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Luciana  Reif

Por Luciana Reif

 Socióloga y Poeta  


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Bagan, la ciudad de los templos infinitos

 
Bagan, la ciudad de los templos infinitos

14.01.2016 12:51 |  Reif Luciana  | 

No quiero perder esta imagen, un birmano alumbrándome el camino para que llegue a la cima del templo, para llegar a ver una pagoda iluminada y el ocaso de fondo tiñendo el cielo de rosado. Ya empieza a oscurecer y estamos los dos solos. Los turistas se van cuando el sol se esconde y el atardecer termina, pero yo prefiero este momento cuando el rosado se expande en el cielo hasta que la noche lo devora. El birmano paciente me espera, y bajamos por la escalera diminuta y estrecha con su linterna, el día término para él y yo vuelvo a mi hostel.

Estoy en Bagan, la ciudad de los templos infinitos, las pagodas budistas se construyeron hace mil años y están en cada lugar donde se posa la mirada. Las pagodas se levantan como grandes coronas encima de nuestras cabezas, construcciones macizas y fuertes como los dioses que las habitan. Recorremos los templos en bicicleta, en la entrada de cada pagoda están los mercados, la gente habla a través de lo que vende. Un hombre me cuenta como pinta los platos, sobre la caña de bambú con la tintura que viene de las rocas, punzón mediante va armando las imágenes. Es la tercera generación en su familia que se dedica a esto y el inglés lo aprendió para poder vender y hablar con los turistas. Me pregunta de donde soy y le cuento de mi vida en Buenos Aires, yo también aprendí inglés para acercarme, para hacer mi propia imagen de lo que escucho, una pintura mental que llevó conmigo y me guardó. A la salida de uno de los templos hay un puesto de libros, la mayoría son de George Orwell que durante siete años formó parte de la policía Birmana, pero también están los libros de la líder democrática opositora que durante años estuvo encarcelada, los locales tienen prohibido hablar del tema, pero la chica nos señala el libro y nos dice “I like it”; y nos cuenta la historia que a ella le conto su padre. Mi amiga le compra el libro, y seguimos de viaje.

Antes del atardecer visitamos uno de los templos mas conocidos “Sulamani”. Tiene uno los mercados más grandes y al igual que los platos, los cuadros exhibidos retratan las costumbres y creencias de los birmanos. Una chica con una sonrisa nos muestra cada pintura: nos explica el calendario budista en donde cada elefante representa un día de la semana, en otro cuadro hay una pareja , como Romeo y Julieta nos dice, y trata de acercarnos al terreno de lo que conocemos, de construir lazos, entre lo que ella y nosotras simbolizamos. En el siguiente cuadro esta el dios de la paz, un elefante y un león mansos duermen debajo de sus pies, "no fight" repite la birmana y sonríe, mientras nos aclara que si el cuadro no nos gusta no hace falta que lo compremos que mirar es gratis. Yo me quedó con su mirada, con la paciencia con la que nos explica, con la forma en que retrata su mundo, con los puentes que tiende hacia nosotras que miramos las pinturas como si quisiéramos descubrir las voces y las historias que se esconden detrás de cada templo birmano.
 
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