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Declaración de Humberto Tumini en el juicio de La Perla

25.04.2014 04:17 |  Noticias DiaxDia  | 

TRIBUNAL ORAL EN LO CRIMINAL FEDERAL DE CÓRDOBA Nº 1-AUDIENCIA 15 DE ABRIL DE 2014-VERSIÓN TAQUIGRÁFICA
-En la ciudad de Córdoba, en la Sala de Audiencias del Tribunal Oral Federal Nº 1, a 15 días del mes de abril de 2014, siendo la hora 11 y 17:
SR. PRESIDENTE (Díaz Gavier).- Buenos días. Se reanuda el debate.
Señor Secretario, haga pasar al testigo Humberto Miguel Tumini
-Ingresa a la Sala de Audiencias el testigo Humberto Tumini
SR. PRESIDENTE (Díaz Gavier).- Buenos días, señor. Antes de que se siente, tengo que hacerle algunas prevenciones de ley.
Díganos su nombre completo, por favor.
SR. TUMINI.- Me llamo Humberto Miguel Tumini.
SR. PRESIDENTE (Díaz Gavier).- Señor Humberto Miguel Tumini, usted ha sido citado como testigo en esta causa y como tal su obligación es la de decir la verdad y sólo la verdad respecto de los hechos que conozca y sobre los que va a ser interrogado. Esto significa que no se puede mentir, tampoco se puede callar o no decir algo de esa verdad que usted conozca, pues ambas son formas del delito de falso testimonio que está severamente penado en nuestro Código y que se agrava cuando está cometido en perjuicio de personas que están acusadas en un juicio criminal como este.
Bajo estas prevenciones le voy a tomar el juramento de ley. Por sus creencias ¿jura decir verdad de todo cuanto sepa y sea interrogado?
SR. TUMINI.- Sí, juro.
SR. PRESIDENTE (Díaz Gavier).- Siéntese, por favor.
El señor Humberto Miguel Tumini ha sido ofrecido como testigo en la causa Maffei por la Fiscalía General que representa el doctor Trotta. Antes que nada, señor Tumini, díganos ¿qué edad tiene?
SR. TUMINI.- 64 años.
SR. PRESIDENTE (Díaz Gavier).- ¿Qué oficio, actividad, ocupación o profesión tiene?
SR. TUMINI.- Soy dirigente político.
SR. PRESIDENTE (Díaz Gavier).- Antes de que las partes y el Tribunal le hagan las preguntas que estimen pertinentes, le tengo que preguntar por las generales de la ley, ¿usted conoce a algunas de las personas que están acusadas en este juicio?
SR. TUMINI.- Bueno, no sé bien las personas que están acusadas, tengo entendido que uno de ellos es el general Menéndez, al cual lo conozco porque tiene actuación pública.
SR. PRESIDENTE (Díaz Gavier).- Entonces, no tiene con relación a las personas que están acusadas, que usted sepa, alguna vinculación de amistad, de enemistad, no es deudor, ni acreedor, ni tiene ningún grado de parentesco.
SR. TUMINI.- No, nada en absoluto.
SR. PRESIDENTE (Díaz Gavier).- ¿Hay alguna razón que dificulte la veracidad de su testimonio no obstante su condición de víctima de esta causa?
SR. TUMINI.- No, en absoluto.
SR. PRESIDENTE (Díaz Gavier).- Señor Fiscal General ¿va a iniciar usted el interrogatorio?
SR. FISCAL (Trotta).- Sí, señor presidente.
Buenos días, señor Tumin. Quería preguntarle si usted fue privado de su libertad en alguna oportunidad en la última dictadura cívico militar; concretamente en Córdoba, en qué lugares estuvo y cómo fueron las circunstancias, todo lo que usted vivió, conoció, con quiénes estuvo, cómo fue el trato que recibió en los lugares en los que estuvo privado de su libertad.
