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2025- BARNACLE-Segundo Semestre (Tercer Plan Quinquenal)
02.07.2025 11:34 |
Noticias DiaxDia |
16-ALICIA SILVA REY / Moleskine (Poesía)
Alicia Silva Rey en “Moleskine” señala la distorsión, las redes sociales, la ilusión compensatoria, las lenguas particulares maternas, el chisme malsano, lo infinitamente pequeño de cada vanidad, las lecturas garantidas, aquello que existe y tiene los años de nuestra civilización. Lo hace en esta dulce tierra donde ocurre un femicidio cada 26 horas, sin obviar que leer (y escribir) implica descifrar códigos en el mundo, sopesar esos atributos, confrontarlos y optar; leer es decidir.
17- MIRTHA LUCÍA MAKIANICH / Saerianas (Poesía)
Dice Livia Hidalgo:
Aunque Mirtha Makianich, en su introducción al poemario “Saerianas”, diga que es una presunción creerse intérprete de algunas obras de Saer, lo cierto es que la poeta hace años que viene revisitando la obra del escritor santafecino en un diálogo íntimo que va enriqueciéndose, una y otra vez, porque también son íntimas las vivencias, las imágenes y el paisaje evocado por el escritor santafecino. Y son precisamente esas vivencias, esas imágenes y ese paisaje compartido –en igual y a veces trágico trasfondo histórico– los dardos envenenados que la llevan a la escritura –no académica– sino poética.
18- FABIÁN HERRERO / La nostalgia es la que hace sonar el tambor de mi corazón (Poesía)
La mitad del trabajo es escuchar, la otra mitad es callar. Esa supone una de las premisas centrales en estos poemas que Fabián Herrero compone con detalle de orfebre y melancólico ritmo. “La nostalgia es la que hace sonar el tambor de mi corazón” indaga acerca de cómo organizar el fundamento de la propia memoria colectiva y el tiempo y la sangre que pueden suceder a un sueño para que se haga sólido (“Caminamos / hasta dejarnos atrapar / por esa luz feliz que se olvida del mundo”); una generación que escribió la derrota y la ilusión en la oscuridad, entre el bullicio del mundo y su cebo de espejos coloridos, para celebrar y para llorar y para amar pero que procura todavía mirar la tierra con una especie de asombro (“extraño como escuchar / que nuestras palabras sueñan / mientras hablamos”).
19-JORGE AULICINO / Revolución, divino tesoro (Poesía)
Un cruce, una forma de adscribir al pensamiento apasionado de una época que no se caracteriza por ejercitar esas formas de la dificultad; en “Revolución, divino tesoro” Jorge Aulicino se vale de una mirada que no escatima lucidez ni melancolía para proponer al lector una versión de los desastres que suponen algunos vínculos, algunos vacíos, algunas derrotas (“Llorar por lo que se creyó / no por lo que nunca se realizó”). Las pequeñas tramas de la vida cotidiana en una ciudad que ya no es recíproca ni benigna son el escenario en el que transcurren los días y noches y desvelos, los personajes, los ocasos y el pulso en la guitarra argentina, que integran este poemario (Viva viva la anarquía / Viva el movimiento obrero / Y los gorriones / en enero”).
20-JORGE AULICINO/ Nada personal. Todo personal. Obra crítica (Ensayo)
El desocupado lector encontrará en estas páginas una intervención política sobre la cultura. Pensar la literatura y, por ende, los distintos artefactos literarios desde una concepción material y concreta y desde un manifiesto marco teórico por fuera de toda superestructura, tarea que Jorge Aulicino emprende, desde distintos ángulos y soportes. Lector lúcido, sagaz, por momentos irónico, produce en este cuerpo de textos también una visión crítica del mundo. Ya fuere aludiendo a un libro de reciente publicación, a una serie televisiva, a la propia praxis poética o los pormenores de la escritura de la Divina Comedia, nuestro autor se planta: leer y escribir nunca supondrán una labor científica, ajena a una tendencia.
La presente obra encierra gracia y vigencia interpelativa acaso porque el primer deber de un escritor implica cultivar la imaginación sin relegar dar cuenta de su época: “¿por qué escriben sobre lo que el corazón no ve? / ¿por qué escriben sobre lo que la inteligencia no celebra o llora?”
