretas,

7. Sindicato Argentino de Técnico Escénicos

8. Teatro por la Identidad

9. ARGRA(Asociación de Reporteros Gráficos de la Argentina)

10. ACAPI (Asociación de Comunicadores por Internet),

11. MUCOMPA (Músicos Componiendo Patria),

12. Agencia Paco Urondo

13. Tiza y Carbón,

14. Sistema de Ferias Artesanales de la CABA,

15. Artei,

16. Comunicadores de la Argentina (Comuna),

17. Espacios Escénicos Autónomos,

18. Red Federal de Mujeres,

19. Aúlla Mujeres Artistas,

20. Científicos y Universitarios Autoconvocados de Buenos Aires,

21. Colectivo LIJ,

22. Artecinema,

23. Frente de Artistas Ambulantes Organizados,

24. Escuela de Música Popular de Avellaneda,

25. Resistiendo con Aguante Capital Cultura,

26. Conservatorio Manuel de Falla,

27. Colectivo de Trabajadores de las Orquestas y Coros del Bicentenario,

28. Bailarines Toda la Vida,

29. Red de Construcción Ciudadana,

30. Colectivo de Narradorxs Orales de Argentina,

31. Circo Abierto,

32. Colectivo Ranquelas,

33. Cultura Viva,

34. Centro Cultural Matienzo,

35. Colectivo Urbomaquia,

36. Frente de Apoyo a la Ley Traducción Autoral,

37. El Tango no se Clausura,

38. Noticias Día x Día: Cultura Libre de Negacionismo,

39. El Piso Teatro,

40. Coalición para una Comunicación Democrática,

41. Unión Nacional de Artistas Visuales,

42. Unión de Marionetistas y Titiriteros,

43. Arte y Compromiso,

44. IADE (Instituto Argentino para el Desarrollo Económico)

45. Colectivo de Teología de la Libreación Pichi Meisegeiere,

46. Mujeres Cineastas.

47. ECuNHI ((Espacio Cultural Nuestros Hijos).