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Poemas de Rogelio Pizzi (Córdoba)


17.07.2014 09:59 |  de ... Poemas  | 

CÓNCAVO
Digital descenso
contrario inalcanzable de burbuja.
Mérito del asir
producto en parábolas perplejas.
Caída en caída irreversible.
Sísifo acunándose: la piedra es un pretexto
para escupir los brillos de la nada.

EL VENENO EFICAZ
Tu sutil olvido,
las madrugadas de Caracas,
la Cañada en la ciudad de la espuma,
aquella mirada en el vaporeto frente al Rialto,
tu nombre estampado, contaminando un poema,
la soledad en taxi por la Concorde,
el otoño imprimiendo lascivia de Parque Lezama,
este inquieto desamor que no cesa,
la diferencia entre cóncavo y convexo,
el vuelo del ave en la caída de la muerte,
la mendicidad de las utopías,
mis manos, si toman mis manos
y los amigos poetas
que me absuelven la agonía
y el infame licor
que imprime en las arterias su signo
y la palabra que callo
me envenena.

POEMA PREVIO
A la inescrupulosa presencia del ahogo,
al aguacero melancólico y la fuga.
A la convincente y colosal despedida.

Previo a todo respiro sugerido,
previo a todo. Todo poema es previo.

A los delgados hilos que sostienen los afectos.
A los que desaparecen y a los imprescindibles.
A la madrugada leve y domesticada.

Previo a todo meteoro suicida,
previo a todo. Todo poema es previo.

A los ángeles de la vejez quebrada.
A la cerrada noche de la muerte definitiva.
Al pesado olvido.

Previo a todo sepulcro invertido,
previo a todo. Todo poema es previo.

FARO
Mirador de infinitos buscando desalientos.
Fluyes la constante luz arrasadora,
para hacer lo memorioso.
Y entre el beso y el inverso: la desconsolada madrugada.
Y entre cada uno de ellos, tu pie,
derrumbando calidades.

EL ESTALLIDO FERVIENTE DE LAS ROSAS

Anuncian el estallido ferviente de las rosas.
El sopor de las innumerables bestias conjuradas
es océano de miedo.
No hay sollozo indecente mayor que tu signo
vertebrando esta guerra desmedida.
Tu nervio converge en los diminutos nervios de tus víctimas.

En un extremo del planeta cuatro niñas
buscan desmemoriadas sus brazos en un basural.
Sus manos, sus lánguidos dedos, sus uñas amapoladas.
Beben la leche vómito desmesurado.
Cuatro niñas de tus ojos, miradores de la nada,
anuncian el estallido ferviente de las rosas.

Ya avanza el artificio de los hombres.
El óxido corruptor no puede con el metal de la garganta,
no pueden los ladridos tercos, ni la espesura del espanto.
Una llamarada de voces, de pústulas y tornados de acero
anuncian el estallido ferviente de las rosas.

En el cenit del mundo yo te veo,
escribo una nota de estéril aguacero para tu sed.
Contemplo los jardines
mientras a mi lado
anuncian el estallido ferviente de las rosas.


EL MANZANO VERDE

Cada botella en mar de arena cobija un respiro nuevo.
Pude enterrar cada caricia entre vidrio verde
hierba verde
verde
de todo verde.
Golpean las celosías acobardadas,
mi carne se prepara para la fiesta.
Debo acomodar mis lágrimas, mi ropa íntima,
mis íntimos ahogos.
Que se presenten acuñando novedad y herida,
mañana serán engaño.
Soy Irena Sendler y llegó el día.

CONSTRUCCIÓN DE ABANDONO EN BATALLA

Pero sí cumplirá su doliente tarea la espada…
Arquíloco

I

En la gran catedral del mundo
hay aviso de metralla.
Los niños corren tras sus miembros,
son una fiesta de agonía.
En la gran catedral del mundo
abrazo mi daga, inauguro la sangre oceánica
para evitar traspasarte
y justificar a la madre guerra.

II

Cuando apuntes a mi pecho
piensa en los delicados estertores

que provocan los abrazos clandestinos
la textura unitiva del orgasmo
el minucioso ritmo del poema posible
la temeridad única pulsando el bisturí asesino.

