No decimos nada nuevo al referirnos a las pinceladas de progresismo y corrección política que caracterizan al nuevo proceso colonizador, por parte de corporaciones y países centrales (viejos y nuevos) del capitalismo mundial. Proceso en plena expansión, gracias a los gobiernos de orientación socialdemócrata de América Latina.
En Argentina, por ejemplo, son numerosos los procedimientos de transferencia de recursos, tanto naturales como humanos, que se han llevado a cabo mediante "colaboraciones" entre el Conicet o las universidades nacionales, el Estado y algunos holdings con sede local, bajo el ropaje de supuestos fines humanitarios o ambientales.
Esto ha dado lugar, dicho sea de paso, a que los investigadores tengan hoy una situación salarial y de condiciones de trabajo privilegiada (que los ha volcado, masivamente, a la identificación política con el kirchnerismo).
Burdwood, que es Namuncurá
La nueva perla engarzada en el collar de nuestra sumisión semicolonial, es la creación de un parque acuático sobre el Banco Namuncurá (llamado "Burdwood" entre los británicos y allegados) por parte de la Administración de Parques Nacionales, cuya presidente, Patricia Gandini, es Investigadora Categoría Uno de la Universidad Nacional de la Patagonia Austral y autora del proyecto original.
El plan en cuestión convierte al Namuncurá en la primer área protegida, exclusivamente marina, de nuestro país. Comprende unos 34.000 km2, donde habitan formas de vida características de los fondos marinos de aguas frías, como esponjas, crustáceos, tiburones, merluzas (de cola, austral y negra), entre otras.
Características muy preciadas
El Banco Namuncurá es una meseta submarina ubicada, en su parte más occidental, a 150 km. al este de la Isla de los Estados, en el Atlántico Sur, extendiéndose 370 km en dirección este/oeste. Su ancho norte/sur varía entre 50 y 100 km.
Si bien formaba parte de la Zona Económica Exclusiva argentina, su tercio oriental y pequeñas áreas de su parte norte han sido incluidas por el Reino Unido, desde 1994, en la Falkland Islands Outer Conservation Zone, extendiendo la jurisdicción colonial hasta las 200 millas náuticas de las líneas de base costeras de las Malvinas.
Como la mayoría de los analistas de política internacional sostiene, además de los recursos pesqueros, la mayor importancia estratégica del banco para los ingleses consiste en la confirmación - por la característica geomorfológica del área- de cuencas petroleras y gasíferas inexplotadas.
Verso a verso
Por supuesto que las autoridades británicas no utilizan este fundamento para extender su jurisdicción, sino que han esgrimido, desde el primer momento, pretendidos objetivos “ambientales”. Aquí dijeron siempre que la decisión -arbitraria desde donde se la mire- persigue evitar la depredación impulsada, desde la Argentina, por los acuerdos marcos de pesca (como los que suscribieron, en su momento, los gobiernos de Alfonsín y Menem), y "proteger esta reserva proteínica para la humanidad".
De tomar en serio los argumentos de ambas partes, se podría decir que tanto ingleses como argentinos defendemos, coordinadamente, una conciencia ecológica universal.
Basterra y Carmona
El año pasado, los legisladores oficialistas Luis Basterra y Guillermo Carmona presentaron un proyecto de ley, en la Cámara de Diputados, elaborado en la Secretaría de Ambiente y Desarrollo Sustentable de la Nación, en base al "modelo Gandini", con el aval del Consejo Federal Pesquero; el Grupo de Recursos Acuáticos; Cancillería y, por supuesto, la Administración de Parques Nacionales.
Sin estudiar demasiado las condiciones del caso, la mayoría obediente de ambas cámaras convirtió, en julio último, este proyecto en ley nacional. Inmediatamente, la ONU avaló la zona de conservación, como era de esperar, ya que la misma -se dijo en un comunicado- "fue proclamada de acuerdo a las leyes internacionales".
Una rara distracción
Hubiera bastado repasar una experiencia reciente, para confirmar que el proyecto de Gandini fortalece de forma indiscutible la posición británica en el Atlántico Sur. Me refiero a que, en junio de 2008, el Consejo Federal Pesquero declaró un área de veda de pesca total y permanente en un sector de 1800 km2 dentro del Banco Namuncurá. En su extremo oeste, el área incluye además parte de la zona de veda para la pesca de la merluza negra (CFP Acta N° 3/2004).
Esta veda favoreció enormemente la productividad pesquera de los kelpers, pues los recursos que habitan el Banco Namuncurá, por el plancton y por la cadena alimentaria, son altamente migratorios hacia Malvinas. De este modo, preservada su pesca en el área de jurisdicción argentina por la medida gubernamental, la afluencia hacia la zona exclusiva inglesa es mucho mayor y de mejor calidad.
Lady Pat
Patricia Gandini fue galardonada, en octubre de 2010, con el premio Liders for a Living Planet, que otorga la Fundación Vida Silvestre, por el "Proyecto Parque Burdwood” (SIC), que la investigadora aceptó gustosa y sin objetar la elección del nombre inglés. Tal vez porque la Organización Mundial de Conservación que Vida Silvestre es una ONG ambiental británica, monitoreada el Servicio Secreto de Su Majestad.
O quizás porque nadie tiene dudas sobre quién es el mayor beneficiario del mismo.
En el año 2009, los ingleses ampliaron su territorialidad, pero no pudieron llegar a tomar la totalidad del Banco Namuncurá. En este sentido, la Ley Gandini complementa los 20.000 km2 en torno a las aguas de las Islas Georgias del Sur y las Sandwich del Sur que requería Gran Bretaña (algunos medios hablan de una ampliación pesquera que llegaría a los 1600 millones de euros).
Agradecimiento kelper
Luego de publicarse en el Boletín Oficial de Argentina, el pasado 5 de agosto, la entrada en vigencia de dicha ley, que crea el parque acuático en Namuncurá, la Asamblea Legislativa kelper emitió una declaración de apoyo: “El gobierno de las Islas Falkland da la bienvenida al anuncio del Senado de Argentina del establecimiento de un Area Marítima Protegida, dentro del área del Banco Burdwood que está situado dentro de la Zona Económica Argentina”.
Pero, simultáneamente, la misma circular rechaza la inclusión del área que permanece dentro de la ya mencionada Falklands Inner Conservation Zone. Y es absolutamente comprensible que sea así, porque el "parque ecologista" será utilizado por los ingleses como una suerte de zona de engorde para la pesca.
Diagnóstico bilingüe
Crear un parque acuático en un área de soberanía usurpada parece, a primera vista, una de las delirantes gestualidades del relato. Sobre todo, cuando la Administración de Parques Nacionales, que preside la investigadora Patricia Gandini, debería estar controlando e inventariando los glaciares, como se lo exige, desde hace tiempo ya, la Ley 22.351.
Por otro lado, nadie en su sano juicio podría confiar en que se haga cumplimento, en el área que detenta con su poder militar la corona británica, de la Convención de Diversidad Biológica (CBD), sobre el que pretende asentarse el proyecto argentino
Pero por los datos que aparecen en las principales investigaciones sobre el tema, se ve que la aparente locura oficial suele tener razones que no siempre se ven a simple vista. Y no estamos hablando de psiquiatría, precisamente, sino de nuestra ya pesada condición de proveedores de materias primas para los poderosos de este mundo.