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Poemas de Roberto Espinosa (Tucumán)

Foto de Oscar Ferronato

17.01.2025 14:16 |  Noticias DiaxDia  | 

Cornisa

Abismo.
Nocturnidad insomne.
Arpones de la nada.
Hendijas de soledad.
Sin gestos.
Migajas de miradas tal vez.
Piel de piedra
que abofetea caricias.
Idas sin vueltas.
Páramo de besos.
Palabras que no sienten.
Gestos que callan.
Sin puentes.
Distancia de dedos.
Manos que manotean
en el pantano de la desilusión.
Un horizonte separa los cuerpos.
Las almas.
Lo que fue, ya no es.
Anemia de picaflor.
Precipicio de tristura.
Caída.
La vida se agrieta
en la afonía
del desamor.

Aleteo
                  A Berta Rojas
                  Silvina López
                  Víctor Villadangos


Trémolo de silencio. Acequia de ecos. Arroyo que brinca. Distancias que abrazan. Cercanías que alejan. Piedras bailan en los párpados de la luna. Dedos que desnudan la bienvenida. El adiós. Amor que late en los armónicos de la noche. Claridad que respira en los bolsillos del alma. Ternura. Ausencia. Nostalgia. Desamor. Queja. Abejas que liban el deseo en tu boca guaraní. Catedral que reza un allegro solemne. Rojas parecen las caricias del Bermejo. Canción de cuna de una Lopecita que inventa el Paraná. Cielo abierto de Reinhardt que se abroquela en variaciones de villadjango. Ramas que lloran una vidala al viento. Los sueños de la floresta se hamacan en la prima de la esperanza. La bordona arrastra sentimientos de don Ata, de maese Mangoré, que naufragan en el corazón. La trama de la vida es una randa de cuerdas que se teje en el silencio. En la luz. En la belleza de la nada. En el aleteo de un picaflor. En los labios de una guitarra enamorada.

Trapos sucios

Mirada que se hace la despistada.
Con un ojo mira. Con el otro distrae.
Discreta. Descuidista.
Las recetas non sanctas
son su debilidad.
Mirada que transgrede.
Se vende al mejor postor.
Saca tajada.
Repta por las cloacas.
Porta valijas de la vergüenza.
Mirada de uñas sucias y largas
que roba para la corona.
Unta jueces, policías, ministros...
Mirada de guantes blancos.
Se oculta en paraísos fiscales.
Se pasea impune por las costillas
de la sociedad.
Nombra magistrados, catedráticos,
profesionales, a dedo.
No siente culpa: “Si otros roban,
¿por qué no yo?”
Mirada cochambrosa
que motoarrebata la dignidad.
Que gambetea la decencia.
Autoridad que tira los sobornos
bajo la alfombra.
Mirada con pecado de intención
que ensucia el alma de la honradez.
Justicia de venda sucia.
De ojos que miran sin ver.
Mirada impune que envilece lo que toca
y le roba el futuro a un pueblo.

Travesura de redoblantes
                                           A Maurice Ravel
                                           A Patricia Sabbag


El redoblante cosquillea los pies.
Resonancias despiertan
una hipnosis rítmica.
Una melodía desnuda una flauta.
Rumores de soledad en una esquina.
Ella se despereza en un capullo de la nada.
Colores le trepan por las piernas.
Sonidos se fragmentan en susurros.
Un pulso obstinado acaricia
la nocturnidad.
El paisaje sonoro
alerta la modorra
in crescendo de los duendes.
Expectativa.
También incertidumbre.
Gotas tímbricas zigzaguean
en los muslos.
¿Ausencia sentimental que moja
la noche manoteando la luz?
Flauta, clarinete, pizzicatos,
arpa, fagot, oboe, trompeta,
saxo, cuerdas,
travesura de redoblantes,
dibujan la monótona textura del aire.
Tal vez el parto aproxima
una minimalista duda.
“No hace falta abrirse el pecho
para demostrar que se tiene corazón”.
Alboroto de trasgos.
Tensiones estallan en racimos
de acordes.
Desatan un arrebato
de hadas aturdidas.
Tieso jadeo.
Estrépito de auroras.
La vida está brotando ahora
de la cabeza de un bolero.

Aire póstumo

Dolor. Ausencia. Hambruna.
Sufrimiento. Miedo. Nieve.
Soledad. Terror. Frío.
Aniquilamiento. Angustia. Muerte.
También esperanza…
se asfixian en una letra y cuatro números.
La bestialidad espanta la vida.
Tal vez el fin de los tiempos
sopla en cuarteto en un campo
de concentración.
En cámaras de gas.
Todas las noches,
en las barracas del oprobio,
el B7328 dibuja un rezo
en el insomnio.
En la reverberación del alba,
siente que va a poder vivir
un día más.
Desapariciones. Cautiverio.
Ráfagas de electricidad.
Ingles. Pezones. Genitales que gritan.
Cabezas sumergidas.
Submarino que ahoga.
Llagas desnudas.
Complicidad sacerdotal con verdugos.
Las ideas se torturan.
Se picanean. Se fusilan. Se exterminan.
Alumbramientos cautivos.
Bebés que ruedan en el espanto.
Se regalan. Se venden.
Cuerpos se desmembran.
Destino de foso. Huesos que duelen
en 40 metros de hondo.
Escombros. Tierra. Cal. Arena.
Atrocidades que se ocultan.
Alaridos de silencio.
Desesperanza.
Aberración en nombre
de Dios y la patria.
En Auschwitz
o en el Pozo de Vargas,
la verdad le tuerce ahora el brazo
a la crueldad bajo el sol.
Una paz beligerante
sondea el aire póstumo.
La identidad arropa los huesos
de la miseria humana.

