Cuarenta inmuebles de Barracas, uno de los barrios fundacionales de la Ciudad de Buenos Aires, recibieron la protección cautelar en la mayoría de los casos y estructural en otros por parte de la Legislatura.
La catalogación comprende a una serie de edificios pertenecientes al área de Amortiguación del Distrito APH1 San Telmo-Avenida de Mayo contenida en la Ley 4464. Entre los más destacados hay viviendas señoriales unifamiliares -actual Escuela "República del Líbano", casas de rentas -Av. Caseros al 900 o Av. Montes de Oca al 200-, viviendas de clase media -Tacuarí al 700 y Piedras a la misma altura-, arquitectura estatal -Normal Nº 5 que data del año 1909 y sucursales bancarias en Av. Montes de Oca 1687 y 873- e inmuebles de valor testimonial agregado, como la sede del Club Social de Santa Lucía -Av. Montes de Oca 1517- o el Bar El Progreso, en la esquina de Montes de Oca y California.
El proyecto de ley fue realizado por el arquitecto Ignacio Fusilier de la ONG "Proteger Barracas" y otros vecinos, con la colaboración del arquitecto Mario Carmona del Centro de Gestión y Participación Comunal Nº 4, e inspirado en iniciativas que dieron continuidad y complementariedad a gestiones de los legisladores (MC) Teresa de Anchorena y Patricio Di Stefano quienes oportunamente presidieron la Comisión especial de Patrimonio Arquitectónico y Paisajístico del parlamento porteño.
La historia de Barracas se remonta a fines del siglo XVII cuando comenzaron a levantarse a orillas del Riachuelo las precarias construcciones portuarias que le dieron su nombre, conociéndose progresivamente como "Barracas del Riachuelo" y "Barracas al Norte". En la actualidad es uno de los reservorios de arquitectura porteña con valores patrimoniales e identitarios en estado puro que posee Buenos Aires.
Los fundamentos del despacho de la comisión de Planeamiento Urbano sostienen que ""el aumento de la actividad constructiva ha producido en poco tiempo cambios profundos en el paisaje urbano. esto ha motivado la preocupación específica de los vecinos por el patrimonio arquitectónico y paisajístico del barrio., a la cual se han sumado a las instituciones y asociaciones vecinales ya existentes para expresar su preocupación por la preservación de la identidad y la calidad urbano ambiental cuya pérdida sería irreparable".