Espacios holísticos, su alcance y su aporte a la salud integral. Por Lic. María Isabel Cassino
15.07.2024 12:54 | Noticias DiaxDia |
A partir del auge que están teniendo los espacios holísticos en nuestro país considero necesario realizar algunas reflexiones conceptuales a fin de definir el rol y los alcances de quienes asumimos el proceso de facilitar estos espacios.
En primer lugar es importante señalar que la Organización Mundial de la Salud (OMS) afirmó en el marco de su estrategia 2014-2023 que la gran apuesta es “incorporar a los sistemas públicos de salud las denominadas medicinas tradicionales y medicinas complementarias como solución a los problemas sanitarios que vive el mundo”. Para la OMS, el conjunto de ambas medicinas incluye la naturopatía, la acupuntura, la homeopatía, algunas terapias manuales como la quiropráctica, la osteopatía y otras técnicas afines, incluidos qigong, taichi, yoga, medicina termal y otras terapias físicas, mentales, espirituales y psicofísicas.
Desde este marco, se comienzan a validar las denominadas terapias complementarias que se realizan en espacios no formales como en espacios institucionales dependientes del estado.
Por citar algunos ejemplos de estos últimos se pueden enumerar experiencias de Reiki que se vienen desarrollando en nuestro país más precisamente en el Hospital General de Agudos Dr. Enrique Tornú, el Centro de Salud Nivel 1: Villa Soldati 2 (CeSAC Nº 24), el Hogar San Juan Bautista de Roque Pérez dependiente del Hospital Municipal Dr. Ramón Carrillo de esa localidad, el Hospital Comunitario de Pinamar, por citar algunos ejemplos.
En mi caso particular, puedo agregar la propuesta de “Taller Sonoro Vibracional” con instrumentos de India, Nepal y otros autóctonos que hemos desarrollado, en el primer cuatrimestre de 2024, en el Centro Comunitario de Salud Mental y Consumos Problemáticos de la ciudad de Chacabuco, Región Sanitaria III dependiente de la Subsecretaría de Salud Mental, Consumos Problemáticos y Violencia de Género del Ministerio de Salud de la Provincia de Buenos Aires.
De esta manera, se puede decir que las terapias complementarias comienzan a andar un camino de mayor institucionalidad, si bien el mismo es incipiente.
Resulta difícil definir las terapias complementarias y las alternativas, porque se trata de un campo muy amplio y en constante crecimiento y diversificación.
Ahora bien, vale hacer el intento de diferenciarlas. Las terapias complementarias cuentan con reconocimiento y aprobación de muchos profesionales del área de la salud, principalmente por la OMS, se administran junto a otros tratamientos, es decir no descartan tratamientos de la medicina tradicional occidental y, básicamente, se podría decir que desempeñan un papel importante similar a los cuidados paliativos, aliviando los síntomas o las afecciones, mejorando el sueño, liberando tensiones, reduciendo la ansiedad y el estrés, generando bienestar físico, mental o emocional, entre otros beneficios.
Las terapias alternativas en general no cuentan con respaldo de instituciones como la OMS u otras afines, se administran en lugar de otros tratamientos, es decir reemplazan las indicaciones de la medicina tradicional, no cuentan con aprobación ni comprobación de sus efectos que, además, pueden resultar dañinos para la salud. Entre estas podemos citar al uso de diversos medicamentos de hierbas (también denominados productos botánicos), vitaminas, minerales y otros “productos naturales”, de venta libre y sin supervisión farmacéutica.
Si bien estas diferenciaciones no son taxativas pueden mostrarnos un panorama de lo que se intenta abordar.
Otro punto a tener en cuenta es que en estos tiempos se viene discutiendo otro concepto: el de medicina alternativa, complementaria e integrativa. Este abordaje pretende saldar muchas inexactitudes y controversias de las que se pueden nos pueden plantear en la lectura de los párrafos precedentes y, además, intenta integrar los aportes milenarios de la medicina tradicional china, la medicina ayurveda y la medicina tradicional de los pueblos originarios.
Lo interesante es que cualquier persona a la hora de elegir tratamientos sepa diferenciar estas terapias, qué puede aportar cada una y qué no se puede esperar de ellas.
En el caso argentino, la mayoría de las propuestas de terapias complementarias que se vienen realizando no tratan ni intentan reemplazar a los tratamientos convencionales tanto sean médicos o psicoanalíticos, sino como su propio nombre lo indica tratan de complementarlos para minimizar los efectos que puedan presentar determinadas dolencias, afecciones, condiciones, así como también tienden a atenuar las situaciones emocionales, mentales y espirituales provocadas por una enfermedad, malestar o desarmonización de los procesos vitales de las personas.
Ahora bien, el rol de las y los facilitadores de estas herramientas tiene que ser muy cuidadoso desde dos vertientes: desde la palabra porque puede generar falsas expectativas y desde la práctica en sí misma. Dicho de otra manera, cualquier sea la práctica que una o un facilitador holístico realice llámese reiki, armonizaciones con orgones, piedras, terapias vibracionales, de sonidos o energéticas, en todos los casos la o el facilitador debe ser claro en que se trata de tratamientos complementarios y, en el mejor de los casos, integrativos; que en ningún caso se dan diagnósticos basados en los síntomas presentes o en las sensaciones percibidas ya que no poseemos los fundamentos clínicos para realizarlos (exceptuando que el facilitador sea médico o psicoanalista), siempre se aclarará que diagnosticar es una función exclusiva de las y los profesionales de la salud, que no se puede- bajo ningún concepto-modificar o suspender un tratamiento médico o psicoanalítico, que no se ofrecen promesas de curaciones y no se transmiten suposiciones sobre posibles curaciones a futuro. Por último, una o un facilitador debe respetar y resguardar la intimidad y confidencialidad de las personas que llegan a su espacio holístico.
Considero además, importante hacer hincapié en otros aspectos que hacen al rol de las y los facilitadores: 1) la formación continua; 2) llevar a cabo una práctica fundamentada y poder desarrollarla desde ese lugar ya que es necesario que la persona entienda lo que va a experimentar; 3) el intercambio con otras y otros que realicen prácticas similares; 4) y, en el caso de algunos propuestas que movilizan la indagación en historias familiares, árboles genealógicos o linajes maternos/paternos es indispensable supervisar con un psicoanalista tales herramientas a fin de derivar en los casos que sea necesario.
Para finalizar, es necesario aclarar que cuando en el desarrollo de terapias holísticas se habla de “sanación” se refiere al proceso vital de las personas ya que mientras vamos sanando vamos viviendo y en ese transitar pueden suceder otros episodios o eventos traumáticos o desarmonizaciones energéticas que deberán ser acompañados, revisitados y/ o derivados para una mejor resolución.
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