SR. TUMINI.- Yo fui detenido en la Provincia de Tucumán en setiembre del año 1974, luego fui trasladado a la cárcel de Villa Devoto, luego a la cárcel de Rawson, nuevamente a Devoto, a principios del ’76 fui trasladado a Tucumán para prestar declaración en el juicio que se me hacía, volví antes del 24 de marzo del ’76 a Devoto y luego a Rawson, allí permanecí hasta fines del año ’77; a fines del año ’77 fui trasladado con el resto de las personas de mi causa -cinco personas más y otras personas que provenían de otras cárceles del país- a Córdoba. Esto fue a principios del año ’78 -no tengo clara la fecha, pero habrá sido enero, a más tardar principios de febrero del ’78-, fui trasladado a la Penitenciaría de la cárcel de San Martín con todas esas personas, compuesto por hombres y mujeres, todos detenidos políticos que tenían como rasgo común haber sido detenidos en el ámbito del Tercer Cuerpo de Ejército, algunos habían sido detenidos en Córdoba, otros –como nosotros- habíamos sido detenidos en Tucumán, pero todos éramos del Tercer Cuerpo de Ejército. No recuerdo bien la cantidad, no sé si éramos dieciséis, diecisiete o diecinueve personas, de las cuáles tres eran mujeres que venían de la cárcel de Devoto. Recuerdo que veníamos vendados, esposados, bajamos en el aeropuerto -que estimo yo era el aeropuerto de Pajas Blancas en ese entonces-, me dio la impresión que era ése. Nos subieron a un celular de traslado de presos y nos trajeron a la Unidad Penitenciaria, me parece que era en el Pabellón 9, que era el único donde quedaban presos políticos en ese momento, porque habían sido trasladados, habría cuarenta presos políticos más todos nosotros.
Estuvimos allí durante el mes de febrero y marzo, con un trato en algún terreno bastante malo desde el punto de vista alimentario, teníamos que hacer las necesidades encerrados en la noche en las celdas en tarros de cinco litros con agua, un trato bastante malo.
Recuerdo que el 11 de marzo a la noche entra una cantidad de gente, donde estaban mezclados militares con guardiacárceles, nos hacen desnudar a todos y nos hacen pasar por una fila, el pabellón era bastante largo, desgraciadamente, y había una fila de los dos lados de militares, gendarmes y servicio penitenciario, nosotros teníamos que pasar desnudos, corriendo por ahí a los golpes, a las trompadas, a las patadas, tratando de no caernos y después volver todo el pabellón de vuelta y lo que nos dijeron: “este es el festejo del 11 de marzo”. No sé si recuerdan que el 11 de marzo fueron las elecciones del año ’73 en las que triunfó el posteriormente presidente Héctor Cámpora. En realidad fue el único hecho de violencia directa que ejercieron sobre nosotros en el período que estuvimos en la Unidad Penitenciaria.
A principio de abril, creo que el diez, vienen una noche y nos dicen que a todos los que habíamos sido traídos de las distintas cárceles juntos, que nos preparemos, que vamos a salir. Nosotros teníamos la idea, porque esto de traer un grupo de presos de otras cárceles del Tercer Cuerpo ya había sucedido en el año ’77 -y después volvió a suceder con el Mundial de Fútbol, nosotros fuimos la segunda tanda-, con la primera tanda y por lo que a nosotros nos habían comentado, les habían dicho que los traían de rehenes, no sé por qué razón trajeron la primera tanda de rehenes, pero, aparentemente, a nosotros nos trajeron porque iba a viajar la Junta de Comandantes a Córdoba, no sé si después viajó, y la tercera tanda era por el Mundial de Fútbol con la amenaza directa de que si algo sucedía afuera, nosotros éramos rehenes e íbamos a pagar las consecuencias.
Nos llama a la reja el guardiacárcel y nos dice que nos preparemos para salir porque nos van a trasladar, pero sin nuestras cosas, así como estábamos, salíamos. Salimos efectivamente, nos vendan, nos atan y nos suben en lo que todo indicaba era un camión, yo creo que eran camiones militares por el lugar a dónde después nos llevaron, pero eran camiones. Nos tiraron, nos taparon con una colcha -probablemente una colcha militar porque era pesada- y a los golpes nos ordenan …
SR. FISCAL (Trotta).- Discúlpeme que lo interrumpa.
Le quiero hacer unas preguntas. Usted hizo como una interpretación de cuál era la razón por la cual lo trasladaron, pero usted nos puede decir si en el caso de este traslado que le dicen que ustedes “van a ser llevados” le dan una explicación de por qué; no sé si lo dijo y a mí no me quedó claro, efectivamente le dicen por qué usted y este grupo va a ser llevado a otro lugar.
SR. TUMINI.- No nos dicen, pero cuando regresamos del periplo que ahora voy a contar, lo que nos comenta el resto de los presos que estaban en el pabellón es que en esos días había ido la Cruz Roja Internacional y que, según todo indica, a nosotros nos habían sacado para que no nos viera la Cruz Roja Internacional y no pudiéramos hablar. A nosotros no nos dicen cuál es el motivo, obviamente, incluso a nosotros nos llevan a lo que era el Campo de La Ribera y después nos sacan y nos llevan a La Perla. Todo indica, de acuerdo a los relatos –a nosotros no nos dijeron así- que también –y a eso lo puede verificar el Tribunal- la Cruz Roja Internacional visitó el Campo de La Ribera, o sea, si eso fue así, probablemente la misma razón que los llevó a sacarnos de la cárcel, los habrá llevado a sacarnos del Campo de La Ribera y llevarnos a La Perla. A nosotros no nos dijeron, pero esas son las cosas concretas, la Cruz Roja fue a la cárcel, porque cuando volvimos nos dijeron: “Miren, vino la Cruz Roja y todo indica que a ustedes los sacaron para que la Cruz Roja no los vea”. No había mucha explicación de por qué nosotros estábamos allí, en la cárcel de Córdoba.
