Mié 23.Abr.2025 18:19 hs.

Buenos Aires
T: 23°C  H: 58%

cultura-de-jujuy-a-tierra-del-fuego  | 

Raúl González Tuñón: La Poesía Blindada. Por David Antonio Sorbille

23.04.2025 14:39 |  Noticias DiaxDia  | 

Raúl González Tuñón nació en Buenos Aires el 29 de marzo de 1905. Su oficio de poeta creció con él, como la savia de un árbol frondoso destinado a dar sombra, impulso, sustento y creatividad militante a la poesía contemporánea. Fue la voz del suburbio, amigo de las causas justas, pregonero del pueblo. Algunos, como Pedro Orgambide, lo definieron como “una suerte de François Villon criollo”. Y otros, como Miguel Hernández, creyeron ver en él a una figura mítica “sobre sus cinco cielos de raúles / a la revolución sus cinco azules / como cinco banderas entregara”. Pero, nuestro poeta, encarnó la voluntad de un ideal forjado en la vanguardia de la vida. Desde esa trinchera, blandió su aguda y certera poesía, su fusil de trigo y versos como balas. En 1922 publica sus primeros poemas en las revistas Caras y Caretas e Inicial. Un año después, participa en la redacción de la revista Proa, dirigida por Ricardo Güiraldes, y colabora en el célebre periódico Martín Fierro. En 1929 viaja por primera vez a Europa, luego a Brasil, y en 1932 al Chaco paraguayo, como corresponsal de guerra del diario Crítica. En ese entonces, Bolivia y Paraguay, se enfrentaban en un conflicto fratricida que ocasionó enormes pérdidas por la incidencia de intereses petroleros extranjeros. Posteriormente, Tuñón viaja a la Patagonia y se instala en Río Gallegos, donde funda la revista Contra, y es detenido y procesado por incitar a la rebelión. En 1934 viaja a España y se radica en Madrid, donde traba amistad con Federico García Lorca, Pablo Neruda, César Vallejo y Miguel Hernández. 
En 1935 regresa a Buenos Aires y dos años más tarde regresa a España, durante la defensa de Madrid contra las fuerzas falangistas. En esos años se instala en Chile, y viaja a la Unión Soviética y a China como miembro del Partido Comunista Argentino. La obra poética de Raúl González Tuñón se inicia con El violín del diablo (1926) y Miércoles de ceniza (1928). Sus poemas reúnen las características principales que definen a la bohemia porteña, con su desenfado y apasionamiento por los escenarios populares y poco prestigiosos para la época. En La Calle del Agujero en la Media (1930), el verso libre reemplaza a la cadencia rítmica de sus anteriores libros, y su discurso poético se hace receptivo de los infinitos detalles y anécdotas de la vida, de acuerdo a la observación en su nueva residencia parisina. En los libros El otro lado de la Estrella y Todos bailan, Poemas de Juancito Caminador, publicados en 1934, Raúl González Tuñón continúa con esa forma de poesía que se funde con la prosa, y sus temas implican un compromiso con el amor, la solidaridad y la disposición al combate. "Fue el primero que blindó la rosa", dijo Pablo Neruda. Es así, como en 1936 aparece La rosa blindada, donde la poesía política ocupa un lugar primordial en su imaginario, al que siguen: Ocho documentos de hoy (1936), Las puertas del fuego (1938), La muerte en Madrid (1939) y Canciones del tercer frente (1939). Posteriormente, Tuñón retorna a sus raíces de vate popular y vagabundo, para trabajar con toda la realidad y publicar los siguientes libros: Nuevos poemas de Juancito Caminador (1941), La calle de los sueños perdidos (1941), Primer canto argentino (1945), Hay alguien que está esperando (1952), Todos los hombres del mundo son hermanos (1954), A la sombra de los barrios amados (1957) y Demanda contra el olvido (1963). En la década del ’50, un puñado de jóvenes poetas forman el grupo literario “El pan duro”, siguiendo el ejemplo lirico y militante de nuestro ilustre vate.
De ese espacio surge el primer libro de uno de sus más brillantes discípulos, nos referimos a Juan Gelman y su obra: Violín, y otras cuestiones, publicada por la editorial La Rosa Blindada. La estética social y combativa de Tuñón, mantuvo equidistancia de los sectores literarios vinculados a la vanguardia del grupo Florida y al realismo socialista del grupo de Boedo, influenciando a la mayoría de los autores que conformaron la generación de los años ’60, como Julio Huasi, Roberto Santoro y Francisco ‘Paco’ Urondo.
Su obra se completa con: Poemas para el atril de una pianola (1965, La veleta y la antena (1969), El Rumbo de las islas perdidas (1969) y El banco de la plaza: los melancólicos canales del tiempo (1977). Además, Raúl González Tuñón escribió varias obras de teatro: El descosido, La cueva caliente y, en colaboración con el poeta Nicolás Olivari, Dan tres vueltas y se van. Su afición a destacar desde lo lúdico y emotivo, los valores y extravagancias de las grandes ciudades, lo fueron convirtiendo en un poeta universal y agradecido a los que lo impulsaron desde su juventud, tales como Nalé Roxlo, Oliverio Girondo, Ricardo Guiraldes, Nicolás Olivari, León Felipe, Robert Desnos, Mike Gold, entre tantos. Asimismo, fue denostado por sectores reaccionarios y, también, por dogmáticos de izquierda, reñidos con su precepto de dar a la dialéctica materialista, el lirismo de la fantasía. Juan Sasturain, advirtió en su nota Con el agujero en la media, que “la poesía de Tuñón tiene algo de invencible y de verdadero”. En Conversaciones con Raúl González Tuñón, el poeta le confesaba a Horacio Salas, autor del libro, que no tenía miedo de repetirse en sus poemas ni en los símbolos que siempre había amado. José Luis Mangieri, en su nota Alguien está esperando, señaló que “Raúl fue el eterno desobediente, el que no acató. Fue un hombre generoso con su tiempo,… y también fue el primero en pelearle al olvido”. En 1972 recibe el Gran Premio de Honor de la Sociedad Argentina de Escritores, y dos años más tarde, el 14 de agosto de 1974 fallece en la ciudad de Buenos Aires.

Bibliografía
ORGAMBIDE, Pedro; El Hombre de la Rosa Blindada. Vida y poesía de Raúl González Tuñón, Editorial
Ameghino, 1998.
síganos en Facebook