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Poemas de Florencia Lobo (Tierra del Fuego)

04.10.2025 07:01 |  Noticias DiaxDia  | 

Poemas de Los bosques bajo el agua/El lento deambular de las tormentas (Tanta Ceniza, 2024):

Perros del invierno

Llegan noticias de mi ciudad.
Enloquecieron los perros
como enloquecen los vientos
o las flores que nadie mira.

Perros que quizá
una vez fueron Toby
o Negro o Lola
reunidos en las calles
mordiendo el aire
sus sombras
los cuerpos que atraviesan
el reino transparente del invierno.

En geografías lejanas
los hechos extraños duplican
la extrañeza.

¿Se acordará la gente?
¿Se acordará?

Hablo de un verbo en desuso:

acordarse es irse del olvido
y también despertar,
ponerse cuerdo.

Mirando un sauce

Nadie le pregunta al sauce
por qué nace llorando.

Y hasta nos complacemos
al verlo esparcir su llanto
suave como el andar de las ballenas
o esos parajes tranquilos
adonde van a morir los barcos.

El sauce llora y el viento se demora
entre sus hojas
como queriendo beber de esa tristeza.

¿Y qué sabemos de esas garzas
que se pasan la vida
mirando el agua y en el agua
el reflejo del cielo y en el cielo
el pez que no aparece?

Es tan hermoso y sin embargo
nada sabemos de las garzas
ni de la tristeza de los charcos
ni del verde llorar de las iguanas
o de las lagartijas.

Nada sabemos y no importa
mientras podamos ver llorar el sauce
o esas aves quietas
que se pasan la vida
buscando el pez del cielo

el triste pez
que no aparece.

Bandada

Rápida, con rumbo al norte
cruza el canal una
bandada de cauquenes.

No se tocan entre sí,
no se separan,
nada altera
el mecanismo del conjunto.

Son una arquitectura
trasladada en el tiempo,
una corriente exacta.

Un punto en el horizonte
que crece y decrece
según las estaciones.

Así,
como mi corazón
mordido por la niebla.

Perspectiva

No se entierra al muerto
para no verlo más
sino para seguir mirándolo.

Archipiélago

        Penetra surdamente no reino das palavras
        Carlos Drummond de Andrade

Se entra en la palabra archipiélago
buscando islas

pero dice la etimología
que lo único hallable ahí
es el mar

no un tejido de orillas
un islario bordado
por la espuma y el tiempo

solo el mar, el mar inmenso,
el archimar

por lo demás, nada sorprende:
toda palabra es por fuera un borde
y en el fondo agua
siempre removida.

Zona de turbulencia

            Riders on the storm
             into this house we’re born

             Jim Morrison


Y ahora que dejamos la tierra
y nos lanzamos sin más hacia la altura
se cierra el cielo, se abre el ojo
de la tormenta.

La gente se inquieta, se agarra
de las manos, se persigna.
Yo también tenso los músculos
lavo los días, destilo recuerdos.

Estoy dejando atrás la tierra de mis vientos
abajo queda la casa materna
con sus muebles ajados y sus sauces
y la luz y el trueno entre las ramas.

No sé adónde voy, adónde ya estoy yendo
soy una pregunta que se eleva entre las nubes
un silencio que escucha su mitad vacía
su espejo hacia la nada.

Estoy cantándome canciones de cuna
que tiñen el cielo como una luz de invierno.
Beso mi corazón para que crezca.

Yo, álgida de qué
ahora río a contraluz de la tormenta.
En la máquina alada a punto de caer
es otra la lluvia y otro el nubarrón
que me sacuden.

Al final el avión se estabiliza
y aparece el oro del horizonte siempre lejos.
La gente aplaude, llora, grita
somos más mortales
porque besamos la muerte.

Yo callo
esta es mi tierra
no me espanta el aguacero
ni el corcovado viento que lame las ventanas,
este es el cielo de mis lluvias
nada puede dañarme
conmigo van la noche y la tormenta.

El sueño del cormorán

Arrullado por el leve
susurro de las olas
navegando su vuelo profundo,
no escucha la canoa
que se acerca al roquerío
en la más perfecta negrura.

De pronto una antorcha
encandila su sueño
que rebota y cae
atontado
en el oleaje.

Así es como se logra
dar caza al cormorán:
viciándolo de luz
hasta que sea
de noche para siempre.

Estábamos pobres

Estábamos pobres,
dice la abuela,
que aprendió el yagán
antes que el castellano.

Estábamos pobres,
como estar perdida
o enferma.
Cosas que a cualquiera
le toca transitar
y luego pasan
como pasa el invierno.

La pobreza no es una condición,
sino un estado.

Todos experimentan
en algún momento el hambre
y en otro
la felicidad del alimento,
la dicha del estómago colmado.
Lo mismo toca a veces
a los zorros
y a toda fauna
que anda por los bosques.

Rico y pobre
son conceptos arrastrados
a esta costa
como tantas otras cosas.

Como nosotros.
Que no sabemos estar.

La lengua

Me saco la lengua
y me pongo otra.
Pero me queda grande
el yagán.

Tantas nieves
para mi sola nieve,
tantas playas
para mi sola playa.

Yagán se escurre
como arroyo de montaña.
Las palabras son peces
que boquean en la orilla.

En el hueco de mi lengua
arrojo otra, que es
como decir:
abro otros ojos,
abro el asombro,
completo el mundo.

Publicado en Poetas argentinas (1980-2000), Ediciones del Dock:

Hibernación

En este momento el corazón de un oso pardo
late apenas ocho veces por minuto.
Una pizca de energía que gaste de más
y no podría salir vivo de este invierno.
Pero así, en la extrema quietud
sostiene la existencia.
En unos meses se lo verá como si nada
atrapando salmones en el río.
El oso hiberna porque sabe
que no puede hacerle frente
al invierno.
(Hay humildad e inteligencia en ese acto).
Si pudiéramos trazar límites con tanta destreza
cuando algo se vuelve intransitable.
Suspender el deseo. Maniobrar el corazón
como un perfecto artefacto
de medición de lo que importa.
El oso un día decide despertar
y sale ávido del vientre de la roca
(y el hambre lo primero que come
es la cabeza del miedo).
Así, como quien vuelve de un sueño
barrer la nieve caída en las palabras
y decir: ahora, mundo
sabrás que existo.

Florencia Lobo (1984) creció y vive en Ushuaia, Tierra del Fuego, Argentina. Publicó el libro de poemas El lento deambular de las tormentas (El Suri Porfiado, 2018) y obtuvo una beca del Fondo Nacional de las Artes para la escritura de Los bosques bajo el agua. Ambos libros fueron publicados en un solo volumen en 2024 por Tanta Ceniza Editora. Forma parte de antologías como Patagonia lee del Plan Nacional de Lecturas (2021), Poetas argentinas (1981-2000) (Ediciones del Dock, 2023), Antología de poesía latino-americana contemporánea (Peabiru, 2025) y Con el corazón mirando al sur (Esdrújula Ediciones, 2025). Junto a Aixa Rava compiló la antología Un fulgor distinto. Autoras contemporáneas de Tierra del Fuego (Tanta Ceniza, 2025). Es editora y correctora freelance y colabora con distintos proyectos editoriales.




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