La Poesía y la Patria. Por Daniel Viola

¿Cómo que es ley del juego?
¡Martín Pescador, se podrá pasar?
Nosotros nos tomamos de la mano
un día, debajo de los aguaribayes:
te mostré los estribos babeando sudor humano,
la hambrienta acrobacia de los albañiles,
la quijada grasosa de las calles,
el grito sensacional de la diariera
que llora bajo puentes excelsos como arco iris,
las motos, las bicicletas, las jardineras,
el ir y venir de musculosas hormigas de hierro,
los estómagos de los prójimos
cargados de urgentes necesidades,
el crepúsculo lila asándose a fuego lento
en las parrillas de los televisores
altas como esqueletos de peces voladores
los ojos de los niños
nublados como cielos quemados
en el horno incinerador de miserables noches,
los filosos rieles de los ferrocarriles
donde mi infancia fabrica todavía monedas de luz
colocando tapitas de cerveza al paso de los trenes
que bajaban del norte cargados de naranjas doradas.

Este es nuestro poema, dije,
tiene bien puestos la cabeza, el corazón, el estómago,
los pies y
las manos que se necesitan para seguirlo trabajando.
Hay que pulirlo mucho todavía
pero los que vienen en la cola de Martín Pescador
lo cantarán
porque, esta vez, hasta el último pasará.
(Jorge Torres Roggero, Córdoba, del libro “El que tenga oídos”, 1966)

Los griegos, me contaron, sostenían que la poesía completaba la creación del mundo. De ahí las Musas y su madre: La Memoria. La Patria necesita para completarse, realizarse, a la poesía, según aquella tradición. Una metáfora en construcción, corregida, revisada, tachada, reencontrada, reescrita….
Anterior a nuestra actual organización política territorial, La Argentina fue una crónica rimada, un intento poético de Fray del Barco Centenera. La Argentina creada, iniciada, desde el Río de la Plata. Fueron luego otros escritos que ampliaron a aquella Argentina, sangre y degüellos, en búsqueda de la representación, o idea de Patria.
Cielitos que cantaban las guerras de la independencia, y luego nuestras luchas entre nociones y discursos, de arengas y proclamas, unitarios y federales. El Cancionero federal de la época de Rosas, Esteban Echeverría, las prosas poéticas… Sarmiento a quien lo traiciona la pluma…la guerra o lucha por la palabra. Vicente López y Planes, el censor de la revolución, puso versos a una música del catalán Blas Parera, compuesta para una compañía teatral, para celebrar el aniversario de la Revolución de Mayo. Terminó en nuestro himno, en arreglo musical de otro…
Poemas con lenguajes diversos, logrados con mayor o menor acierto, para celebrarla, construirla, conmemorarla. También para ocultarla. Poetas prohibidos, negados, silenciados.
Poetas consagrados por la subrepticia, o estentórea estrategia política cultural. Tensiones entre las palabras, más profanas, más terrenas sobre la Patria. Trilladas, paupérrimas imágenes, sublimes, configuran nuestro espacio tiempo. También al ser utilizadas como instrumentos de la razón práctica pierden la posibilidad poética, ya que no complementan, sino enuncian lo ya resuelto. Palabras muertas, abortos lingüísticos.
Si no hay poesía en la Patria, solo hay crueldad, también me contaron alguna vez. Tan pobres, soeces, carentes de imaginación, las palabras de los gobernantes de hoy, no otorgan más que envilecimiento, una degradación a nuestra Patria.