SR. FISCAL (Trotta).- ¿Le dicen que van a ir a determinado lugar por determinado tiempo?
SR. TUMINI.- No, nada, nos dan palo, unos buenos culatazos cuando nos suben arriba del camión vendados y atados.
SR. FISCAL (Trotta).- Usted siempre habla de “nosotros”, pero todavía no nos ha dicho quiénes son “nosotros”.
SR. TUMINI.- Nosotros somos el grupo que fuimos trasladados juntos desde distintas cárceles a la Penitenciaría de Córdoba, no recuerdo bien el número, pero estaba toda la causa nuestra, éramos seis, estaba Silvano Castro, que ya falleció; Orlando Meloni, que ya falleció; Osvaldo De Benedetti, que lo mataron en la tanda siguiente; estaba Ricardo Rípoda, Alberto Genoud y yo, esa era la causa nuestra, que fuimos detenidos en Tucumán. Después que recuerdo estaba Fermín Ribera, Federico Bazán, un muchacho que era cineasta de Córdoba que creo que vive en Francia actualmente y estaba el ex diputado nacional Jorge Cardelli, docente de Río Cuarto, no recuerdo los nombres, había más, pero deben estar en el ingreso a la Penitenciaría; había tres mujeres que, como dije, una de ellas era la esposa de Federico Bazán, a las otras dos no les sé el nombre.
SR. FISCAL (Trotta).- Y estas personas son las que usted estaba contando que las …
SR. TUMINI.- Claro, todos nosotros vamos a La Ribera; en La Ribera no recuerdo bien, pero me parece que nos tienen cinco, seis o siete días, no tengo presente, nos tienen a todos en una celda grande, que por lo que pude ver después, en esos días, daba a una especie de patio grande -porque nos levantábamos un poco la venda cuando podíamos- que tenía un paredón de este lado.
SR. FISCAL (Trotta).- Disculpe que lo vuelva a interrumpir.
Me interesaría que usted me explique, usted en la cárcel de San Martín ¿estaba con venda, atado y vendado?
SR. TUMINI.- En la cárcel no, cuando nos sacan …
SR. FISCAL (Trotta).- Les ponen las vendas.
¿Cómo es que usted llega a otro lugar?, ¿lo recibe alguien?, ¿le dan alguna explicación?
SR. TUMINI.- No, nada, nos reciben a patadones.
SR. FISCAL (Trotta).- Trate de contarme todos los detalles.
SR. TUMINI.- Nos reciben de la misma manera que nos habían subido a los camiones, o sea, nos bajan a las patadas, a los culatazos y nos ponen en esa celda y allí estamos todos los días sin ninguna explicación, solamente dándonos de comer, solamente llevándonos al baño. A veces nos sacaban de la celda y nos sentábamos un rato; yo tengo problemas de asma, entonces en algunos momentos tenía problemas de asma, me sacaban de la celda, me sentaba frente a ese patio.
A veces teníamos posibilidades de diálogo entre nosotros, por ejemplo, uno con que dialogué fue con Fermín Rivera. Fermín Rivera fue uno de los muchachos que vino con nosotros, había sido detenido en Córdoba. Va al pabellón con nosotros y a los días se lo llevan. A los pocos días, aparece en el diario, en un allanamiento creo que en Río Tercero, en la casa de una familia, me parece que era Fernández la familia, supuestamente señalando un pozo donde había armas, a esto no lo recuerdo bien, si eran armas de Villa María, que habían sido sustraídas del cuartel de Villa María o una cosa así. La cosa es que hay un allanamiento, aparece la foto de Fermín Rivera en el diario. Luego regresa a la cárcel, y nosotros lo encontramos en La Ribera, no sé si con nosotros o en una celda al lado. Yo recuerdo haber hablado con él, le pregunté un poco sobre qué había pasado con eso, en fin. O sea que teníamos algún margen para esa cosa.
