En tiempos de una poesía minimalista, narrada con el ensamble de géneros y una fuerte impronta en lo cotidiano, en hechos de la vida diaria, difuminando los límites entre el poeta y el narrador, el poemario de Mariana Benítez, titulado Biografía de lo perdido, publicado por Editorial Autores de Argentina (2025) se aparta de esta tendencia, abordando temas esenciales. Utiliza metáforas concisas, evitando un lenguaje florido para enfocarse en el sentimiento que es propio de la poesía de todas las épocas. Una exploración personal, que al decir de la psicoanalista y poeta Inés Barrio, autora del prólogo de este libro, Mariana “nos propone un recorte, un sesgo de la vida, para ponerle palabras a lo perdido”.
El poemario se divide en cuatro acápites: Lo que arde; Lo que duele; Lo que insiste; Lo que anuda. En ellos las imágenes sensoriales abiertas “Liberar la obsesión/ Extraviase en el laberinto / para encontrar la salida”, se yuxtaponen con versos más herméticos que necesitan de la completud libre del lector, disparando la imaginación a un crisol de posibilidades que enriquecen el texto. Los dos versos de la contratapa son un ejemplo de ello: “Cuando las letras se ordenan/ se encuentra el punto para decir adiós”.
Ante la cruda realidad de la Biografía de lo perdido, la autora explora la nostalgia, el desamor, la melancolía, el tiempo pasado, que reflejan la tristeza por lo que pudo ser y ya no es. Pero así como en este poemario “Todo está en la intemperie”, hay también una esperanza, “un sitio donde volver”, y refugiarse en las palabras para enfrentar los fantasmas y los miedos. Por eso a pesar de que “el azul ya no es patria/ ni cielo estrellado/ ni luna”, en el poema “Aún no”, hay un rechazo a la muerte que acecha. Se le dice que hay mucha vida por recorrer y que se puede hacer del abismo un muro de contención. La protagonista está de pie y en contundente cuando afirma que “No fuiste prisionera de la caverna/ No hubo jaula/ siempre estuvo/ la libertad en vos”.
Mariana Benítez transita con idéntica pasión el olvido y el amor, sus marcas y las huellas, aunque ya se hayan ido. La fe y la esperanza atraviesan cielos e infiernos, en su afán “de seguir escribiendo para decir/ algo sobre el parto de la lengua / y el suicidio del silencio”. Es el gran desafío del escritor romper la mudez de la pantalla en blanco, esa inacción perturbadora que se supera cuando hay algo importante que decir. Cuando hay una emoción que necesita ser trastocada en palabras. Escribir para interpelar al olvido no como una conjura sino como una sanación, sabiendo que la literatura no puede quedarse sólo en la catarsis. Una forma de ello es el amparo de las metáforas: “Escribo para librarme/ de la ruta de tu olvido/ y de los lobos hambrientos/ desatados en mi voz”.
En Biografía de lo perdido, la autora conjuga el sentir directo con la reflexión existencial, donde conviven la condensación de los versos con el devenir de la protagonista del poemario, teniendo en cuenta que lo autobiográfico y referencial al plasmarse en escritura se convierte en ficción. La memoria puede rescatar lo perdido, pero puede también evocar hechos que nunca existieron o que al recordarlos quedan al arbitrio de nuestra imaginación. Este poemario es una voz intimista, una poesía profunda y de logrado nivel literario que muestra y no explicita. Un entrelineas que remite a la esencialidad de Vallejo, de Pessoa y de nuestro Borges.
María Benítez nació en Buenos Aires. Es licenciada en Psicología, Psicoanalista y Docente de la Escuela Rioplatense de Psicoanálisis y Poesía con sedes en Argentina y Uruguay. Es miembro del taller de poesía coordinado por la Doctora Inés Barrio, psicoanalista y poeta. Ha publicado tres poemarios en coautoría: “Lágrimas negras” (2012); “Postales de cuarentena” (2020) y “El mercader del rio” (2022). “Biografía de lo perdido” es su ópera prima.