Aunque sumando los votos que obtiene a nivel nacional, el kirchnerismo pueda jactarse de ser la primera fuerza electoral del país, lo cierto es que ha perdido en los distritos clave -Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Buenos Aires, Córdoba, Mendoza y Santa Fe- y en algunas provincias muy significativas o influyentes -San Luis, Santa Cruz y Chubut-, vitalizando a algunos dirigentes -como José Manuel de la Sota o Mario Das Neves- y potenciando a otros hacia la carrera presidencial de 2015. Entre estos últimos se cuentan tres auténticos archienemigos de la Presidente: Sergio Massa, Mauricio Macri y Julio Cobos, que aplastó al Frente para la Victoria en Mendoza, por casi 14 puntos.
Todo indica que la diferencia se profundizará en las elecciones de octubre, ya que las PASO han funcionado como una suerte de interna de la oposición, otorgándoles a los ganadores la condición de principal candidato para enfrentar al oficialismo.
Tal resultado dejaría sin chances de un nuevo mandato a Cristina y, a excepción del gobernador de Buenos Aires, Daniel Scioli, muy poco confiable para el riñón presidencial, no aparecen demasiadas opciones de sobrevivencia para el kirchnerismo, que ya está viendo el inexorable ocaso de una década; lapso que ha puesto fin a toda era política en la historia nacional.
Múltiples razones permitían anticipar lo ocurrido: inseguridad, inflación, corralito cambiario, etc. Pero considerando que nuestro país se encuentra a punto de ingresar en una nueva etapa histórica, sería importante revisar aquellos aspectos estructurales, jurídicos y políticos en los que deberá modificarse la actual posición oficial, pues en ellos anidan las causas del descontento social.
1. El kirchnerismo consolida el centralismo administrativo, fiscal y político.
Lo que se espera, en cambio, son propuestas legislativas para recuperar el federalismo, tomando como punto de partida los requerimientos del municipio a la provincia y de la provincia a la nación. Seguir este orden en las instancias de decisión, resulta indispensable para obtener la distribución equitativa de riqueza entre las distintas economías locales.
2. El kirchnerismo despliega su práctica política desde la tensión amigo/enemigo.
Existe una creciente expectativa por el rencuentro y el fin de las falsas antinomias, partiendo de los problemas que son comunes a todos los argentinos (inflación, inseguridad, desempleo, etc.), más allá de las definiciones ideológicas personales.
3. El kirchnerismo pretende abordar el déficit energético con la misma modalidad que permitió el vaciamiento de YPF durante casi diez años.
Es imperioso conformar un plan energético integral, no sólo compatibilizando políticas de exploración y explotación entre la nación y las provincias productoras de petróleo, sino también para aprovechar la diversidad de recursos (regiones con ríos correntosos, regiones con vientos frecuentes, regiones con mayoría de días soleados, etc.), a fin de desarrollar energías alternativas (hidroeléctrica, eólica, solar).
También se necesita promover el desarrollo de empresas petroleras de menor formato, de capital nacional, y crear instrumentos legales que permitan controlar con mayor eficacia a los adjudicatarios de áreas petroleras y gasíferas.
4. El kirchnerismo busca eternizarse en el poder, poniendo a disposición de ese objetivo a la propia Constitución nacional.
Una gran parte de la sociedad se ha manifestado por institucionalizar la alternancia política, así como por promover sistemas electorales y reglas de funcionamiento que garanticen la democracia interna de los partidos.
5. El kirchnerismo quiere establecer un monopolio informativo estatal y oficialista
Las mediciones del rating radial y televisivo demuestran las preferencias mayoritarias por las manifestaciones críticas e independientes. Deberán buscarse mecanismos e instrumentos para el seguimiento de la libertad de expresión; para controlar la discriminación en el otorgamiento de pauta publicitaria oficial; para evitar la puesta en práctica de ciertos contenidos inconstitucionales de la Ley de Medios; para garantizar la pluralidad de voces, etc.
6. El kirchnerismo ha promovido, como nunca antes, la proliferación de casinos
Es imperioso detener la acción depredadora de los juegos de azar sobre la cultura del trabajo. Un hábito destructivo que acecha a los sectores sociales más vulnerables y causa, además de psicopatologías complejas, el desmembramiento familiar.
7. El kirchnerismo presenta una política fiscal sostenida en los impuestos al trabajo y al consumo
No puede tardarse demasiado en instrumentar una reforma fiscal progresiva, para recaudar sobre los que más tienen y sobre aquellos sectores parasitarios, como el financiero, que actualmente no pagan impuestos.
8. El kirchnerismo impulsa un modelo extractivo y exportador de gran impacto ambiental
La caída del precio de la soja y la emigración de empresas, sumada a la crisis energética, ha puesto en jaque al modelo. Habrá que diversificar la producción; crear infraestructura para industrias de capital nacional con alto valor agregado, y planificar las inversiones en base a la planificación territorial y el cuidado del medio ambiente.
9. El kirchnerismo actúa como si las riquezas de todos los argentinos les pertenecieran
Tres objetivos imprescindibles para la próxima etapa: ejercer un atento control sobre el gasto público; avanzar judicialmente sobre los episodios de corrupción y velar por los recursos provinciales, de los que se apropia el Gobierno nacional.