Profundidad temática con diversos recursos literarios. Por Omar Ramos

Estos cuentos denominados Aluvión Zoológico de Nicolás Lapido, publicados por la cooperativa editorial Limbo (2023), en una edición en extremo cuidada, conllevan tramas implícitas, símbolos temáticos que lindan entre lo real y lo fantástico, tratándose de borrar los límites, si es que los hay, entre ambos géneros. Nos conducen a la teoría del iceberg que postulaba Ernest Hemingway, cuando afirmaba que en los relatos existe tan sólo una pequeña parte visible y el resto permanece «oculto» bajo la superficie del texto. También hay subtramas que quedan inconclusas como en el caso del cuento que inicia el libro, titulado Felinos Querubines, donde más allá del vínculo y las peripecias que tiene el protagonista Gronkowski con su gato, hay pequeños párrafos que dan cuenta de la relación que mantiene con su hija, con la que “no existía nada, ni rencor, ni odio”.
Narraciones que remiten a las Historias Rotas de Sam Shepard, fragmentos autobiográficos o totalmente ficcionales, admirablemente relatados por Nicolás Lapido, con una escritura rápida y escueta, no por eso carente de profundidad.
El autor nos introduce en un espacio de extrañamiento, en una inexistencia del tiempo, donde los personajes no parecen tener salida, como en Primer grado donde el protagonista sufre una decepción amorosa y es abrumado por la rutina, una sociedad que lo oprime y una geografía que le es ajena.
“No soportaba su neurosis”. “No tenía un plan, nunca lo tuvo”. Pero el autor no sólo aborda la personalidad de sus personajes, los vaivenes en el escape a inventarse otros mundos paralelos al real, sino que pasa de lo mundano, un hombre que roba relojes en casas de empeño, en Testimonio, a lo teológico y lo ontológico. “El hombre es también sus circunstancias”.
“La literatura era un arte inmoral porque ofrece todas las posibilidades. Era jugar a ser Dios…” O cuando el narrador expresa en Espacios rigurosamente vigilados: “Ya no quedaba nadie que le hubiera advertido si algo estaba bien o mal…” Y luego continua diciendo “si no sintieron en algún momento la liberación de cualquier resquicio de moral”.
La especie humana no es sólo la actora en este Aluvión Zoológico también lo son Los perros de la arena, donde un perro sabía que iba a morirse pronto. “No hay nada más transparente que la mirada de un perro”. Las tortugas en verano, tiene la originalidad de que el personaje, lleno de fastidio y tedio, le da órdenes a las tortugas, les ordena con un grito que se vayan, para después introducirse en una disquisición que lo conduce a un laberinto de no tener la certeza de escribir una historia que no haya sido escrita de manera más precisa, o su vano empeño de escribir como Carver o Cheever. Los perros en Eran siete mestizos capturan los pensamientos de los hombres y sólo en el sueño los humanos son libres de todo mal y toda culpa. Nos remite a la imposibilidad del libre albedrío, una de las tantas invenciones de la doctrina y los dogmas judeo cristianos.
La fatalidad de la muerte como la única certeza existencial está presente en Ulises y las múltiples invenciones del hombre para olvidarse tan sólo un instante de “la insoportable levedad del ser” que describiera magistralmente Kundera. El deseo irrefrenable, a lo largo de milenios y distintas civilizaciones, de pensar que existe un más allá que nos permitirá volver a encontrarnos con todos nuestros seres queridos, incluidas las mascotas, como el gato Ulises.
Nicolás Lapido nació en Mataderos en 1986. Actualmente reside en Floresta, pero desea volver a su barrio de origen. Varios de sus cuentos fueron publicados en antologías. En 2023 editó si primera novela: Los iniciados (Autores de Argentina). Aluvión Zoológico es el texto logrado de un escritor que sabe abordar con profundidad diferentes temáticas con variados recursos literarios y un lenguaje ágil, preciso y acorde a la variedad de los contenidos.