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La poesía como un cross a la mandíbula. Por Omar Ramos

Asteriscos o telarañas (poemas). Claudia Ainchil. Clara Beter Ediciones - Colección Poesía Nuestra - 93 páginas- 1º edición: Marzo 2016

                                              

09.11.2018 06:41 |  Noticias DiaxDia  | 

Uno de los placeres que nos brinda la poesía se produce cuando logra la comunicación con el lector a través de la emoción y las ideas. El poeta es entonces rescate de memoria y vuelo de imaginación, en un buceo subjetivo y espiritual que cuando desgrana la introspección  enciende el sentimiento. Es el caso de la poesía de Claudia Ainchil, con su libro Asteriscos o telarañas, donde  construye a partir de un universo privado una voz propia que no desdeña la otredad. Julio Cortázar decía que se escribe para uno mismo, pero hay que tratar de que ese uno sean también los demás.

La poeta combina en su texto lo expreso y por momentos coloquial con otros sutilmente crípticos sobre el amor. “Ojalá pudieras no ser tempestad/”. “Es interesante la lágrima que cae en baldes agujereados… es interesante verte cuando no estás, ahí invento distintas clases de te quiero/”.  “Vienen ganas de amar/ de ser amado/ el poeta sueña/ no se esconde/ solo desoye/ a veces el otro es calle empinada/ ripio, ausencias/ a veces las mariposas tiemblan”.  “En un minuto casi humano fui feliz, eran mariposas en el alma”.

En otros versos, el discurrir del inconciente abre la siempre fecunda matriz de la imaginación, no como asentimiento dado a lo irracional o a la mera escritura automática extraviada en ilusión onírica, sino para significar/verbalizar la expresión del poeta en un mundo inteligible. “luna llena/ de lobos/ bolsillos con peces multicolores/ anteojos de distinta graduación/ en la mesa de luz/ desbordada de papeles/ un vaso verde/”. 

Con  una versificación dinámica e indagatoria, la poeta nos traslada de lo existencial al testimonio social. La literatura como herramienta, en este caso grácil, para transmitir, ajena a un juego yoico y narcisista, pensamientos, emoción y opiniones,  “Nada existe/ puedo decir existe la poesía/esa perspectiva sonido lluvia/ mojándome / ser tarde de un minuto que no existió/”.  “Multitudes tras un gol/ y muchos corazones dejaron de latir/”. “Ellos están ahí, coches Falcon ocupando la esquina/ monstruos armados rompen apuntan/ vuelven a romper un placard/ la pared placar no me apunten / ¿qué hago con mis doce años?/”.

Sabe ser contundente y directa en los remates de sus poemas y bien podría suscribir la preferencia de Roberto Arlt cuando señala “que  la escritura debe plasmarse como un cross a la mandíbula, algo que arme su propio lenguaje”.  Un lenguaje que en el caso de Asteriscos o telarañas reúne elementos del surrealismo romántico, en su afán de trascender lo real  a través del impulso psíquico. “Ojalá pudieras no ser tempestad”.  “Tal vez un laberinto legendario permita descubrir auténticas pisadas”. “Un pie sí un pie no/ ese caos de universos estridentes/ al ras del corazón/ de pedazos del corazón/ cosidos en un rostro que es el mío/”. 

Los versos de Claudia Ainchil  son implacables cuando inviste su condición de mujer poeta, que es hipersensible ante la realidad corrosiva  de la  sociedad  actual donde se privilegia lo individual a lo solidario y lo consumista a lo necesario. “Mujer viento, resiste, enseña tus dientes aunque todo parezca noche”.  

 En definitiva, la lectura de este poemario, entretejido entre fulgurantes asteriscos y telarañas de emotiva y delicada música del alma, tiene mucho que formular  al lector,  porque al expresar de Eduardo Galeano “Todos tenemos algo que decir a los demás,  alguna cosa que merece ser celebrada o perdonada”  Y lo reafirma Ainchil cuando señala: “Es interesante descubrir un león/ que parece tener el registro de tu voz/ la imagen fantasmagórica en cámara lenta/ repetida por digitales televisores/ que nada saben de mis lágrimas/ cayendo a borbotones/ pulverizando metros cuadrados de selva interna”.

Claudia Ainchil, además de Asteriscos o telarañas (2016), tiene publicados los siguientes libros: Comienzo de comienzos (1985), Son cosas de ángeles (1987), Amores sin zapatos (1991), Remolinos a bordo (2003) y Revolución (secreta) (2012) y participó de diversas antologías, entre ellas Poesía bajo la autopista (I,II,III). Resultó segundo premio en poesía  (Poema “Soledad”) y en cuento corto (“El guardián“) en el concurso de la Revista Guka (Biblioteca Nacional 2015). Asimismo salió seleccionada en los primeros Juegos Florales del Siglo XXI (concurso conmemorativo que se llevó a cabo en Montevideo, Uruguay, con el tema 1804-2004, los versos de la Patria Grande, convocando a poetas de habla hispana y portuguesa de América, España y Portugal).

Blog de la autora: http://ainchilclaudia-poesia.blogspot.com.ar/

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