Había otro muchacho que no era del grupo nuestro que se llamaba Porta, que ya falleció, que también estaba en La Ribera con nosotros. No sé qué juicio le sustanciaron pero estaba en La Ribera. Cuando nosotros llegamos, él estaba en una celda al lado y se comunicaba con nosotros.
En La Ribera, en realidad, conmigo no hablaba nadie, con el que sí hablaban en un determinado momento –porque nos cuenta después- es con Osvaldo De Benedetti, que era de mi causa, que había sido detenido conmigo en Tucumán. Osvaldo nos relata después de que volvemos a la Penitenciaría que en un determinado momento en La Ribera lo habían llevado a una entrevista con un coronel. Le había dicho el grado pero no el nombre, que era un coronel, eso le dijo la persona a De Benedetti. Y le empezó a preguntar sobre su militancia y sus cosas porque, evidentemente, De Benedetti era una persona bastante conocida en los años ’70, y le empezó a hacer una serie de preguntas. En un determinado momento –nos relata De Benedetti- le dice: “bueno, y cuando salgan en libertad, ¿qué van a hacer?”. Tengan en cuenta que éramos personas muy jóvenes, en el año ’78 tenía 28 años, y De Benedetti era de mi edad. Entonces, le pregunta eso y De Benedetti le dice: “no sé, ya veré qué hago, tendré que rearmar mi vida, si me quedo en el país”. Él era de Rosario. Y el coronel le dice: “ustedes van a salir y van a seguir hinchando las pelotas”. De Benedetti se queda muy preocupado, como diciendo que no tienen mucho interés de que nosotros recuperemos la libertad con vida. Esa era la interpretación que él le daba, y no se equivocó porque a los tres o cuatro meses lo traen con otro grupo, para el Mundial de Fútbol, lo sacan y lo matan, argumentando que se había querido fugar. O sea que evidentemente tuvo alguna mirada realista sobre lo que el coronel había querido decir.
Ese fue el único caso que yo supe, de los que estuvimos allí, que tuvieron un diálogo específico con una persona en La Ribera. Los demás, salvo el trato con los que nos custodiaban, que me da la impresión que eran gendarmes, no lo podíamos ver bien pero me da esa impresión, o a lo mejor, eran del Ejército, fue el único diálogo.
Después, una noche nos dicen: “prepárense, los vamos a trasladar”. Nos vuelven a tirar arriba de los camiones y nos llevan a otro lugar que resultó ser La Perla. Allí el ambiente era muchísimo más ríspido, mucho más rígido, el trato de los guardias, el ambiente en general era silencio total, por lo que yo he podido ver después en unas fotos de un salón de La Perla, que me dio toda la impresión que era donde nos tenían a nosotros, porque tenía baldosas rojas y nosotros podíamos ver las baldosas, y al fondo tenía unos baños y el último día que estuvimos allí nos llevaron de a dos, nos sacaron las vendas y nos hicieron bañar con la compañía de gendarmes y luego nos trasladaron nuevamente a la cárcel.
Los días que estuvimos en La Perla, que deben haber sido tres o cuatro, estuvimos permanentemente acostados en los colchones de paja, vendados, atados, lejos unos de otros, o sea a distancia, no como en La Ribera que estábamos cerca, sin ninguna posibilidad de diálogo, nada, ni con quienes nos custodiaban ni con el resto de los compañeros presos que estábamos allí. Era un trato mucho más riguroso que el que tuvimos en La Ribera, donde era riguroso pero no tanto.
Volvimos a la cárcel, estuvimos diez o quinces días más…
SR. FISCAL (Trotta).- Disculpe una pregunta. ¿Cómo nos podría describir esta situación donde estaba en un momento en la cárcel, que podía dialogar, sabía cuál era la situación que tenía, que estaba detenido por una causa que fue iniciada en Tucumán, y de golpe, sin que le dijeran nada, es llevado a un lugar donde estaba todo el día vendado y después a otro lugar? ¿Qué nos puede decir de esa situación?
SR. TUMINI.- Bueno, era parte de las situaciones habituales, no eran situaciones excepcionales, estábamos en plena dictadura militar, veníamos sufriendo muy malos tratos en las cárceles legales donde se nos tenía, presiones sistemáticas, golpes, calabozo de castigo, etcétera. O sea que no vivíamos en un paraíso los que estábamos detenidos, conocíamos estas situaciones perfectamente así como conocíamos perfectamente de la cantidad de gente que habían asesinado sacándola de la cárcel, entre ellas una hermana de mi esposa de ese entonces, que está desaparecida –mi esposa- que se llamaba Liliana Páez, que la sacaron de la Penitenciaría y la mataron. O sea, era una cosa que sabíamos qué era y estábamos preparados para esa situación, pero no era una cosa anormal, era una situación que tenía un grado de normalidad, por ejemplo, los traslados en avión, los anteriores y posteriores, eran sumamente de maltrato extremo, entonces, no era una cosa anormal.