21-PEDRO DONANGELO / Poco que decir (Poesía)
Con todo aquello que tiende a su fin también es válido construirse un mundo, un altar, un poema o un silencio más grande que el que podríamos imaginar. De esos materiales están construidos los poemas que Pedro Donangelo incluye en “Poco que decir” (“¿oye el chirrido la flor altiva del patio andaluz? / ¿se oye en los millones de estrellas que nos separan?”). La palabra supone la experiencia, sugiere el autor; y la dicha y la tristeza son muchas cosas de cada día.
22-ALEJANDRA MAGGIO / Ecos en la rivera (Poesía)
“Ecos en la rivera” de Alejandra Maggio presenta un lirismo lacónico y acre. Mediante un precioso mecanismo verbal, con una percepción sensible a las modificaciones de los elementos naturales del paisaje y de la humana condición, logra dar cuenta de un tema central para la poesía: el lenguaje como experiencia trascendente, autorreflexiva y de creación estética. Ante la multiplicidad del entorno elige retratar la clave íntima y la deriva que puede encerrar un detalle oculto: la posibilidad del asombro, la dicha o el dolor, que siempre implica una forma de aquello que escapa a la lengua (“Ni un plural / El sonido rebota / Otra perla vacía”).
23-LUCAS PERALTA / Cenizar (Poesía)
Un idioma comprende un número limitado de palabras (el que nos ocupa ciento cincuenta mil palabras) en gran medida omitidas en periódicos, discursos en el foro, libros de poesía y otros géneros (aunque si se piensa un poco casi todos los libros son de poesía o acerca de ella). “Cenizar” de Lucas Peralta es de una abierta e inusual beligerancia, alarde y expresión. La prolijidad de sus acotaciones, su literaturización consciente, quieren servir como advertencia de los temperamentos, de las actitudes y de las máscaras preferidas por los autores y los lectores, pero también supone la elaboración de una disidencia (“aquello que el espejo sentencia y / devuelve como fragmentos: un rincón de Dios, sin testigos.”)
24-CRISTIÁN RAÚL AGUIRRE / Acá falta plata (Poesía)
Raúl Cristián Aguirre en “acá falta plata” busca claves que nos permitan entender el misterio que encierra una palabra, un nombre, que como decían los helenos, implica también un destino (“todo será distinto si te canto”). El desocupado lector, aquel que ejerce el vicio impune de la lectura, hallará poemas escritos en un género que lleva dos mil años en el tercer planeta del sistema solar, la sátira; es decir: a los hechos heroicos y a las frases estridentes tan caras a la época, acaso a todas las épocas, presenta la visión íntima de las cosas, el lado menos frecuentado de los libros y sus gestas (“la intención es anterior al lenguaje”).
25- DIEGO COLOMBA / Una luz celeste (Poesía)
Un poema también conforma una prueba documental que puede avalar una hipótesis explicativa sobre hechos del pasado. Como siempre, habrá dos bibliotecas. Ninguna un cuadro copiado de la naturaleza animada. Diego Colomba escribe sobre los que trabajaban en los campos: con amor lo dice; toma nota de los pequeños, los pobres, los humildes, de las viejas banderas de sus luchas (“Grita para espantar el miedo del mundo. Así se fragua, palmo a palmo, nuestra vida. ¡Alguna vez acabaremos el mundo!”). No ignora que trazar una melga, cambiar la dirección de un rumbo, lleva tiempo o sangre (“Mientras, nosotros, nos fabricamos un Dios que nos sonría”).
26-DORA PENTIMALLI / Polemos (Poesía)
Dice Daniel Mecca:
Fragmentos, citas, traducciones de citas: en su libro Pentimalli utiliza la intertextualidad como un modo de mirar el mundo, pero sobre todo de seguir escribiendo ruinas. Rescatar un fragmento no es deshacer la ruina o embellecerla, sino justamente hacerla más visible tal como es. Las ruinas no necesitan que las reconstruyan. Su estética es el polvo sin dónde. Escribir poesía es leerla. Por esta razón “Polemos” dialoga finalmente con otros autores y autoras, intersecciones que producen otras, fantasmas que miran fantasmas.
