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Poemas de María Julia Druille (Buenos Aires)
29.10.2025 14:21 |
Noticias DiaxDia |
El bucle infinito
como en la Antiguedad
cuidarse de bandidos
traficantes de esclavos, bandoleros
mercaderes de cuerpos
perder la familia, la libertad
ser botín del ejército
que te vendan por deudas
como en Grecia o en Roma
por ese afán de repetir
poco ha cambiado
en ese bucle infinito del tiempo
sufrimos del olvido
esa amnesia que nos mata
cazadores de niños
embusteros de la red
engañadores de citas
niños perdidos
dolor y siempre el comercio de los cuerpos
la mujer objeto valioso
en las cacerías
lamentan las troyanas su destino / tras la guerra
otras disfrazadas de hombres
por los caminos de América
huyen para cuidar sus vidas
cambian los días
el apropie solo cambia de formato
¿Quiénes nos observan
allí donde anidan seres reales y sutiles?
¿Serán los ojos de los que nos precedieron?
Siglos de atesorar memoria en tus genomas
Ese manantial de vida que late
Rincón donde la luna roza displicente
Su cordaje de dedos
En la desnudez ilusoria de tu tronco
Cobijas criaturas temerosas de lluvias, temporales
Envuelves en tus tallos de red
Campanillas, liebres, tacuaritas
Intangibles raíces sostienen huracanes
Que se alejan tristes, derrotados
Reverbera ese plumaje de hojas sonoras
Ese cotorreo de colores
escándalo en que explotan las semillas
Un eterno presente de raíces
de pasado y lo que viene
Lenguaje de los bosques
Que traduces a un idioma
secreto
que desconocemos
Salvar los restos
Cada paso al borde del abismo
En manos de la furia y el desborde
¿Qué hilachas de país nos quedará?
¿Qué de los que entregaron su vida por la patria?
¿Quién de tantos olvidados en el frente?
los sin nombre, las mujeres cosiendo heridos
aquellos cavadores de vías
los soldados de Malvinas
los médicos que surcaron el país
los maestros de fronteras
transitamos silentes el despojo
saquean impunes y ostensibles
¿qué de la montaña y su vientre?
¿su secreto tesoro, su trampa mortal?
hambrearán a los hombres que creyeron y
los otros cuando despierten
ya los trenes habrán partido
enmascarados en la larga noche
será triste reconocernos vacíos
en la honda traición y los embustes
pero descubrimos/ descubriremos
tal vez no sea tarde
que podemos hacer frente
que el nido de la resistencia late vivo
aunque los voraces picos
los que roen la médula
los rapaces que descuartizan el mundo
los que rascan hasta el fondo las entrañas de la Tierra
crean que vencerán para siempre
Pero la semilla de lo nuevo está creciendo
Tarda como tardan las cosas más difíciles
Y defendamos con las uñas su cosecha
porque un cambio en el mundo se avecina
Conjeturas
Supongamos que esa noche no tomabas las pastillas
Que te llamaba un amigo y por horas
conversaban
Que alguien con hambre y frío te pedía abrigo
Y esa noche era otra noche diferente
Tal vez un segundo antes
los que quieren partir
Esperan
Supongamos que pasaba por ahí
Con una botella de vodka, cigarrillos
Ganas de hablar, con un poema a medias Que te hiciera comprender
Lo única/ que no es lugar común/
que no siempre la tragedia/
y así asomabas al día
envuelta entre frazadas con tu amigo
y tomaban café juntos
porque tal vez
(como el sabor de las cerezas)
los que quieren partir
esperan
Centinela del mar
al borde del acantilado
el viejo hotel
de ventanas tapiadas
y el cartel de posible derrumbe
el mar y su regusto
salino y dulzón
franjas de azules verdes grises
totoritas al son del viento
en el médano alfombrado de silvestre
y gaviotas ofendidas
por la visita sin aviso
¿Qué esconden los montículos ondulados?
¿Qué restos? ¿qué historia prohibida¨? ¿qué secretos guardan?
¿Qué tehuelche mira el mar
desde su tumba verde?
No hay barcos que naveguen nuestro mar
no habrá luna esta noche
de preguntas rotas
caminaremos en lo oscuro
sin más linterna que una estrella
para que ojos inquietos busquen
la verdad
En sordina
Un do sostenido en mis huesos
Como pájaros en trino
Galopa entre mis dedos
Partes de mi cuerpo guardan silencio
Pero las coyunturas crujen en sordina
Y ahí van hacia el embudo/ espiral de tiempo
Los escombros de los días perdidos
Las sobras de la pena
Las escurriduras por donde caen las lágrimas
Y alimentan de sal la tierra
Esa sombra del polvo en los rincones
De la casa
Admito que a veces las voces calladas
Quieren llamarme con su canto de sirenas
cada noche sin embargo
aguardo en los pliegues tibios
Los brazos de la aurora/el consabido bautismo
La celebrada extrañeza
El prodigio
Lo que me acerque de nuevo
Al misterio del día
Rumores
Tanto inhóspito urraquear
Cacareo de voces
Un ciclón un tembladeral
Entre tanto rezongo/álgido/inútil
Y los guerreros ausentes
Sin arriesgue de vísceras
Solo este silencio estrepitoso
Este mundo hueco
Que nos aleja del carozo
Recorrido que se hunde en lo neblinoso
No deja ver un puerto al menos
Un punto de llegada
Quedan colillas bollos de papel usado
Y el otro es la verdadera frontera
Un puerto digo no otra cosa
Que a la mañana anheles
Beberte ese frasco de rocío
Que el día te promete
Pero no
Apenas mantenerte a flote
Mientras te apoyas en recuerdos
que sin claridad
te anclan en la tierra
Un día para morir
¿saben los que van a morir
que será ese su día?
