Álvaro Yunque (1889-1982) escribió cuentos y poemas que fueron leídos y prohibidos con igual fervor. Su nombre verdadero y completo era Arístides Enrique José Roque Gandolfi Herrero y fue protagonista de las letras argentinas a partir de la década de 1920. Su primer libro publicado se tituló “Versos de la calle”. Los personajes que imagina en las páginas que se atribuye son niños o adolescentes, en su mayoría no comprendidos o relegados por los adultos. Nunca rehuyó de las circunstancias sociales y políticas del país en su obra: “Barcos de papel”, “Muchachos del Sur”, “Niños de hoy”, son algunos de ellas.
Los considerandos del Decreto 1937/78 del Poder Ejecutivo Nacional establecía que la obra de Yunque “agraviaba a la institución familiar y a los valores que se transmiten en ella”; que la decisión del gobierno nacional “tenía por propósito preservar la tradición nacional y los valores de la moral cristiana que son cuestionados en el libro” (sic a los entrecomillados). Si bien se hacía referencia sólo al libro “Niños de hoy”, la prohibición se extendió a toda la obra del escritor.
Murió prohibido y olvidado. Hoy nuestro recuerdo quiere alcanzar un libro, “Nuestros muchachos” y este terceto para el lector atento: “Antes de morir, la rama/—¡costumbre de florecer! —/ da su última flor: la llama”.