| Declaración Política de La Solano Lima
CARTA ABIERTA EN PELIGRO
13.02.2014 05:07 | Noticias DiaxDia |
Después de una década de desatinos y de corrupción globalizada, los intelectuales orgánicos despertaron, o mejor dicho, simulan haber despertado (eso creemos) y en una clara postura fascista salen a cazar culpables para limpiar la imagen mugrienta de un gobierno asfixiado por su propia ineptitud. Jamás imaginamos que en el último tramo del gobierno elegido por el 54% del electorado, íbamos a observar la reedición de una postura política que nos retrotrae a lo peor del último peronismo cuando la presidenta Isabelita era defendida por el periódico El Caudillo, también con sofismas extravagantes y persecutorios. Salvando las distancias, si aquella gestión isabelina tuvo como escriba a Felipe Romeo ¿por qué admirarnos si el kirchnerismo tiene a Ricardo Foster? Después de todo, estamos haciendo una irónica interpretación de la máquina de justificar, que por derecha o por izquierda, siempre vive a expensas de la ubre del Estado.
El Caudillo, además de marcar a las víctimas que luego ultimaba la Triple A –en este caso, Carta Abierta marca a un grupo empresas seguramente para que los grupos de tareas de la AFIP apliquen el correctivo que estimen pertinente-, instaba a las juventudes isabelinas –minoritarias por cierto- a controlar los precios que iban por el ascensor y los salarios por la escalera. Hoy como ayer, se reeditan métodos que en nada se relacionan con un combate serio a la inflación, es decir, con articular un plan económico ordenado que sanee el gasto público, detenga la emisión descontrolada y promueva una gestión pública comprometida con la promoción del progreso popular y no con la profundización del festival de subsidios que agrandan la fiesta a pagar por el conjunto de los argentinos más temprano que tarde (ya comenzamos a pagarla). ¿Para qué abundar en detalles respecto del control de precios a cargo de militantes rentados?
Que Carta Abierta se vista de policía y salga a la calle a controlar precios aumentados por la oligarquía maléfica y desestabilizadora, lisa y llanamente demuestra que se le quemaron los papeles. Está rascando el fondo de la olla. Innovación cero. Así poco y nada logrará conmover a las mayorías indiferentes, porque las mayorías cayeron en la indiferencia precisamente por la mentira kirchnerista, porque se nos han reído en la cara con la falsificación de los índices inflacionarios por parte del Indec que ha corrido por un carril paralelo a la falsificación de la historia reciente. Han sido tan ridículas las mentiras, las cadenas nacionales, el periodismo militante, el 7D, Fútbol para todos, el linchamiento de periodistas independientes, Sueños Compartidos, Boudou y Ciccone, la tergiversación y utilización de los derechos humanos como bandera sectaria, el pisoteo de la Ley, el descuido del narcotráfico y de la inseguridad, entre otras calamidades, que lograron conformar un entramado ridículo difícil de desandar. Ya el general Perón nos lo advirtió hace bastante tiempo: “del ridículo no se vuelve”. Ahora, a Carta Abierta se le antoja reconstruir una épica y una mística que fue en todo momento fabricada con dinero del Estado. La fiesta se paga. En eso estamos. De ahí esa sensación de soledad que presiente, y esta vez, la sensación es real.
Pero lo irrisorio y preocupante a la vez, es la salida que impulsan los intelectuales orgánicos en su Carta Nº 15: la nacionalización de la banca y del comercio exterior. ¡Hermosa convocatoria a la inversión que tanto exige nuestra economía! Semejante cantinela de viejos vinagres, que ya figuraba en los programas cegetistas de La Falda y Huerta Grande bajo la influencia de John William Cooke, cuya inviabilidad está de más señalarla, ¿qué clima favorable a la producción y el trabajo puede generar? Confianza cero. Sin embargo, los carteros de Cristina con esta salida que era adolescente hace 50 años, se colocan en un estadio pretendidamente progresivo y revolucionario. Nos llaman a la reflexión y buscan corrernos por izquierda con banderas que fueron propias del peronismo ortodoxo de Guardia de Hierro, de la Alianza Libertadora Nacionalista del nazi Queraltó, de la Concentración Universitaria Nacional (CNU), del Comando de Organización y de tantos otras organizaciones derechistas y fascistoides.
No, nos seducen los cantos de sirena de Carta Abierta. No, no aceptamos que nos lleven al matadero nuevamente con utopías infantiles, con mentiras pintadas de un rojillo mortuorio con olor a cala. Cuando Carta Abierta omite decir que el control de precios a cargo de militantes rentados fracasó en los 70, nos está falseando la realidad. Sepan los carteros de Cristina que cualquier omisión y en el ámbito que sea, es una forma de falseamiento y que la verdad a medias es una de las peores mentiras.