¿lo presienten? ¿llaman a sus viejos amigos?
A las novias de aquella esquina perdida
En un barrio que ya no les pertenece?
¿hablan de sus omisiones, de los deseos no cumplidos?
Debería haber al menos un alerta, una señal
Que los apresure a abrazar a sus hijos
A ordenar cada llave con su nombre
A poner en un sobre los papeles
Sabemos tan poco de la muerte
Es tan esquiva la mano que nos lleva
Un escozor tal vez irrumpa
Ganas de seguir en este mundo
De mirar el sol esconderse entre los juncos
De pensar no he tomado aún el sendero aquel
Por el bosque de lengas
No he vadeado el arroyo rumbo a Nazareno
Ni lo he cruzado sobre las piedras en la estación del deshielo
Tampoco me he despedido de mis viejos vecinos
Los que aún quedan de este lado
Dicen que como aviso sopla un viento bajo
que hace remolinos
levanta una polvareda entre los pies
y el que sabe
el que conoce las señales
se da cuenta de que alguien ese día
en algún lugar cercano dejará este mundo
es que sabemos tan poco de la muerte
Y es tan esquiva la mano que nos lleva
Instantáneas
I
Si el médano baja la guardia/ cede
Se abre camino, nada contiene al agua
Que se adueña, con su rugido /su embate
Así como la vida que golpea/ que sacude
modela, deja huellas
así nada detiene ese latir cuando se agrietan
las compuertas y todo se inunda en descontrol
II
Disuelvo la mirada y me fundo
Soy brizna que crece, hongo que fulgura
El sol ahora hace brillar algunas hojas
Ilumina mientras otras
Permanecen en la sombra
En un rato la tierra habrá avanzado
En su vuelta
y lo que estaba en sombras
brillará
En la profundidad espesa de los ojos
III
Baja rauda gota de lluvia en alambique
Lo que destila
Cada fragmento de estrellas
Luz que suelta el néctar
Que beberé junto al fuego
Cuando se infle de magia
La luna llena
Un café con Alejandra
en la mesa donde siempre te sentabas
hablábamos de poesía
de las noches en vela
de lobos de trapo que acechaban
trineos en bosques de maquetas de colegio
de gusanos que roían almohadas
(seguro que la mía)
y te reías
con esa risa límpida que te alejaba
de la muerte
porque te hizo falta lo que llena el cántaro
de estrellas
o quizá prender una fogata y ver
cómo se quema el día frente al lago
después se te escurría la mirada
la vista torva hacia la calle
y la lluvia y los paraguas
la gente que corría
¿Dónde va la gente?
Me decías
yo no sé adónde ir
entonces hacíamos silencio
yo plegaba un barquito de papel
con un garabato de poema
y se iba contenta/ me abrazaba
pongo la proa al sur
vuelvo a mi casa vieja donde soy niña
todavía
María Julia Druille
Escritora nacida en Villa Maza. Pcia. de Bs. As. Licenciada y profesora en Letras de la U.B:A. y Traductora Pública de francés, también de la UBA. Profesora de enseñanza primaria (P.E.P.) Normal 1 de la Ciudad de Bs. As. Se desempeñó como profesora en nivel secundario, terciario y como formadora de docentes.
Coordina el taller literario Rizoma especializado en poesía y narrativa desde el año 1994. Dirige la editorial Tersites, que edita poesía y ficción. Condujo el ciclo “La serendipia, encuentro de escritores”junto a Liliana Lapadula y actualmente co- coordina “Los sueños de Casandra”, ciclo de poesía, con la poeta Mirta Venezia.
Publicó cinco poemarios: Gramática del Tangram, Sobre rocinantes fieles a causas perdidas, Hinojos salvajes, Como alga que envuelve al río, Cicatrices del viento; dos libros de cuentos: Dispositivos del desencanto y Memorias de un país invisible , dos libros infantiles: Diversión en la laguna y Jeremías, el arcoiris en los bolsillos ,tres novelas juveniles: Viaje de rescate (Editorial Tersites), Misterio en Cueva de las manos (Editorial Maya) e Incendio en el Iberá (Editorial Tersites) y la novela Quillén.
Unos cuantos ensayos de su autoría integran antologías y revistas especializadas. Publicó: Voces en juego. Una mirada sobre la obra de Cecilia Pisos. Ed. ALIJ, 2017; Porque habitaste la palabra. Homenaje a Edna Pozzi. (Enigma Editores, 2018); Huellas de los secreto. Una lectura de los cuentos de “Yo soy el tiempo” de Ester de Izaguirre (Edic. ILCH); “Una mirada sobre “Mujercitas eran las de antes” de Graciela Cabal (Ed. AALIJ); Un extraño se desliza por mi habitación. Una lectura de Kentukis de Samantha Schweblin (Enigma Ed.); Transhumancia. El viaje de las identidades dicersas (en conjunto con María Laura Otero) (Enigma Ed.) y Un mundo sin cuerpos, (Enigma ed.)
Varios poemas y cuentos fueron galardonados por diferentes instituciones del país. Fue vicepresidente de la Academia Argentina de Literatura Infantil y Juvenil. Es profesora en la Diplomatura sobre Literatura Infantil y Juvenil organizada por la Sade Central –Universidad de Villa María (Córdoba) y profesora de Español para extranjeros en la UNSAM.
Instagram: memorias de un país invisible y @ María Julia Druille (Instagram y FB)Contacto con la autora: majudrui@gmail.com , WWW.editorialtersites.com.ar