El martes se celebra en la sede de Naciones Unidas en Nueva York la Convención Internacional para la Protección de todas las personas contra las Desapariciones forzadas, cuya apertura estará a cargo de la embajadora ante el organismo internacional, María Cristina Perceval.
En el salón 3 de ONU, la Conferencia de los Estados partes de la Convención Internacional para la Protección de todas las personas contra las desapariciones forzadas, y a continuación un panel conjunto de Argentina y Francia abordará la temática.
Moderado por: Béatrice Le Fraper du Hellen –consejera de la Misión Permanente de Francia ante Naciones Unidas, estará integrado por Estela de Carlotto –presidenta Abuelas Plaza de Mayo-, Marta Vasquez –presidenta Madres de Plaza de Mayo, Línea Fundadora-, Lidia Almeida -miembro Madres Plaza de Mayo Línea Fundadora-, Ángela Boitano -presidenta del organismo de derechos humanos Familiares de Desaparecidos y Detenidos por Razones Políticas-, Fatou Bensouda –fiscal de la Corte Penal Internacional-, José Luis Díaz –Amnistía Internacional, representante ante la ONU-, Ibrahim Salama –director Human Rights División Tratados, Oficina del Alto Comisionado de los Derechos Humanos.
A las 18 será inaugurada la muestra fotográfica “Ausenc´as” del artista Gustavo Germano, en el Kuwait Boat Room, de la sede de las Naciones Unidas.
El prólogo de la obra, escrito por Horacio Verbitsky, dice: "La desaparición forzada de personas, que debían esfumarse de la nada, fue el método elegido por la dictadura argentina de 1976-1983. Según varios de sus jefes, así buscaron evitar la condena de la Santa Sede, con la aprobación sigilosa de la jerarquía argentina. Pero a cambio consiguieron que aquel pasado atroz llegar a a ser un insomne presente perpetuo, como la maldición que Neruda pensó para Franco. Más que los juicios penales, las investigaciones periodísticas o ensayos filosóficos el arte da cuenta del vacío lacerante que la ausencia inexplicable provoca. Como las esculturas de Juan Distéfano o los poemas de Juan Gelman, los cuadros de Carlos Alonso o los del español Ramón Ramón Gucemas, las fotografías de Gustavo Germano y los puntos que en cada leyenda reemplazan al nombre ausente evocan ese trauma fundador de la identidad argentina contemporánea y nos introducen al misterio del tiempo con la muda violencia de un gesto congelado.
En el desarrollo se reproducen varias historias ilustradas con fotos de los álbumes familiares.