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Algunas conclusiones de un año agitado..

                    Castigo a la clase obrera, perdón a los empresarios

29.12.2017 11:13 |  Ramos Pablo | 

En el marco de un aplique sistemático de políticas anti-obreras impulsadas por el gobierno de Cambiemos y sus aliados del PJ, el año 2017 se presento como un escenario permeable al descontento social generalizado, que se materializó en intensas protestas sociales lideradas por diversos sectores de la sociedad. La raíz del malestar surge ante las evidentes estrategias programadas por el poder de turno, que redundan en la continuidad de la carestía de vida. Cada vez queda mas claro que su maquinaria estatal, legal, económica, simbólica y mediática está a libre disposición de los intereses del fondo monetario internacional. La falta de soberanía, en esta instancia, se hace fácilmente inteligible. Entre ajustes, tarifazos y emisión de deuda transcurrió este año, generando conflictos en los diferentes rubros productivos que decanto en miles de despidos (22.000, es decir, un despido cada seis minutos) y cierres de fabricas en el ámbito privado, como también en el sector publico, donde no solo vienen de despedir a 11.000 Estatales, sino que también tienen en la mira a 20.000 mas. Esto se avecina con el impulso de un nuevo plan para el empleo publico llamado Ley de Modernización del estadopor parte del Gobierno Nacional y el Ministerio de Modernización, siempre acompañado con su discurso de un Estado Chico pero eficiente, es decir ajuste.

Mientras tanto, han hecho estructural los problemas de infraestructura, vaciamiento de programas, privatizaciones de espacios públicos, precarización y flexibilización de sus trabajadores con salarios de miseria que rondan los $5000 por debajo de la línea de pobreza. En este sentido, agraviaron al sector audiovisual (INCA), al ministerio de cultura, a ENACOM con 165 despidos, ISER con 40, el cierre de Televisión digital abierta con 180 familias en la calle, la toma del CCK, la reducción del presupuesto al CONICET, ANSES. Y para acompañar las fiestas de fin de año, el Ministerio de Energía de Aranguren intenta impulsar los despidos de 140 trabajadores/as, y la lista sigue ya que al cierre de esta columna informan despidos en el Ministerio de Medio Ambiente. La contrapartida a estos ataques es la organización y la lucha de los distintos sectores estatales. En este sentido, vale mencionar la lucha que dieron los y las trabajadores/as de la cultura que impulso jornadas de protesta y lograron bajar al ministro de cultura, que puso en duda que fueran 30.000 los detenidos desaparecidos en la ultima dictadura. Todo esto al compas de un pueblo que se movilizó masivamente el 24/3, que repudió ampliamente el 2 x 1 y lo revirtió en las calles.

También en la Salud, tras el conflicto por las 12 horas de trabajo en el Hospital Posadas o la resistencia a la aplicación de la Cobertura universal de salud (CUS),  que viene a achicar las “prestaciones” de la salud pública. En la educación, tras el intento que se esta haciendo para cerrar 29 institutos de formación docente, después del recorte presupuestario que sufrió esta área.

En el sector privado cerraron siete empresas por día con un total de 6000 en el 2016 y 2000 en este año, con la puesta en marcha a la limpieza de las pymes ineficientes, mientras se blanquean informalidades para los patrones. Esto mismo pudo verse con la inmensa cantidad de conflictos como los de Cresta Roja, Pepsico, AGR Clarin, Frangraf, Comdata, Ingenio Esperanza despidiendo a 400 trabajadores, QuickFood a 180, La mueca en Santa Fe, La maderera Mam en Neuquén, Coca Cola Pilar o la fabrica de vidrios San Ignacio en zona sur de Bs As, son algunos ejemplos.

Estos eventos se suceden a la par de los discursos de Macri y su equipo, donde nos bombardean con palabras y frases vacías, haciendo de la mas fina manipulación mediática un arma para justificar la súper explotación obrera, la muerte de Santiago Maldonado, el fusilamiento de Rafael Nahuel, que llevan consigo la lucha de un pueblo criminalizado y sometido por el estado, la justicia, los propietarios y los medios de comunicación hegemónicos que se esconden detrás de la construcción de un enemigo desconocido y violento, para pisotear sistemáticamente los derechos establecidos por la Constitución Nacional. Como en el caso de los pueblos originarios que reclaman territorios, y su reconocimiento esta plasmado en el articulo 75, inciso 17 en relación a la propiedad de sus tierras y recursos naturales.

Este pacto entre sectores se hace habitual y necesario para aplicar el paquete de reformas regresivas y diseñadas por organizaciones multinacionales, en conjunto con el fondo monetario internacional. Con dichas recetas condicionan y relativizan nuestros derechos conquistados históricamente, como por ejemplo: El convenio colectivo de trabajo, determinando así, ni mas ni menos que nuestras condiciones materiales de existencia. El mismo desarrollo de las contradicciones genera divisiones en ese bloque. Como podemos ver con Carrio-Macri, la CGT y sus múltiples fracturas que el triunvirato vino a sanar pero que no lo logra.

Pedir colaboración a las clases mas explotadas y precarizadas, mientras perdonan deudas enormes a los empresarios, es propio de una infamia. Forma parte de esa idea de que dándole mayores libertades a las empresas, estas producirían mas y eso redundara en mas empleo, mas consumo. En resumen, beneficios para todos. Pero la realidad a demostrado que el único interés que tienen multinacionales, monopolios y banqueros es el de maximizar ganancias en base a elementos, pero sobre todo con mayor explotación de la fuerza laboral, es decir, menos costos. En ese sentido la reducción de aportes patronales como vía de escape a su propia crisis, y así conseguir el incremento nuevamente de sus ganancias. Es por eso que tenemos que seguir reflejando este descontento en las calles, imponiendo los métodos históricos de la clase obrera, como venimos viendo con el millón y medio de personas en la Plaza de Mayo, mas todos los cacerolazos que se esta dando en los diferentes barrios. Esta es la evidencia histórica del pueblo exigiendo ser escuchado y una democracia que no responde, teñida de una institucionalidad que no incluye a las necesidades básicas de una gran parte de la población. Con este panorama, sale a flote un tercer actor en discordia, por fuera de la  grieta, expresando una impronta combativa y popular. Es por este camino de rebelión, de expresiones contundentes de rechazo a las políticas anti populares, es que podemos frenar el aplique de las reformas.

 

 

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