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Bond James (un espía al revés)

 ¿Por qué le corre "un frío por la espalda" a Cristina al hablar de las revelaciones de Edward Snowden, el “topo” de la CIA?  

15.07.2013 09:40 |  Giménez Manolo  | 

Es difícil de creer que la Presidente se sienta espiada por los EE UU. Después del silencio oficial norteamericano por la "nacionalización" de YPF -que le permitió a la petrolera yanqui Chevron sacarle del buche la apetecible zona de Vaca Muerta a Repsol-, sabemos que al Gobierno argentino no hace falta espiarlo demasiado, ya que casi siempre pide permiso o cumple órdenes.  
 
Por más puesta en escena que se monte, el kirchnerismo no ha tomado una sola decisión que ponga en riesgo el establishment semicolonial argentino. Para constatarlo, bastaría saber que sus mejores amigos y beneficiarios en el mundo empresario son las corporaciones trasnacionales que actúan en la economía argentina, como Telefónica, Wal Mart, Monsanto, Cargill, etc.  
 
Sin ir más lejos, hace unos días, Guillermo Moreno decidió humillar a una periodista a fin de disimular su presencia en la embajada norteamericana. (¿Por qué estaba justamente él, que es el encargado de "poner a raya" a quienes detentan posición dominante en el mercado interno y externo de la Argentina?) 
 
Es más posible que a Cristina le moleste que un país use sus servicios de espionaje para espiar a otros países (en realidad, para eso existen) y no sólo a sus propios ciudadanos.  
 
Modelo K 
 
Para muestra del auto espionaje argentino, basta un botón (en este caso, literalmente): la agencia de noticias "Rodolfo Walsh" reveló, hace poco tiempo, que el oficial de inteligencia de la Policía Federal, Américo Balbuena, estuvo infiltrado allí durante más de diez años, haciendo las veces de periodista.  
 
Como se ve, desde la situación de algunos, sí existe "la década ganada". Para otros, la gran mayoría de los argentinos, no. Especialmente en este aspecto, pues al estado de angustia colectiva que genera el desastroso modelo de seguridad, se suma ahora la indefensión de la crítica y el disenso frente al poder del Estado. 
 
En tal sentido, es oportuno recordar que el canonizado Julian Assange (el de WikiLeaks, refugiado hoy en la embajada de Ecuador en Londres) le dijo a Infobae, que la Argentina tiene el sistema de espionaje “más agresivo” de América Latina, refiriéndose al SIBIOS (Sistema de Federal de Identificación Biométrica), destinado a llevar un registro de datos personales, huellas dactilares e imágenes faciales de todos y todas. 
 
Equis y… 
 
Otra hazaña del espionaje interior es el llamado Proyecto Equis, que ahora las huestes oficiales desconocen tanto como a Ricardo Jaime. Sin embargo, la abogada y candidata del PTS , Myriam Bregman, informó hace unos días importantes avances en la causa que lo tiene como eje. Según dijo, no sólo ya se consiguieron documentos donde figuran las instrucciones prácticas -con los sectores sociales, gremiales y políticos había que espiar-, sino que se habría obtenido, también, el mismísimo manual de funcionamiento del proyecto como tal. 
 
"Todo lo del Proyecto Equis -señaló Bregman- consta en el expediente del juzgado del juez Sebastián Casanello, quien ante las escandalosas revelaciones que demostraron cómo Gendarmería se infiltra y espía las organizaciones populares, ordenó nuevas medidas de prueba que incriminan en forma directa a la plana mayor de Gendarmería y a las autoridades del Ministerio de Seguridad”.  
 
¿Te acordás de Milani? 
 
Para terminar de cerrar el esquema de libertad vigilada, el 3 de julio pasado fue designado, al frente del Ejército, el acaudalado Jefe de Inteligencia desde 2007, general César Milani, quien ya despuntaba el vicio de olfatear ideas ajenas desde sus años mozos, cuando debutó en el Operativo Independencia. (Como se sabe, aquel aparatoso despliegue sobre la provincia de Tucumán fue montado, hacia 1975, para crear las condiciones del golpe de Estado, con la excusa de perseguir a la guerrilla). 
 
Pero en el legajo que se envió al Senado, solamente consta que Milani fue subteniente especializado en inteligencia destinado al batallón de Ingenieros de Construcción 141 con sede en La Rioja pero en “comisión en Tucumán” donde sólo habría estado un año, a contar desde el 1 de febrero de 1976. 
 
Extrañamente, fue omitido el principio jurídico de “dominio de hecho”, según el cual los militares aunque no hayan participado en acciones operativas de la represión ilegal en los años de plomo, no podrían haber ignorado la tortura, fusilamientos ilegales o desapariciones. 
 
Denuncia cantada 
 
Poco después del nombramiento de Milani, los diputados Victoria Donda y Gerardo Milman, presentaron un pedido de informes al Ejecutivo donde sostienen que Milani retiene, además de la Jefatura del Ejército, la Dirección de Inteligencia y “es uno de los cerebros del proyecto Equis, de espionaje sobre las organizaciones sociales”.  
 
La denuncia no sorprendió demasiado a nadie: en la interna militar, el general espía estaba entre los oficiales superiores más próximos a Nilda Garré -la madre del borrego- cuando era ministro de Defensa.  
 
Al parecer, con la designación de Milani, la Doctrina de la Seguridad Nacional le ganó una vez más al ideal sanmartiniano de soberanía, en nuestro desmantelado Ejército Argentino. Porque cuando el enemigo militar está fronteras adentro es, generalmente, porque la jefatura efectiva está fronteras afuera.  
 
 
 
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