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Omar Ramos

Por Omar Ramos

 Escritor / Periodista

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Amor y Revolución

 Por Omar Amadeo Ramos 
Amor y Revolución

19.10.2017 14:06 |  Ramos Omar | 

Karl Marx afirmaba que el amor en las relaciones capitalistas es conducido y orientado por el dinero y la mercancía.  El hombre existe en tanto poseedor de dinero y gracias a este todopoderoso material es capaz de tener amor, pero este amor es un amor enajenado, por lo tanto, es un amor invertido, un no-amor u amor cosificado. Lo principal no pasa a ser la relación de amor recíproco, sino que éste es sustituido por el Capital del ser social – de su dinero y sus expresiones equivalentes: autos, casas, etc. –, mientras que el amor como amor es llevado a un segundo plano. ¡El amor no es un don de dios ni una facultad espiritual ni nada por el estilo! ¡Es un atributo del ser humano real de carne y hueso! —señala Marx.
 
Precisando el tema del amor en la pareja, Federico Engels rescata y defiende la pareja monogámica burguesa como superior a las anteriores  poligamia, poliandria,  matrimonios por grupos y promiscuidad ― en  transición a la familia socialista.  
 
Las organizaciones revolucionarias de la década del 70, en muchos casos, delinearon en escritos sus conceptos sobre el amor en pareja. Citaré lo que al respecto afirma el  documento del Partido Revolucionario de los Trabajadores (PRT), publicado en La Gaviota Blindada nro 01 (aproximadamente julio de 1972) cuyo título es “Moral y Proletarización” Lleva la firma de Julio Parra, posible seudónimo de Luis Ortolani, según informan en la Biblioteca Cedinci, ubicada en el barrio de Flores, donde se encuentra mucha documentación sobe los partidos y organizaciones de izquierda en la Argentina.   
 
Leyendo el referido documento, se desprende que la actitud de la dirigencia del PRT en cuestiones amorosas e individuales era bastante conservadora. Pretendían alejarse de la falsa moral burguesa por eso sancionaban y criticaban la infidelidad de algún  compañero del partido. Incluso cuando el comandante Santucho vivió una relación clandestina estando casado las presiones hicieron que se separa de esa mujer. En los ’70 el PRT rechazó ese liberalismo en las costumbres sociales y sobre todo en la sexualidad y el amor que se había dado en la izquierda de los ´60: El pelo largo, el amor libre, la moda, los usos, todos ellos fueron criticados en ese documento interno del partido. Afirmaban que se degradaba al sexo a su aspecto animal, a la expansión del mercado, la publicidad, la moda y los medios de comunicación masivos. Pregonaban la igualdad de los sexos en la pareja y no como ocurría en la hegemonía burguesa donde la mujer está sometida a los dictados del hombre.     
 
 “La pareja sólo puede basarse en una relación integral entre sus miembros, que tiene como base material la acción social de los mismos, el rol concreto que juegan en la sociedad: el de militantes revolucionarios. La relación será armónica y positiva en la medida que contribuya  al avance como revolucionarios de los compañeros de la pareja y a su enriquecimiento de sus relaciones con la organización revolucionaria, con la clase obrera, con el pueblo, con el conjunto del proceso revolucionario…”  
 
El documento indica que cuando la pareja de revolucionarios se convierte en inarmónica suele ocurrir que decline la militancia y esto es una manifestación del individualismo que proviene de considerar a la pareja como una entidad separada del conjunto de la militancia célula-político- familiar que siempre debe estar ligada a las masas. 
 
 Como puede verse, la pareja  estaba siempre condicionada a los intereses superiores de la revolución, como por otra parte también ocurrió con otros movimientos revolucionarios de la historia mundial hayan tenido o no éxito. En el caso de que se produjera una separación temporaria por las tareas o porque uno o ambos cayeran en manos del enemigo, y uno de los compañeros iniciara un nuevo vínculo se lo consideraba una muestra de fuerte individualismo al no ponerse en el lugar del otro y no mirar las cosas en su conjunto. No obstante, el documento indica que en ciertas circunstancias es legítimo y positivo iniciar una nueva relación, que debe hacerse de manera reflexiva y analítica, siempre contribuyendo a la construcción de una nueva moral y al avance de las organizaciones revolucionarias. 
  
Esa nueva moral en cuanto a la elección de una pareja en una sociedad donde existe una sola clase, el proletariado, no está condicionada a la posición social y económica que determina la mayoría de los vínculos amorosos en sociedades como la nuestra donde las diferencias entre los individuos son abismales y son  pocas las uniones de hecho o matrimonios de distintas clases sociales, porque éstas determinan culturas diferentes, gustos, acceso a la educación y a ser profesionales, estéticas, ideologías, pertenencias y hasta valores distintos. Eso no quiere decir que las personas no se enamoren de los valores, afectos y personalidades del otro, pero salvo excepciones la atracción se da dentro de clases sociales si bien no estrictamente iguales por lo menos próximas.       
 
En mi visita a Cuba, los revolucionarios estaban orgullosos de que sus elecciones matrimoniales estuvieran exentas del dinero y  que no se pudiera  eligir al otro para ascender económica y socialmente. Por el contrario, los contras, hombres y mujeres, buscaban afanosamente enamorar a un turista para irse al exterior y de esa manera ascender en una sociedad de clases.     
 
Sin ser marxistas, en los países nórdicos, Noruega, Suecia, etc., y en países como Holanda y Bélgica, altamente socializados e igualitarios, que he visitado en tres oportunidades, donde no hay ricos ni pobres, sólo pequeñas diferencias entre una clase media y otra un poco más pudiente, predominan en cuanto a la elección de pareja, como debería ser, otros factores como los afectos y la personalidad que no hacen  al status socio económico. Al haber diferencias mínimas de clase, la cultura, el acceso a la profesionalidad, los gustos y aspiraciones son más homogéneos y  no condicionan tanto los sentimientos en cuanto a la elección de una pareja.              
 
    
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
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