Poemas de Juan Roldan (Santa Cruz)

Antes del árbol, la rama del árbol.

Antes de la rama del árbol

la hoja,

el tronco,

la sombra,

la raíz,

la idea del árbol.

Y yo, debajo de esa idea,

pero sin árbol,

sin rama,

sin hojas,

sin tronco,

ni raíz.

Apenas con la intuición de que existo,

en un murmullo de sangre,

en un latir de sienes,

en un aire que agita

pequeños panaderos.

Y más atrás, nada.

Solo un murmullo de follaje invisible,

un zumbar de abejas,

un aletear de alas.

Los sonidos íntimos de un árbol.

¿Cuando estuvo aquí?

¿Cuando dejo de estar?

O quizá solo fue que creí en

la extraña idea de que existía un árbol.

Nuestro árbol.

Frondoso,

pleno de pájaros,

siempre verde.

Sin embargo, se que he visto

caminar las hormigas en sus ramas,

a las arañas tejer sus trampas,

a los gorriones disputar sus pequeños gusanos,

a las hojas brillar.

Brillar y apagarse.

Y se que he visto también a tu espalda apoyarse en ese tronco,

a tus ojos refrescarse en esa sombra.

Pero ahora ya no existe,

ni las ramas,

ni las hojas,

ni el tronco,

nada.

Ni siquiera

la extraña idea

de que,

alguna vez,

hubo un árbol.

 

LO NEGRO ES SOLO NEGRO

Lo negro es una pesada cortina,

un pasillo sin paredes,

un puente colgante enmohecido.

Lo negro es tu nariz contra la pared,

la mano sin nada que sujetar,

tus ojos brillantes de miedo.

Nunca fui capaz de escuchar las palabras,

nunca pude encender las velas en la oscuridad,

busqué los fósforos, los busqué.

Palpé las paredes, hundí todo mi cuerpo en la negrura.

Nadé, olí, comí negros restos inclasificables,

mis propios restos, tus restos.

Pero, nadie sabe que se oculta tras las cortinas de la negrura.

Quizá algo entrevio Edgard, quizá algo le graznó el cuervo oscuro.

Ahora yo soy mis propias tinieblas,

un hado siniestro que debería perdonarte.

Pero, ¿que dolor se perdona?

Porque lo negro es, al fin de cuentas, solo negro.

 

Juan Roldan nació en Pico Truncado y es Caletense por adopción. Dice el blog el espectro de las cosas, del cual es autor: “Pondré aquí un texto que quizá nunca termine, algo que no tiene destino salvo la azarosa lectura de algún navegante, algo tan personal que quizá no sea siquiera literatura; pero lo hago en memoria de mi hermano, para eternizarlo de esta cibernética manera. Seguramente también aparecerán otros escritos. Espero no defraudar a los escasos lectores de estas palabras. Si es posible leerlo en el orden desordenado que le he impuesto.”