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Poemas de Roberto Malatesta (Santa Fe)
02.05.2014 11:39 |
de... Poemas |
UN SIMPLE ESPECTÁCULO
Mi hija y yo observamos como entrenan perros.
No es por interés en el asunto,
es cierto que nos gustan mucho los animales,
pero hoy estamos aquí sin más cuestiones.
Apacible espectáculo:
hombres y bestias,
viento y un cielo gris,
luz a lo lejos, en los bordes,
donde quiebran las nubes.
Estamos bien aquí,
la tarde nos parece inmejorable,
echados en el pasto sin nada hacer,
nada podría resultar mejor, tanto que
yo no sé que es esto, cómo denominarlo,
si felicidad, busco el cómo y el porqué
sin nombre alguno todo me desborda,
sin nombre alguno, no está mal, mejor así.
Todo es inmensidad:
el pasto, el viento, la luz.
Todo importa, empero, nada es importante:
sólo grande y sin peso.
Estamos bien aquí.
INCONCLUSO
Conozco (entro y salgo de)
un viejo poema
inconcluso,
dice algo así:
"pequeñas
flores naranjas
visitadas
por
abejorro negro."
No soy su autor
puesto que,
como lo he advertido,
aún no está terminado,
por lo tanto
tampoco se ha concluido
su autor,
(aunque en este caso
exista la ventaja
de saber
quien ha de ser).
Entonces
sobresale la idea
de que el autor
también
se edifica en el poema.
Cuando lo termine
se los mostraré
diré:
-he aquí mi poema concluso-
No sé si para entonces
seré más feliz.
No está del todo mal
saberse custodio
de un poema inconcluso.
Pero prosiguiendo
con el cómo
de su resolución
puedo precisar
que
básicamente
ésta se reduce
a un problema
(a todo esto,
acepto ayudas,
la poesía de un autor
también es
la poesía de sus amigos,
entonces:
el poeta es
uno que es plural)
El problema,
en eso estábamos:
¿cómo decir lo que se oye
en aquello que se ve?
La solución propuesta sería:
«Zumbido negro sobre naranja»
Pero no me tiene del todo
satisfecho,
me quita,
me induce
al sueño:
sueño naranja y negro
que se va y regresa
como el abejorro.
Otra sección,
agregada a posteriori,
no menos fundamental,
se preguntaría:
¿La poesía –toda-
se compone
de obras inconclusas?
y luego
¿A fuerza de fracasar
qué es el fracaso?
¿Pero porqué esta sección,
qué importancia
tendría
en un poema ya
concluso?
¿O es que acaso
he desistido
de arribar
a su punto final?
¿Acaso el proyecto
sea
la construcción
de un poema
que permanezca inconcluso?
Quién sabe.
Quién habría de saberlo...
LA ESTRELLA ROJA
Vimos a Marte,
los dedos de mis hijos señalaron
hacia la estrella roja.
Nunca, en años, se había aproximado
tanto a nuestra tierra.
Lucía realmente muy bella
en el cielo final
que tocaban los dedos de mis hijos.
Mi casa también era bella
con Marte adornándole el cielo
y mis hijos felices
con aquella visita.
Aquella noche nada se interpuso
entre ellos, nuestra casa y las estrellas.
LA FUERZA DEL NO HACER
No hacer nada requiere fortaleza,
los débiles están siempre trabajando,
si el trabajo escasea lo inventan.
En cambio el que no hace nada resiste
todas las tentaciones que incumben al trabajo.
Entonces las tentaciones desfilan ante él
y es conducido al borde del barranco
como Cristo: arrójate, tómalo todo, adórame.
Y en su desierto del no hacer
persiste adusto y pobre,
desarrolla la gran fuerza del que
sabe cuál es su sitio y su destino
entre los hombres.
No hacer nada requiere fortaleza,
pero este es un don y por lo tanto
a su conocimiento
acceden sólo aquellos para el cual son llamados
UN HOMBRE ESCRIBE...
Un hombre escribe la palabra amanecer
Un hombre escribe la palabra amanecer,
una voz pura para su cuaderno raído,
y el peso de una vida gravitando en su espalda.
¿Qué nos quieren decir este hombre y su palabra?
No parece enmarcar un tiempo culminante,
no luce ropas nuevas, siquiera se ha afeitado,
ningún indicio externo, tan solo ante él, la hoja última
en la cual se destaca: amanecer.
¿Cuáles son las razones que impulsaron
la fe de este hombre viejo a un sonido
que al parecer ya no le viene al uso?
¿Quizás un amuleto palpable en su pecho?
¿Un signo más allá de sus propias palabras
escrito cuando todo parece derrumbarse?
SOL
El mismo sol, esquirla en mí.
El que quita la humedad de las semillas
puestas a secar en un pocillo sobre la arena.
El mismo sol que en la tarde aureola
el germen que regresará
de la muerte a la luz, y puede
con las arrugas del lenguaje,
con las colonias de sus melancólicos vicios.