27-PABLO INGBERG / El cielo no sé (Poesía)
A partir de situaciones puntuales o libres asociaciones privadas, Pablo Ingberg logra captar la vida y el ambiente a veces dichoso, a veces infortunado de la época, sin necesidad de patetismos del anecdotario que se dirimen, o que debieran dirimirse, en los divanes, sin buscar sonoridades especiales porque conoce las herramientas de las que dispone la lengua en la que escribe: le basta el ritmo simple y espontáneo de la poesía (“La luz es un bien escaso / y no hay gobierno del azar / que resuelva dónde cae”).
28- Ana Arzoumanian – Román Caracciolo / Milena e Irene: periodistas. Un pronunciamiento (Teatro)
Cada cuarenta segundos se suicida alguien, leemos en “Milena e Irene, periodistas”; el sino trágico recorre el texto que indaga los aspectos que pudieron haber vinculado a estas mujeres que vivieron bajo las dictaduras del nazismo y el franquismo y las secuelas que deja el Poder, el daño permanente (todo ello ocurrió en las ex crueles provincias del imperio romano de occidente durante el siglo pasado).La sensación que prevalece al leer estas páginas (que suponen una posterior representación, una puesta en escena, un ardid para que aquello que reside fuera de la escena también irrumpa) es la distancia, el destierro, desconocer el punto exacto hacia dónde se dirigen las protagonistas en sus parlamentos: solo se trata de huir; y la gravitación física de la soledad: estar solo es no tener a dónde volver (mientras ellas charlan se disuelve otra vez el Imperio austrohúngaro y corresponsales, amigos reales o literarios, que no son menos reales por eso, también vuelven a cejar en las calles, en pogromos, en campos de concentración).
29- Luis Benítez / Antología esencial (Poesía)
Dice Osvaldo Gallone:
La poesía de Luis Benítez reconoce una raíz inequívocamente metafísica, y conduce al lector a ese lugar que Agustín, de Hipona, supo denominar con la expresión “íntima interioridad”, ese sitio donde el temblor de la sensibilidad se funde con el rigor intelectual, esa fusión que también puede nombrarse como “poesía metafísica”.
30- FERNANDO MOLLE / El despertador y el sordo (Poesía)
Dice Leónidas Lamborghini:
Este libro de Fernando Molle, su poesía, pertenece a esta corriente; en su caso, se trata de una poética del chasco; esta sería su peculiaridad dentro del marco general. Molle suministra ininterrumpidamente información, como si dijéramos noticias del día, destacando su presunta importancia con tono de off de record y hasta con mayúsculas de alarma. Molle atiende a ese su juego, impasible, satura ese espacio y logra así, paradojalmente, (esa es la hazaña de su escritura) hacer visible el hueco, el vacío.
31- EMILIANA FARINA / La coleccionista de momentos inolvidables (Poesía)
En “La coleccionista de momentos inolvidables” de Emiliana Marcela, como en todo libro hay un secreto o enigma que deberá revelarse; los motivos varían, las ficciones se suceden, pero como quería un latino, siempre habrá quien sepa unir lo útil a lo ameno, deleitando a quien leyere a la vez que invitándolo a pensar; porque la utilidad de un poema puede implicar una materia de discusión, pero quién no ha descubierto, en un día entre los días, que unas pocas líneas juntas guardaban en algún recoveco de la mente un ímpetu que acaso pudiera salvarnos la vida.
32- SURAY TRABA / Indómito despertar (Poesía)
Hay que agradecer a Suray Traba su capacidad para recrear estos actos perceptivos y expresivos con distintos elementos de la realidad, insinuar lo que se agita entre lo visible y lo invisible, sin obviar que entre las tapas de un libro se albergan las palabras y sus dobleces, como quien advierte: estás leyendo esto, desocupado lector, en un lugar imaginario. Ya lo exponía un arduo doctor vienés: el campo de la realidad, es el campo donde “todo es posible”, porque no sucede (“quiero escribir la noche / quiero escribirla ahora”).