cultura-y-comunicacion- | La distancia entre la sed y el vaso, de Marcos Fontela (Ed.Limbo)
El sentido de la existencia. Por Omar Ramos
09.10.2024 00:01 |
Noticias DiaxDia |
La pulsión de vida y su contrapartida, las tendencias de muerte, son las dos categorías que Freud diferenció en su obra Más allá del principio del placer (1920). La de la vida es una energía que nos ayuda a construir todo aquello que le da sentido a nuestra existencia. Son impulsos que nos llevan
a relacionarnos con nuestras cuestiones más vitales, por ejemplo el deseo de amar, siendo la libido el núcleo de la existencia psíquica y la energía vital.
La pulsión de muerte nace en contraposición a la pulsión de vida o Eros y se define como el impulso inconsciente de retornar al reposo absoluto de la no-existencia. Se podría considerar que busca la propia muerte y desaparición.
Esta dualidad se manifiesta en el libro de cuentos La distancia entre la sed y el vaso, de Marcos Fontela, publicado por la editorial Limbo (2023). En ellos, con distintos matices se muestran y se expone a los protagonistas en diferentes acciones, como en La humedad contenida, donde el personaje
enfrenta la inminente muerte de la madre internada en un hospital, atemperando quizá su angustia o su propia insatisfacción con una doble vida amorosa “coger como si tuviera las mismas urgencias y riesgos que el primer día”; “la pulsión de vida los llevaba a abrazarse a cualquier fragmento de humanidad” y “llegar a su casa con la única culpa de no sentir culpa”.
Mujeres y hombres se desnudan no sólo físicamente en escenas de alto voltaje, con un lenguaje directo sin eufemismos sino que también dan cuenta como en Un nuevo punto de vista de la soledad que está presente a pesar del exhibicionismo en las redes sociales de una sociedad cobijada en la rutina, en normas que oprimen y enajenan el deseo. Las relaciones sexuales fluyen y se expanden en estos personajes como escapismo a las convenciones, es el caso de este relato: Una mujer deja al marido y se casa con otra mujer. Una exmonja descubre las ventajas del poliamor.
La narradora de Quizás no sea nada confiesa que nunca pudo tocar a su padre para quien el amor fue siempre una abstracción. Ya es tarde para concretar el afecto filial, “el ruido del monitor es más fuerte que el quejido de papá”, otra vez la fuerza de la muerte en contraste con la vida.
El despertar del deseo, el imaginar sentir una caricia, la idea de percibir un visitante misterioso en la casa de una mujer en Un papel sobre la mesa sin que hubiera pruebas concretas, aunque a lo mejor fue arte de la magia y el intruso entró por un pasadizo secreto como entran un hombre en la vida de una mujer y viceversa.
Lo interesante de estos relatos es que lector puede conjeturar si las circunstancias son reales o sin son imaginación de los protagonistas, no hay marcas de tiempo ni de espacio, hay sí seres tratando de comunicarse, de expresar o acallar lo que sienten o lo que imaginan que sienten, aunque como se dice en Sábado al fin, “a la larga todas las historias de amor se desvanecen y corrompen”. Incluso los actos de rebeldía y creación también se pueden convertir en protocolares. Quizás en esa desazón esté encondida la ilusión de los personajes de estos relatos escritos por momentos con un lenguaje fragmentario, despojado, punzante, seres que conviven con sus contradicciones y podemos imaginar o no que albergan alguna esperanza que por el momento les es esquiva.
Marcos Fontela, ahonda en estos cuentos, con una prosa moderna, por momentos rupturista, sin artilugios estériles, la indagación de la identidad de mujeres y hombres que a pesar de los espejismos sociales impuestos desde el poder y sus conformidades, siguen buscando un sentido a su existencia.