El mismo sol si metido
en un pocillo de café
o sobre la hierba
abierta al cielo,
o en mi sangre,
canto en mí;
el mismo sol, el mismo cielo.
LEYENDO POEMAS SE ME HA HECHO TARDE
Leyendo poemas se me ha hecho tarde,
no es ésta la primera vez que me sucede,
puedo apostar a que habrá nuevas oportunidades,
puedo abandonar toda la confianza que no me tengo
en apuestas como estas,
y cifrar en futuras tardanzas
la razón de mis seguros fracasos.
Puedo, de este modo, conocer algo de mi destino:
lo más firme en mí es el fracaso,
y todos mis fracasos me conforman uno,
componen y constituyen
mi mejor parte.
EL MEDIODÍA PARECIÓ QUEBRARSE EN UN TRUENO
El mediodía pareció quebrarse en un trueno.
La tarde, como en un cuadro de Bruegel,
transcurre a oscuras mientras yo en su seno
me guarezco. Afuera zinnias, del largo letargo
del sopor buscan alzarse. Cuando al fin
la lluvia llega, bajo el filo de una tenue luz,
pisándome la sombra, renuevo votos de silencio.
UN HOMBRE ESCRIBE LA PALABRA REALIDAD
Un hombre escribe la palabra realidad
y la palabra tiene filo.
La pulsa cauteloso, fue herido muchas veces
por la misma palabra que ahora escribe,
no obstante la desea.
La escribe y considera estar a salvo,
cree que al exponerla ante él se desmorona
su tiranía hiriente.
Celebra armisticios entre él y la palabra.
Pero el hombre que escribe, ni inocente ni simple,
conoce su poder, lo sabe breve,
que vive lo que dura esa corriente
que mantiene con vida la escritura.
Si deja de escribir, la palabra lo engulle.
UN SIMPLE ESPECTÁCULO
Mi hija y yo observamos como entrenan perros.
No es por interés en el asunto,
es cierto que nos gustan mucho los animales,
hoy estamos aquí sin más cuestiones.
Apasible espectáculo:
hombres y bestias,
viento y un cielo gris,
luz a lo lejos, en los bordes,
donde quiebran las nubes.
Estamos bien aquí,
la tarde nos parece inmejorable,
echados en el pasto sin nada que hacer,
nada podría resultar mejor, tanto que
yo no se que es esto, como denominarlo,
si felicidad, busco el cómo y el porqué
sin nombre alguno todo me desborda,
sin nombre alguno, no está mal, mejor así.
Todo es inmensidad:
el pasto, el viento, la luz,
Todo importa, empero, nada es importante:
sólo grande y sin peso.
Estamos bien aquí.
BAJO LA LLUVIA DEL SUR LAS ZINNIAS ALCANZAN
Bajo la lluvia del sur las zinnias alcanzan
a tañer cuerdas por sobre el color de marzo.
Marzo huye con el agua del verano
y baja las gradas en donde esperan ocres
alimentados de cenizas de hojas.
Bajo la lluvia las zinnias, su alma en suspenso,
criba la soledad de patios cercados
por tapiales que han oscurecidos
los diminutos grafismos del musgo.
La palabra soledad, limpia y acerada
bajo la lluvia brilla como un astro
lejano, frío y fuerte.
MIENTRAS EL OTOÑO
Mientras el otoño
ocupa su lugar
en el hueso tibio de las cosas,
yo, como quien se sienta ver
un espectáculo,
espero a que la poesía de comienzo.
Austera y espléndida
unida a la osamenta fría del otoño,
casi al trasluz de las palabras.
Palabras
en las que apenas se apoya
a las que sólo
rosa
como las manos de un ciego
la seda.
MOLINO
Sobre el verde místico de una mañana de niebla,
como una aparición: un molino;
si nos acercamos a destrabar
la palanca que acciona el mecanismo de sus aspas
chirriaran en nosotros como almas
liberadas de un oscuro tormento.
El olor animal todo lo sume
en una infinita paz
de un mundo recién creado.
Pero ¿qué es un molino?
venimos de la ciudad donde todo zumba
y el óxido es execrable. ¿Cuánta agua
necesita un molino? Quizás
tanta como sueños necesita el hombre
y verdor para brillar más alto,
y viento para crujir como un loco, y paz
para arder bajo la luz.
Un molino, acaso un espejismo tan real
que cuesta tiempo y paciencia habituarse a él.
¿Es todo esto un molino?
Al menos comienza así:
un nudo de poesía
que no nos atrevemos a desatar
de un solo tirón,
una inmensa cuestión plantada
en las orillas de una gran lejanía.
LA CONFIANZA DE LOS PAJAROS
Una cardenilla y un cachilo
casi a mis pies.
Yo no me muevo,
todo movimiento
sería
una desconsideración.
