Nueva edición del Rally de las Bodegas

Tonconogy ya había ganado las dos ediciones anteriores de esta misma competencia. En esta carrera superó las distintas etapas en las bodegas Melipal, Villas del Malbec, Terraza de los Andes, Nieto Senetiner, Rutini, y Villa Rosa Viñedos. 

Daniel Erejomovich (con Gustavo Gallo como navegante), a bordo de su AC 16/80 Comp. Sport 1938, culminó en el segundo lugar de la general; completando el podio Fernando Nocetti (Triumph TR3 B), quien relegó al cuarto lugar al campeón argentino Sport Histórico, Guillermo Acevedo (Jaguar XK 120). 

 Este rally es puntuable para el Campeonato Argentino de Regularidad Sport del ACA (Autómovil Club Argentino), y forma parte de la “Triple Corona”, para el piloto de mejor performance entre el Rally de las Bodegas, el Rally de la Montaña, y las 1000 Millas Sport. 

 Además, la Fedération Internationale des Véhicules Anciens (FIVA) incluyó a este Rally de las Bodegas a su calendario internacional, y para participar del mismo sólo lo pueden hacer automóviles sport clásicos, con su pasaporte de homologación FIVA. 

 Además, los ganadores de acuerdo a su categoría, fueron: Categoría D (vehículos fabricados entre 1931 y 1945): Juan Tonconogy (Riley Sprite); Categoría E (entre 1946 y 1960): Guillermo Acevedo (Jaguar XK 120); Categoría F (entre 1961 y 1970): Fernando Nocetti (Triumph TR3); Categoría G (entre 1971 y 1982): Ricardo Licursi (Porsche 911); y Categoría B (reservada para los pilotos mendocinos del Club Clásicos & Sport): Patricio Boulin (Volvo). 

A su vez, entre los autos que compitieron, se realizó el “Concurso de Elegancia”, que premió al mejor auto clásico de la carrera, y un jurado de la FIVA eligió, tomando en cuenta el estado de conservación, funcionamiento, originalidad, y respeto por las especificaciones del modelo al salir de la línea de producción, al Shelby Cobra 289, de Silvestre Blousson, quien además se impuso en la Categoría F (en “Elegancia”). 

Alejandro “Bicho” Boverman, organizador del Rally de las Bodegas, sostuvo que “manejar un auto clásico no sólo es un placer, siempre conlleva esa cuota de desafío que lo hace una experiencia única”.