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Bar Piglia en la Biblioteca del Congreso

 Un lugar para visitar. Espacio Cultural BCN, Alsina 1835, CABA.

 

31.03.2017 06:17 |  Noticias DiaxDia  | 

Se inauguró en el Espacio Cultural BCN el Bar Piglia en homenaje al reconocido escritor fallecido en enero pasado.

La idea de ponerle el nombre de Piglia a este bar surgió en vida del escritor, quien poco antes de morir envió a la Biblioteca del Congreso un texto entrañable donde la describe como espacio de investigación y lectura (aquí estudió la vida de Enrique Lafuente, miembro del Salón Literario, personaje en quien se basaría para crear el Enrique Osorio de Respiración Artificial), pero también como “guarida  nocturna para disidentes políticos, autodidactas apasionados pero sin tiempo, pobres en busca de los mates cocidos servidos a la madrugada por empleados amables y eficaces, cuando la dictadura militar parecía detenerse ante ese espacio que contenía para ellos la seguramente intimidante palabra Congreso”. Y el texto proseguía: “No sé por qué pensaba que los militares no iban a irrumpir en el recinto. Quizás, creía yo ilusionado y sin ningún fundamento, que los iba a intimidar el nombre del lugar”.

En el ciclo literario “Palabra viva”, coordinado por la escritora María Moreno, Piglia iba a ser el primer invitado. Como nos relata Moreno: “Para Ricardo Piglia los bares de las ciudades en las que vivió fueron también escritorio abierto. Allí escribió los borradores de sus novelas, tomó apuntes para las colecciones de libros que dirigió y bosquejó ensayos destinados a las revistas literarias de las que participó. Los bares también fueron sala de encuentro con otros conspiradores de la trama cultural y política como David Viñas, José Szabón, Roberto Jacoby y Héctor Schmucler, biblioteca personal -para leer desde Dostoievsky a García Márquez o estudiar el fetichismo en El capital, de Marx, y refugio de activista como cuando, durante una manifestación de protesta contra la invasión de Estados Unidos a Santo Domingo, ante el ataque de los cosacos, corrió desde Congreso hasta La Ópera de Corrientes y Callao. La primera entrada de Los diarios de Emilio Renzi, “Nuestros años felices”, se titula “En el bar” y comienza con el protagonista acodado en la barra de El Cervatillo. Toda su obra parece ser el fruto de un deambular entre lugares como El rayo, La Modelo, el Teutonia, Don Julio, La Paz, el Ramos, La Ópera, el Florida y otros bares que no nombra pero que se cruzan en sus desplazamientos entre La Plata y Buenos Aires. Y él lo sabía. En el primer tomo de Los Diarios declara: ‘Tengo una gran experiencia en la disposición de los cafés en los que he trabajado. Son para mí un anexo del lugar donde vivo, una mezcla de escritorio y de sala de recibo. Sé a qué hora los bares están vacíos y se pueden ocupar sin problemas, gozando de la tranquilidad de un lugar limpio y bien iluminado. Como siempre, en casos así, vengo con el libro que estoy leyendo y con un cuaderno de notas y eso me alcanza para pasar la tarde.’”

El artista Miguel Rep realizó un mural dedicado especialmente al escritor.

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