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Patricia Díaz Bialet: La noche inolvidable. Por Sebastián Jorgi
(Foto GentIleza CCC. De izquierda a derecha)
PATRICIA DÍAZ BIALET, JORGE DUBATI, MARINA ARIAS, RAFAEL F.OTERIÑO. JAVIER CÓFRECES Y JUANO VILLAFAÑE
15.09.2025 12:03 |
Noticias DiaxDia |
Hace días en el Centro Cultural de la Cooperación, en Sala Solidaridad, repleta de poetas y referen tes de la cultura, presentó su flamante poemario Mientras sea capaz la música. Un panel prestigioso fue desarrollando los pormenores de la edición y los temas del libro, que contiene referencias íntimas y apelaciones a la memoria colectiva- Juano Villafañe, con su simpatía habitual, coordinó la mesa. Javier Cófreces, de Ediciones en Danza, Marina Arias, periodista e investigadora, el doctor Rafael Felipe Oteriño, poeta y ensayista y Jorge Dubati, profesor e investigador teatral, ambos académicos de número de la Academia Argentina de Letras.
Todas las exposiciones fueron precisas e ilustrativas de un libro de poemas ambicioso, muy rico, arriesgo, confesional, desde la historia íntima pero al mismo tiempo con fuertes apelaciones a la memoria colectiva. Conmovedor. Muchos de los presentes nos sentimos reflejados en esos poemas escritos con “tinta sangre del corazón ”, como reza un famosísimo bolero de los años sesenta.
Cerró el acto de presentación Patricia Díaz Bialet leyendo varios poemas, engalanados de epígrafes y citas reveladoras y además, intercalando letras de canciones de los “primeros vinilos”. Un extenso libro de poemas que contiene 200 páginas, como lo destacó Jorge Dubati, no muy común en los libros de poesía.
Reitero: nos sentimos identificados por las remisiones de época, con este original y bello poemarios, Mientras sea capaz la música, con preciosos y coherentes intertextos intercalados en la lectura de Patricia, sobria y clara lectura, no exenta de emoción.
Al final se compartió un brindis en medio de selfies y fotografías en medio de la alegría regada por el vino.
Enhorabuena, Patricia.
A CONTINUACIÓN UNA SERIE DE POEMAS
EN NUESTRA OTRA EDAD
Porque estamos en la calle,
de la sensación,
lejos del sol, que quema de amor.
"Seminare" Serú Girán
una canción se desmorona como un ancla de plumas memorables
en nuestra otra edad
es una brújula contundente y precisa
derriba el verso certero con su doble melodía de peligro
nos increpa si no la recordamos
se ciñe con su nutrida letra
en nuestra otra edad
si fallamos
si adulteramos la tonalidad
la canción nos atraviesa dulcemente
nos pulveriza la soberbia de creer que todo lo demás está olvidado
se fija en su escudo inalterable
por eso
cuidado con la música
ella suele ser estoica
no se amedrenta frente a nuestro ímpetu irrisorio
es una cuerda amarrada por siempre
en nuestra otra edad
Recital de Serú Girán
picadero de La Rural
Av. Sarmiento 2704, Buenos Aires, 30 de diciembre de 1980
UNA QUILLA DE ORO
al hombre de ofrenda transparente
Quien entra por azar a la casa de un poeta
No sabe que los muebles se apoderan de él
Que cada nudo de la madera encierra
Más gritos de pájaros que el corazón del bosque
René Guy Cadou
Tan dulce está tu boca
Tan dulce como un blues amargo
“Tan Solo”
Los Piojos
Ayer pasaste por acá como un grandioso camello
Y jadeaste sobre mi espalda
Tu piel anidaba un abismo impasible
Un cierto escozor de hostia
Pero qué belleza tu cuerpo justo detrás del mío
Tu aureola de gafas inocentes
Qué belleza tu ropa umbría como un temblor profundo
Tu descuido de mi lengua temeraria
Una barcaza zarpaba de tu aliento
Una vehemencia de potrillo
Cierto cordón que nos unía a la lluvia
Yo te aproximaba lo vertiginoso en mí
Que es absolutamente todo
Y las amarras gigantes que me nutren cuando estoy tan cerca de vos
Mientras hojeábamos los volúmenes y los gemidos
Los deseos y los índices
Las carillas y tu víscera de hielo
Pero qué belleza tu cuerpo justo detrás del mío
Tu mano sobre mi biblioteca como una quilla de oro
un departamento en la calle Posadas y Rodríguez Peña
31 de enero de 2001
FOGONES REFULGENTES
Uno se cree
Que las mató el tiempo
Y la ausencia
Pero su tren
Vendió boleto
De ida y vuelta
“Aquellas Pequeñas Cosas”
Joan Manuel Serrat
María Elena canta por encima de nosotras
las más pequeñas
hornea las frases predilectas
son aquellas pequeñas cosas*
gloria a Dios en las alturas**
esta tarde vi llover***
María Elena y su voz biselada
construyen los mitos y su pelaje persistente
no hay dobleces en su estrofa
su jardín es un archipiélago
nosotras -las más pequeñas- conservamos su perfil medianero
y entonamos a capela sus canciones
en las noches difusas del año 1973
la prédica es perfecta
persevera en el convoy de años sordos que están por suceder
yo apoyo mis rodillas en el pasto húmedo
como si fueran las patas de un cardenal sediento
María Elena entona las baladas
las zambas
los boleros
que habrán de entretejer mi molienda final
es un elfo en su preciado vergel atestado de jóvenes
que son ahora bollos frescos y levados
el canturreo de los vecinos lindantes
la hierba acuosa del atardecer
todo se labra benigno en la nostalgia
las chicas atendemos la función vespertina entre lazos de amor y aloe vera
nos protegen los jazmines familiares
la tranquera vedada a los extraños
y el licor andaluz que distribuye María Elena a los oyentes
toda melodía atesorada
insiste en sanar los tajos rotundos que ejecuta el porvenir
todo ritmo transitorio recupera su dañada lozanía
somos chicas-alhajas
iniciando liturgias primerizas
satélites de nuestras madres que gozaron fogones refulgentes
calcamos la consecuencia estival
y el resinoso valor de la música
se nos transfiere el tesón por permanecer
el jardín de una casa-quinta
Paraguay y Av. María, Don Torcuato, Provincia de Buenos Aires, 1973
*Aquellas Pequeñas Cosas” (Joan Manuel Serrat)
** “Fiesta” (Joan Manuel Serrat)
*** “Esta Tarde Vi Llover” (Armando Manzanero)
EN UN TREN
Me desperté. Abrí los ojos.
