Norberto Pablo Soto -Pablo Valsina- (8-09-1939 – 23-04-2024), fue Profesor de Inglés, Empresario industrial, Secretario durante dos décadas de las cámaras industriales: CAFQA y CAEMA, Deportista, Escritor, Locutor y Conductor de su programa “Un Cacho de Cultura” por Radio Cadena AM 1470 de Lanús, donde se desempeñó junto a su esposa Alicia Romero durante quince años. En ese lapso contó con la presencia de numerosas figuras de todas las artes, e, incluso, merced a su gentileza, me referí en varios meses de los últimos años a Poetas en el recuerdo, junto a Sebastián Jorgi. Asimismo, tanto él como su compañera, coordinaron talleres de narrativa en la UNLA.
Su trabajo como escritor tiene como antecedente, el impulso recibido por el poeta Roberto Díaz y el Prof. Jorge Cabrera, quienes siempre fueron parte del universo literario de Pablo, que publicó los libros narrativos: “Cuentos de Puente Alsina”, R y C Editora, 2013; “Cuentos con olor a Riachuelo”, R y C Ediotora, 2015; “Camino al Dorado”, Prosa Editores, 2015; “Fechorías de un tachero espacial”, Milena Cacerola, 2015; “Carne trozada” (nouvelle), Milena Cacerola, 2016; “Cuentos de Monos”, Séverled, 2017 y “Cuentos donde todo es historia”, R y C Editora, 2019. En 2018, promueve la Primera Antología “Cacho de Cultura” (Tahiel Ediciones). Los prologuistas Anibal Rushan y Omar Dalponte se referirán en “Cuentos de Puente Alsina”: “Pablo es un retazo del barrio que escribe sus cuentos de la misma manera en que vive, manifestando con franqueza su calidad de buena gente, su enorme capacidad para mostrarse amigo”. Jorge Cabrera redactó el prólogo de “Cuentos con olor a Riachuelo”, del cual cito: “Alguna vez creo haber dicho (o pensado) que Pablo me recordaba a Funes, el memorioso, el personaje de Borges, en el sentido de que ninguno de ellos podría jerarquizar la información. Ya se sabe: Funes veía el árbol pero también cada una de sus hojas y sus nervaduras y las gotas de rocío que las bañaban. En Pablo no hay categorías, igual que a un niño el mundo lo acomete y él deja entrar esa diversidad sin oponérsele. Maneja los géneros como si no hubiera distingos entre ellos, pero básicamente los textos son relatos, esto es: historias que se cuentan sin que el conflicto importe demasiado o historias en las que no interesa su resolución. Porque la verdadera necesidad es narrar, hablar o, en muchos casos, como algunos quieren con su prosa, dejar testimonio”. Y finaliza: “El narrador es en tanto cuenta y el autor es en tanto dedica sus historias. Así realidad y ficción, cobran entidad”. Con respecto a “Camino al dorado”, el periodista y escritor Anibal Rushan, escribe sobre la transparencia de Pablo y el efecto de esta obra en el lector que será transportado: “hacia un mar de aventuras, navegando por los ríos del coraje, por las corrientes tortuosas de la venganza; por las tranquilas aguas del afecto fraterno y el amor. Uniendo continentes; conduciendo a sus protagonistas a riesgosas e increíbles hazañas y al lector al umbral de futuras historias, ya que en estas páginas está plasmado, apenas, el prólogo de una saga y como tal nos deja con ansia de más”. Sobre “Fechorías de un tachero espacial”, Matías Mauricio dice: “Este veedor del mundo que da la esquina, este incansable Quijote suburbano que sigue luchando contra los molinos de viento de la modernidad, nos vuelve a sorprender. Y esta vez lo hace de la mano de su alter ego espacial”. Sobre la nouvelle “Carne trozada”, tuve la ocasión de recordar en el prólogo, la bienvenida de Luis Cernuda hacia el oficio detectivesco que Dashiell Hammett había desarrollado a través de su literatura en una época donde se opinaba con ligereza sobre el género policial, al que Ricardo Piglia lo definió como: “una estrategia narrativa fundada en la idea del relato como investigación". Es así como, escritores de la talla de Chandler, McCoy, Goodis, Williams, Cain, entre otros, se corresponden con nuestros más afamados en la materia, que incluye a Borges, Bioy Casares, Walsh, Peyrou, Laiseca, Soriano, Feinmann, Sasturain, y tantos más en el camino de abordar los secretos más oscuros de la condición humana. En ese contexto, surge la primera saga de una novela que nos impacta desde su título: “Carne Trozada”. Su autor, Pablo Valsina, es un narrador que esgrime su capacidad de observación e imaginación en un grado potencial. El argumento elegido es francamente estremecedor, porque trata sobre alguna de las escorias más repudiables que ejercitan seres que de ninguna manera pueden llamarse “humanos”. Con notable