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Poesía juvenil 1995-2011, de Pablo Seguí. Por Luis Benítez
La casa editora Barnacle, de Buenos Aires, publicó recientemente este volumen que reúne los primeros cinco poemarios del autor nacido en 1973 en la Córdoba americana
26.10.2024 09:58 |
Noticias DiaxDia |
Una destacada trayectoria poética distingue a la obra de Pablo Seguí, tanto por los aciertos formales como por los sentidos que brinda al lector, desplegando un universo ya propio y fácilmente reconocible dentro del panorama del género en la Argentina.
Es un valioso aporte de la editorial Barnacle la publicación de Poesía juvenil 1995-2011 (1), que reúne en sus casi doscientas páginas los primeros títulos editados por nuestro autor. El mérito de este volumen se acrecienta tomando en cuenta que es un fenómeno muy poco usual, lamentablemente, la republicación de poemarios en el país, lo que torna raras e inconseguibles las primeras ediciones.
Habitualmente los títulos iniciales de un poeta de valía nos permiten apreciar, en los mejores casos, los gérmenes de aquello que profundizará su obra posterior, digamos que algo así como las incipientes columnas que sostendrán el más logrado andamiaje de sus palabras, obtenido gracias al oficio escritural futuro y la profundización alcanzada a posteriori en todo lo referente a los núcleos de significado abarcados por su poética.
En el caso específico de Pablo Seguí es sorprendente comprobar la madurez y el valor propio que ya poseen sus poemarios primerizos, que parecen desmentir el mismo título de este volumen que nos ocupa.
Sucede que, en sus cinco poemarios previos a su obra más recientemente dada a conocer, ya Seguí pone en evidencia un diestro dominio de los recursos estilísticos posibles, siendo notoria a la primera leída, además, la extensa variedad de estos, manejada con igual y singular destreza. En Poesía juvenil 1995-2011 apreciamos claramente qué bien maneja tanto el verso blanco como el libre; la prosa poética como el soneto bien medido, las posibilidades que brinda el poema narrativo y, fundamentalmente, y en todos los casos, el ritmo de sus versos, prácticamente impecable. Rara avis en el cielo muchas veces algo nublado de la poesía vernácula, Seguí es un creador que definitivamente “escucha” el sonido de los versos, además de manejar la grafía y el sentido de estos. Se intuye un abrevar temprano en lo mejor de los clásicos españoles, aunque sin reminiscencias ni “homenajes” a alguno de sus autores más notorios, al tiempo que una ampliación hacia otras fuentes y su mejor conocimiento, de igual modo muy bien sumadas al logro de una voz muy personal.
Asimismo, es de destacar la no menos vasta gama de sus apelaciones conceptuales, que abarca el conocido conjunto de pares de opuestos tan propios del género: el amor y el desamor, la vida y la muerte, la justicia y la injusticia, lo efímero y lo perdurable, lo particular y lo colectivo, lo ilusorio y lo real, etc.
“Poeta de peso completo”: podría ser esta una buena definición de Pablo Seguí, sin lugar a dudas una de las voces más interesantes de las últimas generaciones, y es de celebrar que una editorial argentina haya optado por devolver al presente sus primeras obras, tan bien logradas que merecen ser del mayor interés para el lector del género.
El autor
Pablo Seguí nació en Córdoba en 1973. Publicó con anterioridad al que nos ocupa, los poemarios Suite del silencio (1995) Los nombres de la amada (1999), Ramillete (2003), Claves y armaduras (2005), Naturaleza muerta (2011) -todos ellos incluidos en el presente volumen-, Otro verano (2017), Animal de bien (2018), Noción de ritmo (2019), Lizard y otros poemas (2020), Babía y otros poemas (2021), y La internación (2022).
NOTAS
(1)Barnacle, ISBN 978-987-8952-45-1, 182 pp., Buenos Aires, 2024.