Miremos la historia y realidad en su totalidad, con sus virtudes y defectos, para integrarnos, no miremos solamente la parcialidad, porque la parcialidad fanatiza, niega la apertura al diálogo que implica renunciar a algo de nosotros. Como nos enseña el rabino Sergio Bergman: “celebremos la diferencia”. Somos diferentes, por eso somos argentinos. El argentino es producto de la diferencia, de la diversidad, del pluralismo, del mosaico de ciudadanos del mundo. Criollos del universo. La diferencia enriquece, es lo nuevo, es lo que contiene al futuro en sus entrañas superando el pasado. ¡Basta de salidas únicas, de discurso único, de pensamiento único!
Sartre decía: “Se ama todo o no se ama nada”. No podemos amar el Indec que inventó Moreno, no nos persuade el tono soberbio de la señora presidenta, no sentimos nada positivo por los insultos del Cuervo Larroque a Laurita Alonso ni por el antisemitismo de Luis D`Elía, nos subleva la persecución a Mauricio Macri por haberse plantado ante el relato oficial. No, no nos van a convencer que se ama odiando, porque el kirchnerismo enfrentó a la familia de los argentinos desde el odio, desde la antinomia amigo-enemigo, y eso es tarea de populistas ciento por ciento. Dividir para reinar. Tarea de resentidos, de equivocados, de excluyentes. Fueron: “para un argentino no debe haber nada mejor que otro argentino”.
Como corolario a la incitación popular, a la recuperación del artificio perdido, Carta Abierta plagia una categoría que tuvo realce académico a mediados de los 90 en pleno debate por la globalización y el debilitamiento del Estado-nación: el patriotismo constitucional (le adiciona el adjetivo “social”). Gian Enrico Rusconi argüía por aquellos años: “El patriotismo constitucional, correctamente entendido, implica una relación entre ciudadanos que no resulta solamente de la satisfacción pactada por los intereses recíprocos y el `intercambio de razones´, sino también del reconocimiento de una común pertenencia de cultura e historia, aun cuando sea incómoda y esté cargada de ambigüedad. Cuando es `constitucional´, el patriotismo no es un sentimiento que se `carga consigo´, sino un ejercicio de virtud cívica que no prescinde de los sentimientos y que, por el contrario, los filtra críticamente”. Asimismo Rusconi hacía una necesaria diferenciación entre el patriotismo constitucional norteamericano y el que se intentaba practicar en Italia y Alemania. El patriotismo constitucional norteamericano le rendía tributo a los padres fundadores, al pasado. Mientras que el europeo, era una apuesta al futuro. Los carteros de Cristina proponiendo la nacionalización de la banca y del comercio exterior, se ubican en la vereda del patriotismo constitucional norteamericano. Es decir, en el pasado. Nosotros aceptamos el patriotismo constitucional en el sentido político y definitorio que le diera Rusconi: “el patriotismo constitucional –entendido no como reemplazado por el amor a la patria tradicional sino como su realización en una democracia madura- es un denominador común y un ideal normativo de todas las democracias contemporáneas”.
Lógico, los carteros de Cristina niegan el auténtico patriotismo constitucional porque deberían aceptar los principios y valores republicanos que son esenciales en las democracias maduras: división de poderes, cumplimento irrestricto de la Constitución, justicia independiente, accountability horizontal, libertad de prensa, federalismo, vigencia de los partidos políticos, etcétera.
Los populismos autoritarios jamás se ciñen ni a la letra ni al espíritu de la Constitución. En caso de hacerlo iría en contra de sus intereses. Y no van a suicidarse. Su misión es saquear y colonizar el Estado en nombre del pueblo, ese pueblo pobre que debe seguir siendo pobre para la subsistencia de la nueva oligarquía sanguijuela y clientelista. Así, patriotismo constitucional en boca de los kirchneristas resulta un perfecto oximoron. Por tanto, Carta Abierta bastardea el contenido correcto de la categoría “patriotismo constitucional” para adaptarlo a su conveniencia ideológica. Y genera terror en la tropa propia afirmando “la patria en peligro”. Deja en evidencia que el kirchnerismo e considera la patria. Sí, la patria vieja y totalitaria. Sólo faltó que reiterara la misma consigna mazorquera de los fascistas de Cabildo cuando agredían la incipiente democracia liderada por Raúl Alfonsín escribiendo en las paredes “somos la patria”. La patria nueva no está en peligro, para nada. Calma, carteros, dejen de dar tantos malos pasos. Los que están en peligro de extinción son ustedes. Quedaron acollarados al fracaso. Nosotros, lejos, HACIENDO FUTURO.
CHAVO RAMELLO – DEMIÁN ABBOTT
MARÍA MOUZO – JERÓNIMO TANCO
LA SOLANO LIMA
Ciudad Autónoma de Buenos Aires, febrero de 2014.
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