De todos y de nadie
Todos la quieren. Buscan. Persiguen. Esquivan. Sueñan. Necesita de cierta predisposición. De un cacho de locura. Se insinúa en los gestos. Puede ser la sonrisa del silencio. De un changuito trastabillando en la ternura. Susurro de piedras quebrándose en arroyos. Rumor de colibrí aleteando un sentimiento. En el adagio assai del Sol mayor de Ravel. En un anochecer de zambas. En la sorda alegría del Ludwig. En los grillos criqueando un desvelo de vidala. En el pasto desnudo bajo los pies. En una suelta de corchos. En Here Comes The Sun. En las voces del viento bostezando en el valle. Danzando en los piojos del tiempo. En la peluca de una toccata y fuga. En los dedos que se alcanzan. Se tocan. Se enlazan. Caricia de mirada. La libertad asombrada en la voz de la Negra querida. En la palabra que se viste. Se desviste. Y tiende un poema. Entre una soledad y otra. Un bienbec fraterno. Beso que estira la vida del alma. ¿Una ilusión? ¿Un invento? Algunos la hallan sin proponérselo. Otros la llevan en las cejas y no lo saben. O por las manos del corazón se escurre. Ella está tal vez en querer lo que se hace. Se sabe lo que es, cuando se la siente. Hermana del destino. Democrática. Huérfana. Sencilla. Es de todos. No es de nadie. ¿Ella lo sabrá? ¿Elegirá a quién entregarse? ¿Será una lotería? Quizás en tu interior, encuentres la felicidad. Vayuno a sabé, ¿quenó?

Ese abrazo

Se desliza en punta de pies
por las comisuras de la vida.
Cosquillea la hosquedad del gesto.
Se tira por el tobogán de la ternura.
Afloja los nervios.
Le dibuja zancadillas
a la pesadumbre.
Hace saltar las lágrimas.
Puede ser una comadre de Windsor.
O una viuda de Lehar.
No necesariamente una saltimbanqui.
Ahuyenta los ecos del rencor.
Llanto que se desternilla.
Danza de corchos.
Sonajero del afecto.
Petunia de los duendes.
Abrojo del corazón que nos mira
para que la descubramos.
Cuando el malhumor se ensimisma,
cuando se está más preocupado
en recibir que en dar,
cuando la suspicacia derrota
al afecto,
cuando en lugar de hacer de la existencia
un canto,
se viste de desdicha.
Se torna invisible a los sentidos.
Aleteo de picaflor en el alma.
Oda de luz que hace cantar la vida.
La alegría es un abrazo fugaz
de la sonrisa.

Roberto Espinosa, periodista y escribidor, nacido en San Miguel de Tucumán en 1958. Ingresó en 1981 al diario La Gaceta de Tucumán, donde trabajó durante 42 años. Es autor de los libros El Borges del jazz, Klecsopoemas (con el pintor Fued Amin), Silbando cielos (libro digital con el pintor Donato Grima), El caracol de los sueños; La Cultura en el Tucumán del siglo XX; Historia de la Facultad de Medicina de la UNT; Cosecha de luz (poemas); La Cultura en el Tucumán del Bicentenario. Diccionario monográfico (segunda edición actualizada); El Cuchi Leguizamón: La memoria del olvido; Rolando Valladares: Un Chivo con alma de vidala; Mercedes Sosa: Una canción en el viento”; “Ecos de tiempo” (poemas); Los duendes de la olla mágica (novela) y “Yo soy Rosita”, sobre la actriz tucumana Rosa Ávila. Con los músicos Rolando Valladares, Luis Víctor Gentilini, Gerardo Núñez, Antonio Rodríguez Villar, Carlos Podazza, Rodolfo “El Colorao” Herrera, Anselmo Lago, Coqui Sosa, Chuni Cardozo y Yusef Saife, ha compuesto zambas, chacareras, taquiraris, vidalas, milongas y tangos. Con Gabriel Senanes ha compuesto música coral. Incursionó como actor en 2007 en Por las hendijas del viento, film de Luisa Quintavalle y Carlos Alsina, premiado en el Festival de Cine de Saladillo (Buenos Aires) en 2008. En 1980 fue finalista en el Concurso Latinoamericano de Poesía, realizado por la Fundación San Francisco de Asís en California (EE.UU.). En 1981, obtuvo una distinción en el Concurso Latinoamericano de Cuentos (Buenos Aires), organizado por la Editorial Atlántida, que tuvo por jurado a Martha Lynch, Adolfo Bioy Casares y Marco Denevi. En 2009, con la pintora Mamina Núñez de la Rosa obtuvo el segundo premio en el IV Salón Regional del Poema Ilustrado, organizado por el Ente Cultural de Tucumán.
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