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Poemas de Irma Cuña (Neuquén)

 
Poemas de Irma Cuña (Neuquén)

17.03.2014 19:17 |  de... Poemas  | 

El cuenta
gota a gota
su muchedumbre de fantasmas,
y ha repudiado mis manos.
Solamente un día
confundió la voz con un espejo.
su respuesta fue una ola de arena.
Aún está secando mi piel
y deslumbrando de sílice mi pelo.

Y OTRA
Es sábado. Atardece.
Abrirás una puerta,
Encenderé la lámpara;
empezarán a tintinear los vasos
y a invadirnos Vivaldi.
Pero has muerto

RELACIONES I
Entro en la maraña
a machetazos.
Orquídeas y helechos
no duran nada.
Demasiado instrumento.

RELACIONES II
Entro en el bosque
de puntitas.
Tropiezo, voy de bruces.
Poco instrumento.

PRODIGA
Volví a la luz extensa del verano
y al viento circular de las esquina.
Neuquén es un cristal,
un cuarzo sepia.
Pueblo desconocido
donde inventé el espejo de una historia
y la poblé de cascos en el aire.
(en aquel aire ululador y tenso).
Un aire tangible
que mas parece un agua, una corriente,
un surtidor horizontal
-un brazo-
que el natural camino de la cara.
Y otra vez ese polvo amarillento
y esas piedras hundidas
Entre pelos de pastos requemados.
Patria de negación: sin
verdes,
rojos,
alas,
concavidades.
Sólo este movimiento del planeta
espiral o de flecha,
bamboleo.
Fui a buscarte quetzales,
mariposas,
enormes colas de serpientes vivas,
venados tímidos,
turquesas,
y me has devuelto el filo del silencio
y el ardor de la arena
para siempre.

IV
Un extraño nace
y los destierros comienzan a amarlo.
Un extraño se atreve desde niño
a iluminar con su ojo lo sabido
y el cotidiano horror se hace patente
y el prodigio de ser cercena y mata.
Un extraño.
Roguemos para que no nos nazca
- y menos en la cuna de la casa-.
Un extraño perturba, inofensivo
pero comunitario de los solos.
Intercepta dentados engranajes
que permiten olvido y digestiones.
Un extraño.
Algunos armoniosos del maldito:
roguemos para que no nazca.
Llevemos las ofrendas
aplaquemos la ira.
Un extraño en la turba.
Un extranjero.

CASI UNA NIÑA...
Casi una niña,
el collar de claros corales a la espalda,
huyes vestida de gasa, de lila, de rosa.
Llevas los ojos en los pies que no alcanzo,
los ojos en las manos escondidas,
los ojos en la cara sin huésped.
Dejas una espuma
ahilada
de trigo,
una confusión de lino
en tanto aire,
la copa de amapolas desvaídas,
el mundo de polen en vuelo.
Reclinada en la ausencia del agua,
segura entre rocas invisibles,
la almohada de silex te espera como una concha áspera.
La niña flor va por el aire
entre los dedos lisos de las ramas,
sin tocar el hilván de la luz,
separada,
mujer de muro mielado,
olvidada del sol,
mariposa confusa,
caléndula,
uva moscatel que el otoño mueve.
De espaldas,
sola,
por innumerables senderos
las hojas caen sin ruido
y ella desciende una colina
hoja a hoja
hoja a hoja
y un paso
y luego el otro
entre los troncos.
Hacia abajo pesa su estatura y su sombra;
en cada pie soporta el cuerpo.
el cielo atrás
la empuja
hacia un valle invisible.
ella
solamente
desciende,
paso a paso, como un collar de gotas.
por los senderos,
grávida,
su lluvia redonda estremece la tierra
y atrás de su talón se va secando la humedad,
cualquiera huella.
Corre un momento,
atrapa un mimbre alto,
pero siempre
desciende
paso a paso
hacia el posible valle,
contra el cielo.

ISLA NADIE
Mi corazón sostiene cinco muertes
Y un resplandor de fuga.
¿Cómo amar el resquicio por donde fluyen mariposas ebrias?
Consuélame de tanta muchedumbre,
De este jirón de rostro pudriéndose en la orilla.
Mitad de río,
lumbre,
viento largo.
Precipicio de amigos
y olvido de cavernas.
Nadie. Deshabitada convoco algunas sombras
y un ritual apagado para manos oscuras.
El sueño es una roca derrumbada.

VOLVERÉ ( O POEMA DEL CALAFATE)
Volveré porque el michai
ha ennegrecido mi boca,
y el que ha probado su fruto,
ya se sabe que retorna.
Volveré porque he bebido
en los arroyuelos frescos
un agua de nieves puras
que me ha dejado sediento.
Volveré para dormirme
bajo un arrayán florido,
cerca del tronco afelpado
y de su pié retorcido.
Para escuchar el pitío
con su gritito de alerta
y ver volar impasible,
la rapaz águila negra.
Para buscar en el lago
la ciudad de la leyenda,
cuando una nube asombrosa
quiera asombrarme la senda.
Para atravesar las nubes
que van cegando los bosques
en las montañas umbrosas
de los perezosos montes.
Volveré ¡Si es posible
no regresar!. Aunque huyera,
llevo conmigo, embrujado
la atracción fiel de mi tierra.

POÉTICA
como los escarabajos negros
que vuelan corto entre las amapolas
y luego caen
-redondos y dorados de polen-
sobre los pastos,
así suelen andar los poetas
transmitiendo la vida
-a pesar de todo-
y amapolados.

Irma Cuña (1932- 2004) fue docente terciaria y universitaria (Universidad de Morón, Universidad Nacional del Comahue, Instituto Nacional del Profesorado Joaquín V. González, entre otros), investigadora del Conicet. Profesora y doctora en Letras Españolas.
Escribió poesía y ensayo. En ensayo, Identidad y Utopía, UNCo, 2000; en poesía: "El riesgo del olvido", Ediciones Culturales de la Ciudad, Municipalidad de Neuquén, l992; El extraño 1977; Antología Poética, Fondo Nacional de las Artes, 1996.; Poesía Junta, Ediciones Último Reino, 2000. En el 2003 estar en Ti/ Salmos en Neuquén, arteletra. En el 2005 la Municipalidad de Neuquén publicó Patagónica, Neuquina y otros poemas. 
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