En realidad, por lo menos en mi caso en particular, tenía la visión de que en cualquier momento nos iban a matar, es así.
SR. FISCAL (Trotta).- O sea que usted pensaba que en cualquier momento lo iban a matar.
SR. TUMINI.- Y bueno, por lo que sucedía permanentemente tenía que tener esa previsión, de que en cualquier momento nos iban a matar. Además, si llevan a 19 personas desde distintas cárceles al Tercer Cuerpo de Ejército, con conocimiento previo de para qué los habían llevado, en el caso concreto de Federico Bazán, a uno de los que llevan con nosotros, si no me equivoco, es uno de los que sacan de la cárcel y no lo matan. Entonces, teníamos información bastante precisa de lo que podía suceder, por lo tanto, lo que había que hacer era arremangarse y apechugarla, pero no era una situación anormal en absoluto.
SR. FISCAL (Trotta).- Cuando usted va a declarar en el ’74 en Tucumán, en esa causa, ¿usted tenía abogados?
SR. TUMINI.- Teníamos un abogado que era senador provincial de la Unión Cívica Radical de Tucumán, que se llamaba Ángel Pizzarello, y que después del golpe le pegaron 60 tiros y lo tiraron en helicóptero.
SR. FISCAL (Trotta).- Se quedó sin abogado, digamos.
SR. TUMINI.- Y quedamos con abogado de oficio.
SR. FISCAL (Trotta).- ¿Y la situación que usted vivió?
SR. TUMINI.- Voy a contar algo para que se tengan en cuenta algunas cosas. A nosotros, seis personas, nos detienen en el año ’74. En ese entonces, había diez días de incomunicación legalmente, que habitualmente, en el caso de los detenidos políticos, eran utilizados para ejercer tortura sobre los detenidos políticos y después presentarlos en forma más o menos decente ante el juez. A nosotros nos detiene la Policía Federal y nos tortura duramente durante ese periodo, entonces, cuando nos llevan al juez, el juez se llamaba Manlio Martínez, de Tucumán, muy joven, recién había ingresado a la Justicia, en reemplazo de otro juez que se llamaba Santos que después fue detenido por militares y puesto en prisión.
Cuando llegamos nosotros a Tribunales, cumplido el plazo de los diez días, llegamos muy mal, o sea, con muchísimos signos de tortura, muy quemados por la picana y muy mal. Entonces él se asusta cuando nos ve y hace sacar fotos, y nosotros hacemos la denuncia de apremios ilegales.
Les toma declaración a tres nomás de nosotros –yo fui uno de ellos- y como a las tres o cuatro de la tarde nos hace trasladar a la cárcel –estoy hablando de setiembre del ’74, no había Operativo Independencia todavía, el comandante de la V Brigada era Luciano Benjamín Menéndez, si no me equivoco- nos trasladan al penal de Villa Urquiza, y a las doce de la noche o una de la mañana aparecen cinco o seis personas de civil adentro del penal con antifaces, acompañados por supuesto de los guardiacárceles, autoridades del penal, nos sacan, nos suben a una camioneta, nos tiran al piso de la camioneta, y yo me dije: “nos van a matar”. Era difícil pensar otra cosa. Pero no, nos llevan al Juzgado, a las dos o tres de la mañana, para que el juez le termine de tomar declaración a los tres que faltaban, cosa que hizo, y ahí nomás, esa mañana, nos trasladaron a Buenos Aires. Es decir, nos sacan de Tucumán y nos trasladan a Buenos Aires.
Si no me equivoco, el general Menéndez estaba en el traslado, no puedo asegurarlo pero me parece que era él cuando nos llevan al aeropuerto en una camioneta, había tres jefes militares, uno de ellos el general Menéndez, pero no puedo asegurarlo.
Ahora, ¿cómo fue el interrogatorio de los tres compañeros que faltaba interrogar? Los de la Policía Federal tiraban tiros adentro del Juzgado Federal, y el juez estaba absolutamente asustado. Nosotros, los detenidos, lo teníamos que calmar, le decíamos: “no se preocupe, no le va a pasar nada, es simplemente para asustarlo”.
SR. PRESIDENTE (Díaz Gavier).- ¿Tiraban tiros adentro?
