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Declaración Política de La Solano Lima. Papel picado (El Papa y Máximo)

05.03.2014 05:16 |  Noticias DiaxDia  | 

El papa Francisco reconoció que muchos pibes argentinos se bandearon en los 70s porque fueron mal adoctrinados por curas y laicos católicos. Se les suministraron –a los jóvenes- dosis exageradas de utopía (en buen criollo, les quemaron la cabeza). La salida revolucionaria para la militancia de avanzada era el fúsil y no los lentos mecanismos institucionales de la democracia republicana. La opción por los pobres era la opción por la violencia política, porque la violencia de arriba engendraba la violencia de abajo. Poniendo bombas, matando uniformados, secuestrando empresarios, boleteando sindicalistas, había que luchar contra la opresión capitalista yanqui. La puta oligarquía. Los cipayos y vendepatria. Una burda justificación que tapizaba el camino hacia la liberación delirante con sangre juvenil. Fue así. El origen ideológico de Montoneros, por ejemplo, hay que buscarlo en la interpretación  que los católicos progresistas hacían del Vaticano II. La izquierda peronista, la guerrilla peronista en general, salió de las parroquias y no de los comités del partido comunista como acusaban los carniceros militares que aprovecharon el caos del tercer gobierno peronista para imponer el orden de los cementerios a través de la masacre de 30.000 compatriotas. Esta vez el papa Francisco dijo lo que muchos sabíamos, pero que muchos habían olvidado por conveniencia, o por temor a ser tildados de derechistas, de repetir la cantinela represora. Aunque el papa Francisco no lo haya dicho, recordamos que también salieron de las parroquias los pibes engominados -y perfumados de incienso- de Tacuara, la Guardia Restauradora Nacionalista, Guardia de Hierro, el Centro Federal, y otros sellos de goma del nacionalismo amigo de los militares nacionalistas que a la hora de los gobiernos de facto a los primeros que encanaban eran a los peronistas. En fin. La historia sucedió de ese modo y en las parroquias suministraban agua bendita con dosis exageradas de utopía. Fue así. Yo te bendigo con la izquierda y con la derecha. Animémonos y vayan. Que después le damos la comunión a Videla. Bienvenida la autocrítica papal.

Otro que habló y nos merece una reflexión aparte es Máximo Kirchner. El supremo conductor de La Cámpora. El hijo presidencial irrumpe en la escena política, calzándose los borceguíes del cruzado kirchnerista, que banca el proyecto de Cristina junto a una legión de desinteresados jóvenes militantes que se incorporaron a la militancia activa por amor (a la billetera).  La operación de inteligencia política consiste en presentarlo a Máximo como el Jefe de los Pibes, el respaldo genuino y auténtico con que cuenta la Presidenta (no los rufianes oportunistas del PeJota). Es tiempo de darle una mística concreta, corporal, a la organización de militantes rentados. Demostrar que son multitudes, la Juventud. Entonces Máximo maximiza la trascendencia de La Cámpora más allá de 2015, la presenta como un sector militante que no se agota en el poder transitorio que su madre le ha dado. Por eso se planta, guapea, saca pecho y asegura que después de finalizado el mandato de Cristina, ellos van a estar enteritos, codo a codo, los pibes de la liberación, exigiendo que se lleve a la práctica el exitoso modelo con inclusión que ha dejado más pobres que en la denostada década menemista (detalles al margen). Nos hemos mofado de él, no podemos ocultarlo, pero lo hicimos desde el humor político, el grotesco, la parodia, le pusimos creatividad y buena onda. Hacemos la aclaración por las dudas, la memoria nos ayuda a crecer y en este presente de discernimiento procuramos comprender la realidad desde la propia realidad, sin anteojeras ideológicas ni relatos fantásticos. Desde los valores republicanos. En esto nos diferenciamos de raíz con los camporistas a quienes respetamos de todo corazón y criticamos con todo el corazón. Ellos son frutos del relato. Nosotros, de la cotidianeidad. Juramos que nos alegra que Máximo hable y haya dejado de emitir señales de humo, cuyos códigos son indescifrables para el común y sólo sus compinches saben decodificar en las bacanales suntuosas de Palermo Hollywood. A La Solano Lima nos pareció y nos parece que La Cámpora es una ficción política, una caricatura de la gloriosa JotaPé, un invento pícaro con las acciones en alza en la colonización estatal, un producto del partido de Estado: el populismo kirchnerista, que a partir del 11 de diciembre de 2015 va a ser un recuerdo amargo, una pesadilla, por la herencia que nos va a dejar a los 40 millones de argentinos. Entonces este experimento –un libro apologético, nacido en las entrañas del poder para alabar el poder- de la propagandista Sandra Russo, que usa la pluma kirchnerizada para otorgarle jerarquía dirigencial a Máximo maximizando sus virtudes políticas que no negamos ni tampoco conocemos, nos parece que va a naufragar como cualquier invento editorial oficialista. Aunque debemos leer con atención y releer con abnegación militante, una y otra vez, los conceptos, las definiciones, las bajadas de línea de Máximo, tan fáciles de olvidar por el escaso volumen intelectual que ostentan. Además, ahora, por esta operación de inteligencia política, también sabemos, dicho sea de paso, que Máximo, el supremo de La Cámpora, tiene quien le escriba. Piedra libre.

La Solano Lima: José chavo Ramello- Demian Abbott-Vanesa Hernández- Jerónimo Tanco- Cristián Ubiria-Marcelo López

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