Cuando mi sien sea el blanco,
imagina las curiosas conexiones de los nervios
que animan el vértigo de la cifra
el expresivo navegar de algunos verbos
el devenir afanoso en la búsqueda de los nortes.

Cuando en el sexo derrumbe el metal,
especula sobre la virtud del deseo
que derrama cicuta en el vino.

Cuando por mí te decidas,
ábreme en canal
recorre las vísceras solidarias
y apártame lo humano
para fornicar con los dioses.

PALABRAS

Comisionistas del encanto.
Expectantes y altivas
burbujean las vocales que acontecen,
que desaforadamente se buscan, coquetean.

Son sollozo de tinta,
de pluma y pluma, arquitecturas del abrazo.
Y entre mayúsculas diletantes,
consonantes glamorosas convidan al banquete de la noche.

Solidarios, los renglones
distienden sus tangentes hacia el límite de la página.
Y entre acentos convulsionados
una palabra
y otra
inauguran el Paraíso.

EL GUSANO DEL ADIOS
Cuando caducan los espejismos,
cuando un ocaso sabe al definitivo.
Cuando sobrevuelo el lugar de los despojos,
cuando la quieta mirada anuda al poema.
Cuando sigo esperando
y la puerta es una perplejidad del abismo.
Entonces me tomo las manos,
admito la fragancia de la seda
y un gusano (levemente) susurra
que te has ido.

DE LA ELECCIÓN
Te tomo entre todas
te elijo
cumplo el pequeño rito del beso
te elijo
modelo la vieja mentira del celo
te elijo
invierto los pulsos del corazón
te elijo
me acodo en la esquina de la espera
te elijo
y al tensar esta cuerda a mi cuello
te elijo.

A TU LADO
Mi amarte es una catedral de silencios elegidos...
Fernando Pessoa

La humedad de un instante premonitorio
la precisa combinación de los números y de los astros
el ligamento extenso de la noche que nos espera
una colmena en la serenidad de los olvidos
este latido familiar que augura la tregua
y el silencio de las cosas
que me anuncian
a tu lado.


EL OCASO DEL ÁNGEL
Pero es él el que me mira con su ojo de fuego
o al menos nos miramos el incendio
que provoca el respirarnos.
Leandro Calle

Los límites de este muro abrazan fuegos remotos,
los colores invertebrados de la noche
aproximan una pasión de insectos suicidas.
La caricia de la piedra en la carne
domestica los terrenos más profundos de la herida.
El ángel anuda en sus contornos épicos
una llamarada gélida que me nombra.
Ciego veo un río de tinieblas,
líquido que abruma,
vómito de la corteza del ojo.
Como un abrazo, un vuelo.
Como un ala, una caída.
En el muro mi nombre está escrito.
Un ángel inhuma la belleza.
Voladura de océanos, las manos.
Muertos
somos
el poema.

I
Un puñado de arena
espuma mi mano.
Una desesperación de insectos
horada el ojo.
La luz es una anécdota presuntuosa.


Rogelio Pizzi nació en Córdoba, en 1956.Perteneció al grupo literario "El sello, el cráneo y la sed" junto con Osvaldo Pol, Susana Degoy, Leandro Calle, Raquel Garzón y Rafael Velasco.
En 1997, Editorial Vinciguerra publicó Poema previo. Recibió mención en el “Premio de Literatura de Córdoba” en 1997 y del “Círculo de Escritores y Poetas Iberoamericanos de Nueva York”, en 1998. Mención en el Primer Concurso Iberoamericano de Poesía "Neruda 2000", Temuco, Chile. Jurado integrado por Gonzalo Rojas (Premio Cervantes 2003), Miguel Arteche y Jorge Boccanera.
Poemas suyos integran las antologías Poesía Argentina de Fin de Siglo. Ed. Vinciguerra y Córdoba Poética Siglo XX, Ediciones del Fundador.
En 2008, la Editorial de la Universidad Católica de Córdoba publicó “Muro y Vestigio”.
Libros publicados
Poema previo, Ed. Vinciguerra, Buenos Aires, 1997
Del pétalo diverso, plaqueta, 1999
Breve idolatría, junto con poeta Leandro Calle
El veneno eficaz
Antologías
Poesía Argentina de Fin de Siglo". Ed. Vinciguerra
Córdoba Poética Siglo XX, Ediciones del Fundador.

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