Durante las primeras semanas de enero una ola de calor puso a prueba la gestión de Mauricio Macri en la Ciudad de Buenos Aires.
Si bien el impacto de los cortes de luz también afectó la responsabilidad de los organismos de control dependientes del gobierno nacional, el macrismo transformó la crisis en una oportunidad para lanzar candidatos a 2015. María Eugenia Vidal encabezó el raid por los medios. Todo terminó en un muro para la Villa 31. Veamos.
La vice recorrió infinidad de programas promocionando su figura poco conocida para ubicarse como posible cabeza de lista en la Provincia de Buenos Aires, ya que la mandataria porteña vive en la localidad bonaerense de Morón.
Clásicos pero siempre utilizados por el publicista Durán Barba, concurren dos elementos: el uso de los medios masivos, consolidado como video-política en los años 80, y la retórica gatopardista, que conceptualmente consiste en cambiar algo para que nada cambie.
El oficialismo porteño intentará lograr algo casi imposible como lograr apoyo popular en el conurbano y ubicar a Mauricio Macri una vez más en la carrera presidencial para el 2015.
¿Qué hay del otro lado de la eterna sonrisa de Enrique Rodríguez Larreta además de la puja con Cristian Ritondo por la sucesión?
Un modelo neoliberal restaurador de las políticas de los noventa que intentará promover un proyecto de país a instancias de los mismos socios empresarios que promueven un dólar competitivo con ahorro en políticas sociales.
Detrás de las obras públicas existe en la Ciudad una deuda pública que alcanza los 2000 millones de dólares, mientras en 2007 era de 570 millones.
Estos préstamo no se destinaron a planes de vivienda ni a resolver situaciones como la de la urbanización de la Villa 31. Menos aún para incrementar el presupuesto en Salud y Educación. Por el contrario, todas las políticas estuvieron enfocadas en valorizar barrios densamente poblados para proyectos inmobiliarios privados.
La consecuencia visible: cortes de energía eléctrica. En el reverso la consolidación de modelos que generan problemas graves y los usan luego para su campaña.
Los otros cortes. El de la Autopista Illia nunca ocurrirían si el PRO aplicara la Ley 3343 de 2009 para urbanizar Retiro con sus 40 mil habitantes en barrios precarios. Tampoco los piquetes en el último tramo de la línea de trenes Gral. San Martín.
En estos temas y sus soluciones concretas deberían trabajar quienes han logrado el voto de las mayorías. Ese es el único camino para la equidad y una democracia abierta al futuro.
Las recetas del pasado como poner muros que separen a los pobres en zonas ricas son un camino erróneo, peligroso y sobre el cual la triste experiencia de Chile es sólo un ejemplo.
Como en la novela de Giuseppe Tomasi de Lampedusa todavía hay políticos con fachadas transformadoras. Cuando se les cae el maquillaje aparecen figuras ultraconservadoras que lo único que hacen es intentar detener la inexorable marcha de la historia.