pericia, pormenorizada y contundente, nuestro escritor nos introduce en una historia que nos atrapa desde el lenguaje, el recurso dialógico apropiado, la truculencia que se disfraza a través del suspenso y la impotencia que se revela ante el avance de una realidad despiadada. La lectura de sus 9 capítulos, nos impone los detalles que desnudan circunstancias marginales, absolutamente reñidas con los más caros sentimientos, porque en un guion tan ceñido a una ficción que nos parece aún más real de lo que imaginamos, reside la facultad principal de Pablo Valsina. La presentación de personajes hilarantes, casi fronterizos ante las exigencias del trabajo periodístico que exige notas que redunden en un éxito asegurado, encuentra en su propio y por momentos desopilante desarrollo, los límites que la historia les impone con su carga de crueldad inadmisible. El tráfico de órganos, la rivalidad mafiosa que implica dicho comercio, la manipulación unívoca que plantea enfrentamientos que hacen posible el reinado del mal, se asemejan a la letra que Enrique Santos Discépolo inmortalizara en su tango “Cambalache” escrito en 1935. Y Pablo Valsina sabe, no sólo intuye, que el destino de la humanidad depende de esa lucha en serio contra los socios de la infamia que nos manejan como titiriteros, corrompiendo, enlodando y asesinando a quien se atreva a desenmascararlos. Felicito, pues, la aparición de esta novela que presagia nuevos encuentros con las caras más aciagas del maridaje delincuencial. El oficio narrativo de nuestro escritor, es una garantía para guiarnos en el camino de alumbrar los secretos más deleznables de este mundo que supimos conseguir”.
Seguidamente, y por una nueva invitación de su autor, redacté el prólogo a “Cuentos de Monos”, cuyos relatos “nos permiten adentrarnos en el universo imaginario de la prehistoria humana y su devenir determinado por un fatalismo que parece inevitable. Afirmado en los fundamentos clásicos de la ciencia ficción y el género fantástico, Valsina propicia varias lecturas sobre su acervo inspirado en una serie de capítulos que asumen un deliberado manifiesto profético. Desde su relato inicial: “Homo salvaje”, y a través de los títulos que van componiendo esta obra, la criatura humana se presenta en estado puro, absolutamente desangelado en su búsqueda del alimento y la compañía que supone el encuentro con la hembra para reproducir la especie. Pero, el descubrimiento del fuego, es la verdadera piedra basal de esta memoria de la entidad humana que se desarrolla en los parámetros propios de una ficción que, en realidad, implica una sentencia alusiva a la raza humana empeñada en devorarse los unos a los otros al paso de los siglos. El hombre atraviesa los distintos estados de su itinerario en las crónicas: “El primer fogón”; “Hugg, el señor del fuego”; “La cocción”; la pesadilla atómica de “Homo Milimétricus”, dedicado a Albert Einstein; el feliz y augural episodio de la música en “Los extraños sonidos melodiosos”; la recurrencia fatal en “Pesadilla en imágenes” y “Su mundo irreal”; el bello detalle que nos entibia el alma en “Cuento de amor aún escrito sobre una piedra”; y finalmente, la alegoría trágica del génesis en “Adeene 1º” y “Adeene 2º”, revelador del impulso moral de un autor que impacta en la conciencia del lector para recordarnos la responsabilidad de los habitantes del planeta Tierra que continúan su camino hacia el abismo de la mano de una demencia global. Pablo Valsina, nos conmueve ahora, con estos delirios prehistóricos que también determinan un futuro alucinante, como también lo preveían los autores más paradigmáticos de un género de indudable trascendencia”. Y el Prof. Gabriel Palleres, destacará en “Cuentos donde todo es historia”: “leer a Pablo Valsina es hacer un viaje y ser invisible. Es emocionarse y perderse. Es ser un visitante de la historia”. Es así como, el itinerario creador de este entrañable amigo, nos ha permitido agradecer a la vida, el conocer la bonhomía humana en todo su esplendor, y con la seguridad de que Pablo Valsina, partió a la eternidad dejando una huella imperecedera.
Biblografía:
Valsina, Pablo; Cuentos de Puente Alsina, R y C Editora, 2013.
Valsina, Pablo; Cuentos con olor a Riachuelo, R y C Editora, 2015.
Valsina, Pablo; Camino al Dorado, Prosa Editores, 2015.
Valsina, Pablo; Fechorías de un tachero espacial, Milena Cacerola, 2015.
Valsina, Pablo; Carne trozada, Milena Cacerola, 2016.
Valsina, Pablo; Cuentos de Monos, Séverled, 2017.
Valsina, Pablo; Cuentos donde todo es historia, R y C Editora, 2019.