Toqué el mundo como si tocara un marco tallado.
Wislawa Szymborska
en el sueño ella se acerca a él
que la espera bajo su neoprén submarino
él la ansía con más fuerza que a su propia vida
es capaz de abandonar el yugo de su amante
o su mal habido matrimonio
en el sueño él la roza durante algunos segundos
y así rememoran la hebra indestructible
el amor lo hacen en un tren
con vagones espaciosos donde se deslizan como ciervos
ella lo husmea en todas sus aristas visibles
él se tiende sólo en partes
pide perdones a ambas mujeres
y se queda con ella
en el sueño se llaman por sus nombres
como siempre
antes de agolparse en el meandro de la madrugada
prometen ser tan incesantes como les sea posible
y sólo respirar el uno del otro
el amor lo hacen en el tren
un sueño
agosto de 2019
LA SALA VACÍA
a José María “Minuto” Urquiza
(i.m.)
No se debería abandonar una casa:
se llena de fantasmas.
Los que estaban y no se dejaban ver,
los que llegaron luego,
los que se aprestan para vivir.
Rafael Felipe Oteriño
Minuto Urquiza me regala una estampita de San José
Que trae en el frente una espiga de trigo
Todavía no sé leer
Estamos en la sala del departamento de Luis María Campos
Todo es incertidumbre allí
En poco tiempo habremos de irnos repentinamente
Y los objetos quedarán sólo en mi añoranza
Minuto es amable
Cuán inmenso es un pequeño gesto
Lo entenderé mucho más adelante
Cuando discierna la hecatombe
Finjo ser feliz incluso de niña
Cuando con mis hermanos jugamos a arrojarnos sobre el cochón
Como si estuviéramos en un trampolín
Minuto desea lo mejor para mí
Pero nada evitará la tragedia
Lo familiar se oscurece y no abriga
San José vigila desde su lámina y su cosecha
Antes de la estrepitosa mudanza
Mi madre y yo rezamos un Padre Nuestro tomadas de la mano
En la sala vacía
un departamento en la Av. Luis María Campos y Virrey Loreto, Buenos Aires, 1968
EL ESPACIO BENDITO
a Eduardo Gilio y Verónica Vélez
Allí donde otros exponen su obra yo sólo pretendo mostrar mi espíritu.
Vivir no es otra cosa que arder en preguntas.
No concibo la obra al margen de la vida.
Antonin Artaud
Lo llamo Teatro Sagrado para abreviar, pero podría llamarse Teatro De Lo Invisible-Hecho-Visible: la noción de que el escenario es un lugar donde puede aparecer lo invisible se ha apoderado de nuestros pensamientos.
Peter Brook
El Espacio Vacío
el terreno donde se ubica el espacio teatral es sagrado
la cena es sacrosanta
los anfitriones son beatos
el zorzal que vigila desde su baja rama en la tarde es inmaculado
la fumata blanquecina del chofer también es venerable
retozamos como liebres tibias en la Casa de los Artistas
nos tratan con benevolencia y cariño
todo lo que tocamos tiene el sello de lo bienaventurado
nos sentamos bajo un álamo los cinco comensales
hablamos de la infancia
de la revolución
de los suicidios
de los vaivenes de la cultura pueblerina
los anfitriones
sus afiches
sus tableros de magia
todo nos resulta virtuoso
las peripecias
los viajes iniciáticos
el espumante de la bienvenida
los poemas
el vino en la boca de los orfebres
donde antes hubo nada ahora hay La Casa de los Artistas
de allí parten universos contiguos
palabras sublimes
máscaras y luces vigorosas
vestuarios que rezan murmullos imprescindibles
majestades de músculos rotundos
el que construye un teatro renueva la existencia
y se funde con el viento ultramarino
propaga la escena infinita que atraviesa el alma de por vida
una cena en La Casa de los Artistas
comensales: Verónica Vélez. Eduardo Gilio, Patricia Díaz Bialet, Juano Villafañe, Lola
Avenida 5 esquina Paseo 127 BIS, Villa Gesell, Provincia de Buenos Aires
8 de enero de 2018
LA DAGA
Ese tambor de sangre es tu país
Francisco Madariaga
el hombre esconde sus alpargatas raídas
estamos en el asiento trasero de un colectivo
uno al lado del otro
el hombre desliza imperceptiblemente
sus pies humillados
me impregna de su pobreza
no es éste el momento de llorar
eso vendrá más luego
yo me dirijo al club y a su fastuoso estanque
y tengo zapatos de raso rojo
el hombre en su nicho de vergüenza se incrusta en mi memoria
él será la daga permanente