SR. TUMBINI.- Tiraban tiros adentro de Tribunales, a las dos de la mañana, en la puerta, digamos, de donde el juez nos estaba tomando declaración, y nosotros le teníamos que decir al juez: “no se asuste, no lo van a matar, póngase tranquilo y tómenos declaración”. Esos eran los métodos de presión que ejercían sobre la Justicia, hay que tener en cuenta que a los dos meses llegó el Operativo Independencia a Tucumán.
Después, cuando nos trasladaron una vez más a Tucumán, en una época un tanto inconveniente que fue en febrero del año ’76, nos sacan de Rawson, nos llevan a Devoto y un día vienen a Devoto y nos dicen: “preparen sus cosas que los trasladamos a Tucumán”.
Vamos en un Guaraní, avión de la Fuerza Aérea, de doce plazas, manejado por miembros de la Fuerza Aérea. Bajamos en el aeropuerto de Tucumán, y doce o quince vehículos civiles y militares en una caravana, nos suben, van por el centro de Tucumán, haciendo ostentación de armas y metiéndole terror a la población, y nos llevan al Juzgado del doctor Manlio Martínez para que declaremos sobre los apremios ilegales, que habíamos declarado. Por supuesto que ratificamos lo que habíamos dicho en un principio, y por supuesto que a esa altura las fotos habían desaparecido del expediente, le preguntamos al doctor por las fotos, y habían dejado de estar en el expediente.
También en esa oportunidad pensé que nos iban a matar, la verdad, pero el personal de Fuerza Aérea le planteó al juez que nos tomara la declaración rápidamente que ellos querían volverse ese mismo día, probablemente tenían la visión de que si nos dejaban en Tucumán nos iban a matar. Efectivamente, llegamos a la mañana, prestamos declaración y nos volvieron a subir al Guaraní y nos trajeron a Devoto y de ahí, a los días, nos trasladan a Rawson, y cuando llega el golpe del 24 de marzo del ’76 yo estaba detenido en Rawson.
Sigo con lo de Córdoba. En concreto, nos traen desde La Perla, estamos unos días y nos dicen que preparemos nuestras cosas y nos trasladan al penal de Sierra Chica, o sea que mi paso por Córdoba tuvo que ver no con causas judiciales ni nada de eso sino que fuimos traídos acá probablemente en calidad de rehenes aunque no nos dijeron específicamente, en un período de tiempo dado nos llevaron de vuelta y nuestro pasaje por La Ribera y La Perla probablemente haya tenido que ver con este tema de la Cruz Roja.
En el siguiente grupo lo traen a De Benedetti y lo matan.
SR. FISCAL (Trotta).- Una pregunta. Además de estos compañeros que dice que eran de la causa, Fermín Rivera, ¿ha sabido de la existencia de otras personas, tanto en La Ribera como en La Perla?
SR. TUMINI.- En La Ribera no lo ví pero lo escuché a Porta.
SR. FISCAL (Trotta).- Porta, dijo.
SR. TUMINI.- Este muchacho que ya murió. Un día ví en el patio que estaba allí, suponga que el patio estaba acá, acá un paredón, y allá un pasillo que nos llevaba a las dependencias, nosotros estábamos aquí (El testigo hace gestos con las manos sobre la mesa). Nosotros estábamos sentados allí y vimos a una mujer, en la otra punta del patio, que estaba caminando por allí. La vimos de lejos, yo no la conocía, además yo estaba con la venda, apenas podía espiar, pero después alguien me comentó que era una muchacha que el padre estaba preso, me parece que el apellido del padre era Deutsch. Era un hombre grande que estaba en el pabellón con nosotros, y alguien me comentó que esa muchacha –eso se puede corroborar porque esa muchacha sobrevivió a la detención, si en esa época estaba allí detenida-, me dijeron “es la hija de Deutsch”, este señor Deutsch creo que tenía, si no me equivoco, una casa de electrodomésticos acá en Córdoba y después –creo que ya falleció- se fue a los Estados Unidos. Es la única persona que vi en La Ribera por fuera de nosotros, amén de haberlo escuchado a Porta, evidentemente, lo tenían bien aislado. En La Perla no vi a nadie, es decir, a donde nosotros estábamos no iba nadie y nos tenían rigurosamente atados, controlados, vendados, así que allí no vi a nadie.
SR. FISCAL (Trotta).- ¿A las personas que se encargaban de ese lugar?
SR. TUMINI.- Las personas en La Perla eran gendarmes porque lo vi cuando nos llevaron a bañarnos, eran de Gendarmería, eran los que nos cuidaban. La gente que nos daba de comer, que nos traía la comida, me daba la impresión de que no eran militares. A nosotros, por lo menos a mí, siempre me dieron de comer varones, nunca mujeres. No los veía, no hablaban, pero daba toda la impresión, de que –yo pensé en ese momento- debía ser gente detenida en La Perla porque no eran militares, no tenían borceguíes.
