Mar 07.Oct.2025 3:59 hs.

Buenos Aires
T: 10.6°C  H: 70%

cultura-de-jujuy-a-tierra-del-fuego  | 

La nostalgia es la que hace sonar el tambor de mi corazón de Fabián Herrero. Por Pablo Queralt

 Buenos Aires: Barnacle, 2025

05.10.2025 17:31 |  Noticias DiaxDia  | 

La nostalgia como una nube iluminada que atrae y ahuyenta, de la que uno no se quiere ir, es el dulce tormento, el aliento de otro mundo en el deseo de la felicidad que vuelve en palabras y desaparecen, en el juego de lo amado. Es la intensidad que marca el paso de cuando veinte años no es nada y el corazón avanti anhela y lo sensual nos lleva en versos con su musicalidad casi rumor, en una amorosa lucha, colmando los sentidos modelizando una lengua, una forma de encarar circuitos de identificación en distintas intensidades discursivas haciendo una cartografía de registros, haciendo del pan cotidiano su territorio existencial. Hasta caerse en una última luz en el silencio de nubes inmóviles donde siempre anida el recuerdo. Nos recuerda el encanto de la gripe porque es poesía que nunca termina de irse con todo su brillo, reina, acento de la alegría. Poemas románticos a su manera despojados, desnudos en la mirada de la danza soñada. Una interioridad que narra al amor en su instante luminoso, en su esperanza, en su expectativa, en una secreta eternidad. Poemas de verso corto estrofados como en un conversatorio en su aire respiratorio, susurrante de voz a cielo abierto, así es el juego que
se juega entre amores y viejas glorias sabaleras: Chiva Di Meola, árboles continuos, Cococho, señales de un pueblo que se muestra en la foto con su montaña de silencio. Así en un navegar con las manos y las palabras, puerta de un paraíso, lugar donde se es y se vive. Como noches derrotadas que se van del corazón es este transitar entre la edad del agua y del fuego. La vida que se va pasando de una orilla a otra, atrapados por un mundo que no se olvida y queda en el recuerdo de lo poético. Ensoñaciones y realidades como cuerpo de un secreto guardado, una radio, conjunto de iluminaciones y palabras en versos recitados por Li Po, resplandor del peso de una distancia. Porque las ventanas son para ver y dejar entrar el aire a la casa de los sentidos con todos sus misterios. En ese silencio testigo del sol que los ojos del poeta descifra y guarda para sí. La luz ha penetrado en un mundo que ama la nostalgia y el estar y contemplar para que salgan las nuevas palabras para un nuevo comienzo. Un territorio existencial que convive con un mundo natal, con su apego y su efusión por el tiempo y el espacio, superviviente y transformador de la nostalgia con la potencia del retorno a un nuevo estado naciente, comienzo de comienzos de todo romanticismo.



síganos en Facebook