Osmar Núñez, una vez más a sala llena, interpreta en una destacada actuación Las patas en las fuentes, un unipersonal pensado a partir del poema homónimo de Leónidas Lamborghini, dirigido por Analía Fedra García. El actor pone todo su sentimiento, su gestualidad y la acertada yuxtaposición de voces en distintos estados dramáticos, que primero evocan la histórica movilización de la clase trabajadora para liberar al general Perón el 17 de octubre de 1945, en el recuerdo de esas fotos que muestran a hombres y mujeres refrescando su pies en las fuentes.
El personaje comienza diciendo: “Me detengo un momento en el país, de los países de las maravillas. Donde la izquierda es la derecha y lo blanco es negro. ¿Es este el país del equívoco de los equívocos?”.
Es un hombre perdido en la ciudad, camina, viaja en colectivos y trenes, pasa situaciones complicadas, es un Solicitante Descolocado que lo pide todo para sí pero sobre todo para los demás. Solicita trabajo con justicia social, pide amor y comprensión, incluso pide la salvación en la vida eterna. Busca saber quién es y quiénes somos. Lo invaden las voces donde se entrecruza la historia, el peronismo, el tango, el fútbol y los poetas.
“Habla y di tu palabra. Si eres poeta, eso será poesía”. Expresa su sentir ante el terror y los fusilamientos de los autollamados “libertadores” de 1955, que con un sangriento golpe de estado derrocaron a Perón y con él al pueblo trabajador. Pasan fidedignamente por esta obra, a la que Osmar Núñez sabe dosificar con los movimiento de su cuerpo, especialmente su rostro y las manos, acorde a los versos, la mención a los aviones que bombardearon la Plaza de Mayo el 9 de junio de 1955 y produjeron más de trescientos muertos y el habla de alguno de los siete sobrevivientes de los fusilamientos en los basurales de León Suarez, ocurridos en 9 de junio de 1956 por decreto del general Aramburu. Hecho evocado también por Rodolfo Walsh en Operación Masacre, primer texto de lo que se dio a llamar de no ficción.
El monólogo atraviesa sin fisuras la metáfora y el registro oral, para recorrer el mundo interior del hombre que deambula vociferando y el dramatismo de la situación externa, donde dice sin tapujos que los libertadores son unas bestias, “el poder nos puede mandar a pelear por occidente” y hay cadáveres que no terminan de morirse.
Lo lírico, surgido de una existencia turbulenta y nostálgica de mejores épocas del país, cuyo protagonista es sin duda un antihéroe, se conjuga con el testimonio histórico, como bien señala Leopoldo Marechal en una carta que le envió a Lamborghini el 29 de Mayo de 1966, donde le dice que “mientras otros poetas exteriorizan las mil y una emociones de su alma en soledad y ensimismamiento, usted lo hace en relación con los otros hombres que comparten este mundo; y traduce esa solidaridad con poesía, con humor, con ’tremendismo’, pero sin inútiles amarguras”.
Las patas en las fuentes y la preocupación por los desposeídos expresada en esta obra recobra hoy más que nunca su vigencia, con una música que sabe acompañar los estados de ánimo del personaje, la forma atroz de ejercer el poder de las dictaduras y una sobria escenografía donde un foco de luz que encuadra la figura del Solicitante Descolocado, manifiesta la emoción del yo y sus circunstancias, siempre presentes en la obra de este poeta cuya preocupación social y política es central.
La creación del poema homónimo de este unipersonal tiene que ver con la situación dramática del país y la del autor. El cierre de diversos medios periodísticos (Crítica, Noticias Gráficas, Democracia) lo dejó a Lamborghini sin empleo y lo obligó a trasladarse a un rancho de lata y cartón en la localidad de Lavallol. Allí escribió;Las patas en las fuentes en 1958.
Esta obra fue declarada de interés cultural por la Biblioteca Nacional Mariano Moreno y el Ministerio de Cultura de la Nación. Osmar Núñez ha sido nominado por esta obra a los premios Lorencio Sánchez y ACE como mejor actuación masculina en obra de un solo personaje. Obtuvo el premio Estrella de Mar por mejor unipersonal y mejor actor en el Luisa Vehil 2015.
Analía Fedra García fue distinguida por trabajo destacado en adaptación en Premios Teatros del Mundo.
Esta obra se exhibe en el teatro Hasta Trilce (Maza 177) todos los lunes de julio a las 20 hs.