SR. FISCAL (Trotta).- ¿Cuál es la razón por la que cuál usted podía saber que no eran militares?
SR. TUMINI.- Presumo, porque en general, cuando queríamos ir al baño venían militares o gendarmes, venían con borceguíes, con uniforme verde, lo alcanzábamos a ver; la gente que nos traía el alimento no eran ellos, estaban vestidos de civil. Rigurosamente, el resto de la gente que nos cuidaba estaba vestido de uniforme, lo mismo en La Ribera, los que nos traían la comida eran militares.
SR. FISCAL (Trotta).- ¿Y el trato de estas personas?
SR. TUMINI.- Nos traían la comida y nada más, no tenían ningún tipo de diálogo, ni nada, cero, silencio, venían, traían la comida y se retiraban.
SR. FISCAL (Trotta).- ¿No había diferencia con el trato que podían recibir con la Gendarmería que les traía la comida?
Señor presidente, a fojas 122 hay una referencia concreta que me gustaría ver si el testigo dijo esto y, en base a ello, que nos explique, está a mitad de hoja.
SR. PRESIDENTE (Díaz Gavier).- Lo incorporamos.
SR. FISCAL (Trotta).- Le pregunto porque usted dijo esto: “Recuerdo en La Perla que los que servían la comida no era personal militar sino civil, que por el trato que nos daban yo entiendo que eran detenidos, pues el trato era bastante más humano que el trato que nos deparaba cualquier personal militar. Estas personas no hablaban con nosotros …” y sigue lo que está diciendo usted. A esto me refería. ¿Por qué lo dijo usted?
SR. TUMINI.- ¿Yo lo dije?
SR. FISCAL (Trotta).- Si, esto lo dijo usted, por eso le pregunto si recuerda haberlo dicho y si nos puede ampliar un poco. Usted hace la distinción “eran civiles detenidos por el trato más humano que nos daban en comparación con el trato que nos daban los militares”, por eso le preguntaba.
SR. TUMINI.- La verdad, si lo dije debe haber sido así, pero no me recuerdo detenidamente que hayamos tenido demasiado trato con la gente que nos daba de comer en La Perla. Que los militares nos trataban mal, no me cabe ninguna duda, ahora, probablemente, haya establecido una diferencia entre cómo nos trataban los militares y cómo nos servían la comida; pero, con toda franqueza, no recuerdo haber tenido ningún diálogo, ni una palabra, ni nada con la gente que nos servía la comida en La Perla.
SR. FISCAL (Trotta).- Sí, usted lo aclara a eso.
SR. TUMINI.- Probablemente, si yo establecí una comparación es porque en líneas generales, los militares nos trataban bastante mal, entonces, al llevarnos la comida decentemente, allí haya establecido una diferencia, pero no recuerdo en particular que hayan venido, hayan tenido un diálogo con nosotros y nos hayan dicho “compañeros qué les pasa”, nada.
SR. FISCAL (Trotta).- ¿Cuándo es que usted recupera su libertad definitivamente?
SR. TUMINI.- Recupero mi libertad parcialmente a finales del ’82, me parece que es noviembre del ’82 que me dan libertad vigilada en la ciudad de Córdoba, y me parece que me levantan la libertad vigilada por setiembre del año ’83.
SR. FISCAL (Trotta).- Su causa ¿cómo terminó?
SR. TUMINI.- Mi causa fue por asociación ilícita, me dieron seis años de prisión que culminó en 1980. Yo siempre estuve a disposición del Poder Ejecutivo. A mí me detienen el 28 de setiembre del año ’74 y a principios de diciembre me ponen a disposición del Poder Ejecutivo y me mantienen en esa condición hasta setiembre del año ’83, o sea, siempre estuve a disposición del Poder Ejecutivo, y a disposición del juzgado estuve hasta setiembre de 1980 en que la causa …
SR. FISCAL (Trotta).- Claro cumplió la condena, porque desde el ’74 ..
SR. TUMINI.- Cumplí la condena, pedí varias veces lo que constitucionalmente debía haber sido -que es la opción para salir del país- y siempre me la denegaron, habían encontrado una artimaña para denegar la opción de salir del país, que no se podía negar hasta la llegada de los militares, era que lo iban a estudiar de nuevo, era un mecanismo a través de la cual no daban la opción para salir del país, o sea, la solicité en un par de oportunidades, siempre fue denegada por lo que estuve en prisión después de cumplir la condena dos años y pico más y después casi un año en libertad vigilada.
