SEXTO AMOR: AUSENCIA
Ardida voz para este leño ardido
por el vino disuelto en las salinas,
nadie diga tu nombre adormecido
sino en la voz del corazón, Malvinas.
Fundada en tiempos del misterio frío;
nacida en años de encendidas sales,
oh tierra del dolor que es tuyo y mío:
vuelve al amor normal de los trigales.
Oh Tú, que sabes cuánta sangre dice
algún rosal, para teñir su canto.
Oh Tú, Señor, ampárala, y bendice
su soledad, que nombra nuestro llanto.
Entre las piedras y junto a los riscos,
fluye la sangre de los mismos mares
que espejan su ternura, en los ariscos
predios del sur, que doblan los glaciares.
Tierra plural del agua y de la espuma.
Tierra del nombre claro y de la sombra:
siempre serás, desde la incierta bruma
vaso final del canto que te nombra.
Este canto de amor, en el destello
de los amores que el Señor nos diera,
no podía olvidar tu nombre bello,
tierra de amor en paño y en bandera.
Aquí, frente al altar que alzó el Cordero,
comunión de Su carne y nuestro vino,
de rodillas, le pido que el lucero
de tu nieve te diga lo argentino.
Los barcos que se van, mástiles blancos,
por los desfiladeros del Estrecho,
cantan en procesión entre los bancos
y semejan latidos de tu pecho.
Un arco iris de dolor y anhelo
bruñe la tarde junto a las colinas.
La tierra blanca y el azul del cielo
y el fuego ausente para las Malvinas.
Señor: Padre y señor del labrantío.
Yo no te pido que le fundes trigo.
Pero reclamo para mi navío
su amor distante que nació conmigo.
Dile que vuelva, porque nos extraña;
Necesaria en amor sencillo y tierno.
Eterna así Tu gloria en su montaña
Y en nuestro canto de laurel eterno.
1962
POESÍA ARGENTINA Y MALVINAS. UNA ANTOLOGÍA (1833-2022). Investigación, selección, prefacio y posfacio de Enrique Foffani y Victoria Torres (Coordinadores)