Empero esta obligada quietud
es mi mayor libertad,
hace que me reconozca contenido
en un espacio sin lindes.
Siento que al saberlo
la brisa de la mañana
también lo sabe.
No es extraño
que esta sabiduría
hija del espíritu
sea la madre
de la confianza de los pájaros.
EL MISMO GRITO
Con vehemencia regreso
día tras día a la palabra
que repare
la roída armonía.
Un sueño del destino se desprende
si una evanescente metáfora
cubre el mar
del abrir y cerrar los ojos.
Una y otra vez pido
a la materia pura y a la impura.
el mismo grito:
la insistente locura
que me salve.
Si la palabra fuera del tiempo arde
el alimento es el asalto.
Esta tenaz vehemencia me sostiene.
NADA MAS
Nada más pido a la tarde,
buen ejercicio es ceder
toda codicia.
Cierro los ojos:
tibieza del sol,
algo de frío en los pies,
ramas que se mecen.
¿Mañana qué habré de decir?
Tampoco importa.
Esta noche
bajo la lámpara
recogeré trozos de sol
con la punta de mis dedos
tocándome los párpados.
UN HOMBRE ESCRIBE LA PALABRA HIJO
Podría haber escrito niño o chico
y así la perspectiva lo haría más diverso,
pero teme que el vuelo le quite la tibieza
de una mano pequeña apretada a la suya.
Llega entonces la imagen de la rama podada
en la luna precisa y la explosión en ciernes.
Palabra que se quita para el bien del poema:
la mano que se suelta, así es la vida.
No deja de ser cierto que escribe esa palabra
en el lugar donde antes supo escribir amor.
Nadie mejor que él sabe, se exige buena letra.
Este hombre que imagina mientras el hijo duerme
en la pieza contigua, se gasta en la palabra,
es la piedra que el río nunca elude.
EL VIENTO TIENE ALGO QUE DECIRNOS
El viento tiene algo que decirnos esta noche.
Si no le oímos será porque creemos demasiado en nuestros asuntos.
Será porque confiamos en que nuestras tristezas o nuestras preocupaciones
llegarán a algún sitio. Pero el viento pasa y nunca llega.
Nos hemos acostumbrado a un mundo demasiado seguro,
y si no vemos el fondo de cada cuestión no nos damos por satisfechos,
pero no hay fondo, y las cuestiones no importan.
La seguridad es lo que nos desvela, pero el viento,
el viento tiene algo que decirnos hoy.
No nos ponemos de acuerdo en nuestros desconciertos
y el viento pasa y nos dice algo que lleva nuestros nombres,
el viento que pasa y nunca llega.
CAE LA LLUVIA SOBRE EL TECHO DE ZING
Cae la lluvia sobre el techo de zinc,
cae desde muy alto: las chapas
protegen más que el cemento denso.
Si alguna gotera se revela
y filtra su fría perla persistente,
qué tenemos allí:
es sabido:
ninguna perfección se ha dejado ver
sobre la tierra,
no obstante, acaso
esa arrasadora música sobre nuestras cabezas
como coro de ángeles.
ES LA CASA Y EL VIENTO LA ATRAVIESA
Es la casa y el viento la atraviesa,
trae cantos de la tierra, trae los cantos
del mar. El viento es como un pez, es pájaro,
es un hato de sueños desatados.
Pasa el viento y la casa es una tienda;
no te engañen sus sólidas paredes
sus sillas quietas, su centrada mesa
el sosegado cauce del jardín.
La casa es una tienda dice el viento
y pasa; siempre pasa como un pájaro,
como un pez. Es el cielo y es el mar.
El viento y las canciones de los hombres,
el viento sin raíz pero con celo
por todo cuanto fluye en libertad.
Roberto Malatesta, poeta. Nació en Santa Fe, en 1961. Colabora con el diario El Litoral, revista Fenix y Omero Poesía, entre otros.
Libros de poemas publicados: "De las Cosas Blancas" (1984) "Casa al Sur' (1987) ambos ediciones Mainumbí, "La Prueba de la Soledad" (1991) ediciones de la Universidad Católica de Sta. Fe, reeditado parcialmente por ediciones del Arca del Sur (1995) "Del Cuidado de la Altura del Níspero" (1992) "Las Vacas y otros Poemas" (1994), ediciones de la nada, éste último Premio Municipal de Sta. Fe. , "Flores Bajo la Lluvia" (1998) ediciones del Dock; "No importa el frío" (Ediciones El Arca del Sur, 2003); Por encima de los techos (Ed. Leviatán, 2003) y "Cuadernos del no hacer nada" (Sigamos Enamoradas, 2009).
Formo parte de antologías editadas por la Universidad Nacional del Litoral .Obtuvo el primer premio en Poesía año 1995 de la Literaturprojekt La Belle -revista alemana-. y el tercer premio "Poeta en Nueva York" en Nueva York (USA), entre otras distinciones.