RESPONSO PARA EL SUR
Resucitan y se convierten en vigilantes de lo vivo
y de lo muerto.
Heráclito
¿Qué trueno sin morada te recorre
–suelo desesperado–
cuando la patria se acercó a la muerte?
¿Qué vano mensajero sin el rostro
te trae las palabras del horror,
qué áureo cortesano en la cínica mesa
regatea la sangre?
¿Qué fuente milenaria alimenta
las fúnebres camelias,
qué grito de dolor te ha convertido
en el paisaje hollado y sin victorias?
Y, ahora...
¿Qué voces nos conciernen
sino el aliento a la batalla
que el polvo amortajado
reservó a la historia?
¡Oh, islas... Espectros de la nieve
moradas por neblinas y feroces pájaros!
¡Soldados! En el bastión efímero
no gravéis en el barro vuestros nombres,
no desfiléis para las sombras
ni apoyéis vuestro rostro en flores irreales,
porque eso es morir.
No obstante, si la muerte adviniere
dormid... dormid...
En el jardín salumbre y sin espacios
habrá también responsos de Victoria.
¡Soldados!
Nadie cante a la muerte,
¡Ni portéis pendones alegóricos
exaltando una gloria macabra!
En la reptante luz del gélido paisaje
introducid los cantos de la vida.
Todo ha quedado atrás.
En el peñasco austero de permanente noche
sólo rondan las naves espectrales.
Un perverso horizonte las contiene
cuando del fondo emergen
guiadas por fantasmas.
¡Marineros, soldados, guerreros del espacio!
Dormid... Morid... También eso es la vida.
POESÍA ARGENTINA Y MALVINAS. UNA ANTOLOGÍA (1833-2022). Investigación, selección, prefacio y posfacio de Enrique Foffani y Victoria Torres (Coordinadores)