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Poemas de Gabriela Milone (San Luis)


Poemas de Gabriela Milone (San Luis)

27.10.2014 12:38 |  de ... Poemas  | 

venir / a vencer el cuerpo / sin más / porque / escribir no importa / desconcierto en la lengua / que acaso / tan sólo sepa / de algún sabor que gusta / o no / escribir no importa / el deseo incalmable / llama / desde la desgracia / de su nombre / y no traza / más que la inesperada / o la pequeña / catástrofe / del cuerpo en desamor

cuerpo / no se despierta / siquiera con la escritura de su / nombre / apenas / nadie dice su / nombre / vigilia de los que duermen / en los cuerpos de los otros / o acaso / en el deseo de los que no desean / indeseable cuerpo / vencido por el deseo de lo ausente / quién jugaría / a despertar un cuerpo muerto / o apenas / un círculo / un juego / indeseable / indeseado / quién habla del deseo / cuerpo de nadie / desconcierto de lo que no vuelve / o acaso / o apenas / una letra mal anudada a la piel / cuerpo de nadie / nadie juega

LA HERIDA Y LA CULPA
Por el beso culpable de una santa,
aceptaría yo la peste como una bendición.
Emile Cioran

Yo miro la nuca que lo contiene
y contemplo la nube que le cubre
la cabeza, pero que todos ven
como una ausencia yéndose en la idea.

Es padre de los días, de sus nombres
como miel y de otros deseos que
le dictarán la pena como castigo
o la excusa sostenida de horas.

Y escribo esto pensando en el oro
rojo al que vuelve, en el mismo instante
que se cae solo el mundo cada vez
y mis párpados se queman negando.

La herida será de las palabras
que simulan ser el mundo, me digo.
Es mi fe que no dice que sí, que
hace de mí una nena que quiere
volver a jugar como cuando entonces
las piernas no se cruzaban para nadie.

Insisto, me desnudo las piernas
y las cruzo para mí, las enrosco
como reflejo del gusto en el juego
de las palabras haciendo cada vez
la pena que las dice.

Y así persevero en la herida
porque nadie más supo lo que fue
vivir en la palabra, detenida en los vestigios.

(Cuídate, amor, de lo que no se dice.
Cuídate, amor, de la sal que dice fantasmas)

Como si el rescate me fuera concedido,
he salido a mirar lo que se encarna
y he encontrado la vida dichosa.

Suspendida en los dones que no vendrán,
he pensado en las formas de un vientre
y he caído en el círculo que es mi cuerpo.

Como si la fuga fuese posible
he sonreído en la culpa
y he callado la herida.

dónde está su cuerpo / o lo que dijeron / que era su cuerpo / nadie supo qué era eso / apenas algo / que nació a destiempo / no querido / cuerpo que desconoce el amor / mutilado en el centro / de su ausencia / así / pequeñas yemas / caídas en la inflorescencia / en el silencio / que cruza la flor / cuando florece / hacia adentro

deseo satisfecho es delicia del alma / deseo inconcluso / deslizamiento del cuerpo / desquicio de lo siempre / insalvable / salvo / el recóndito silencio de la piel / que atesora / su secreto / y lo alza / alguna vez / como delicia / sí / aunque improbada / y como desgracia / incierta

TIRANÍA DEL PLACER O CUERPO NEGADO
Halaga a tu hijo, y te dejará aturdido; juega con él y te dará tristeza Eclesiástico 30, 9

¿Sabías, papá, de tu blancura que se adensaba
en un vientre destinando el dolor?

Tiemblan las manos si escribo
de la parte que también me dio,
blanco invitado a formarme,
noción del éxtasis saliendo
en el instante de la muerte más pequeña.

¿Pensaste, papá, en el vientre abultado
cuando poseías tu propio placer?

La niña abraza al hombre que elige
ignorando el dolor que desprenden
esas manos grandes,
tatuajes de la extranjería
en un cuerpo de mujer negado.

¿Qué es un padre, papá,
el invitado a la fiesta de los posibles?

Mieles de cabellos acariciados.
Cosquillas en las siestas de los veranos.
Instantáneas que fijan la nena pensante
formulando preguntas.

¿Conocés el sabor de mi sangre, papá,
si no supiste del dolor en el vientre que se alivia?

Porque la simiente es estampa de la negación
de la fertilidad de un cuerpo,
querrá a su niña besándole los labios de hombre sabio,
jugándole a sus pies de gigante limpio,
enjugándole la cabeza de dios fornido,
diluyéndose en su boca de palabras como torres.

¿Posarías tu boca en mi piel, papá,
sin miedo a lo que se dice?

Mis labios sólo tienen viento
aprendido de la boca de un padre
que creyó en su bastimento.
El cuerpo progenitor es la tormenta
que arrasa con la delicia de lo que se afirma.

¿Qué sentís en las entrañas, papá,
cuando la nena niega las suyas?

¿La leche será ajena, papá, higo maldito,
hijo de la flor encerrada, inflorescencia de los siglos?

¿No soy tu nena, papá, hoy que me endilgás
el cuerpo de mujer que me negaste?

Yo haré en mis palabras / fuego en tu boca
Jeremías 4, 14b

habría que escribir / inciertamente / la intrazable / señal del abandono / sólo eso / nada / que pueda ser escrito / más que en el inscribir / importándose en la lengua / exportándose al dolor / escribir no importa / sólo el derrumbe del cuerpo / puede decirlo


Gabriela Milone nació en San Luis en 1979. Licenciada en Letras Modernas. Publicó ensayos sobre poetas.
El cuerpo en la experiencia de Dios (Ferreyra Editor, Córdoba, 2003). Poesías suyas han formado parte de la antología Hotel Quequén (Sigamos Enamoradas, Buenos Aires, 2006).


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