Sufriente en Babilonia. Poema de Alfredo Lemon (Córdoba)

Es impresionante el zigzag de la historia.

La época se arruga, resbala, aúlla, grazna.

Los señores de la res-publica

afilan los colmillos de sus dogos.



Discordia/ amargura/ incerteza.

La sociedad vive en estado de shock.



La civilización enloqueció como una rueda sin eje,

un engranaje sin tornillo.

A mí también el lenguaje se me dio vuelta

y apenas puedo usarlo al revés.



Me lanzo al piano del teclado intentando una pirueta.



Los extremos de la realidad se emparejan/ aparejan

perpendiculares/ paralelos

vibrantes en vectores/ vértices,

redondos en su rodar

hacia riesgo inédito o terraplén,

euforia o dolor.



Discépolo querido, sé mi Virgilio en este trance.



El ánimo se entristece.

El corazón se vacía.

Un emperador sádico y venéreo

grita en las pantallas con su tez maquillada.



Son los entretelones de una pesadilla,

una negrura que horroriza en sueños.

Crueldad y fango.

Crímenes y estupor.

Próceres fusilados

y una tentativa de magnicidio.



Peligroso polvorín político…

Oh democracia: ¿cuántas vidas hacen falta para aprender?



Gira Girondo su trompo alucinado.

Los daños se disparan hacia todos lados.

La ñata contra el vidrio

y un Billiken junto al calefón.



¿Cómo se puede errar tanto?

Nadie hace pie.



¡Dale nomás! ¡Dale que va!



Che, Patria mía, confío en tu después,

en la fuerza de tu aurora seduciéndome.



El drama mantiene su suspenso

pero hasta lo lastimado podría sanarse.



¡Levántate y anda!



Lo bueno buscalo en ti.

En la mejor versión de tu podría.

Rendirse no es opción.

O morir o padecer.



Tus enemigos caerán derrotados.



Desde 1810 te bombardearon/ te ametrallan.

Y sobrevives.

Nada caduca.

Sigue el vértigo.



Lo blanco atisba un parpadeo.

El devenir no tiene fin.



Valor e inspiración ante el sufrimiento.

A prepararse con decisión para el próximo acto.