SR. FISCAL (Trotta).- Señor Tumini, por mi parte tengo dos preguntas más que se las hago juntas para que me las conteste, ¿tenía algún tipo de militancia? Y si nos puede decir qué militancia tenían sus compañeros de causa.
SR. TUMINI.- Nosotros éramos del PRT, del Partido Revolucionario de los Trabajadores.
SR. FISCAL (Trotta).- ¿Todo el grupo que nombró?
SR. TUMINI.- Todo el grupo.
SR. FISCAL (Trotta).- Muchas gracias, serñor Tumini.
No tengo más preguntas.
SR. PRESIDENTE (Díaz Gavier).- Tiene la palabra la doctora Sánchez.
DRA. SÁNCHEZ.- Buenos días, señor Tumini.
Quería preguntarle si conoció del ámbito de la militancia política a Daniel Francisco Orozco.
SR. TUMINI.- No me recuerdo.
DRA. SÁNCHEZ.- ¿A alguien a quien le llamaran Sebastián, estudiante de Ciencias Económicas?
SR. TUMINI.- No sé, no recuerdo.
DRA. SÁNCHEZ.- ¿Conoció a Oscar Rosetti?
SR. TUMINI.- Rosetti, ¿puede ser un muchacho de San Francisco que a la hermana la mataron en la cárcel de Córdoba?
DRA. SÁNCHEZ.- Así es.
SR. TUMINI.- El “pájaro”.
DRA. SÁNCHEZ.- Sí, así es, el “pájaro”.
SR. TUMINI.- Sí, lo conocí.
DRA. SÁNCHEZ.- ¿Usted tiene conocimiento si a Rosetti también lo llevaron a La Ribera o a La Perla?
SR. TUMINI.- Me parece que sí, lo que tengo conocimiento seguro es que él estaba haciendo la conscripción y fue tremendamente torturado y llevado a la cárcel de Córdoba. Entre las torturas que le habían ejecutado era agujerearle el pito, el pene, con un alambre caliente y llegó muy traumatizado a la cárcel de Córdoba, al hospital de la cárcel de Córdoba. Después voy a contar un relato que me contó alguien que estuvo allí. Se encontró con otro muchacho que se llama Isaac Rudnick, que fue detenido a mediados del ’75, en oportunidad del asalto a la Jefatura de Policía de Córdoba -no fue detenido allí sino a una cuadra y le habían pegado tres tiros, tres balazos-, y estaba en el hospital de la cárcel de Córdoba donde va Rosetti, el “pájaro”, y le relata todo eso y me acuerdo detenidamente porque Rosetti le dice que lo van a volver a llevar a torturarlo, que lo mate, porque no quería volver a pasar por la tortura, había sido sumamente dura la tortura -estamos hablando de un muchacho de 20 años- y el hombre le dice que bueno, agarra una botella de Coca Cola de vidrio y le pega en la cabeza y, por supuesto, lo único que le hizo fue un chichón porque la botella de Coca Cola se rompió, entonces abandonaron el plan de matar a Rosetti. Me recuerdo esto que tiene una parte graciosa, pero un contenido tremendo de lo que sucedía en esos años en estos campos de tortura.
DRA. SÁNCHEZ.- Usted comentó que también llevaron a La Ribera o a La Perla a Fermín Rivera, ¿tiene algún conocimiento que Fermín Rivera haya estado detenido en la D2 en 1974 y en su caso con quién?
SR. TUMINI.- La verdad es que no sé con quién lo detuvieron a Fermín, no sé si en el ’74, puede ser, la verdad que miento si digo, no sé en qué causa lo detienen a Fermín. Yo lo conocí en ese viaje porque estaba preso en la cárcel de Córdoba y creo que lo habían llevado en la primera tanda a la cárcel de Sierra Chica, si no me equivoco, lo traen en este grupo que venimos a Córdoba de rehén y lo conozco en la cárcel cuando llegamos y lo vi un par de días, después lo llevaron a La Ribera a él sólo, lo volví a ver en La Ribera y después lo volví a ver en el traslado a Sierra Chica, mucho de su historia y de sus detenciones no hablé con él.
DRA. SÁNCHEZ.- ¿Usted dijo que en la UP1 había estado en el Pabellón 9?
SR. TUMINI.- Me parece que era el Pabellón 9. Estuve en muchas cárceles, me trasladaron 18 veces de cárcel, o sea soy un experto en cárceles desde adentro y en la cárcel de Córdoba, ese pabellón, tenía una característica que no vi nunca antes, era un pasillo que tenía rejas de ingreso a grupos de celdas, o sea, cada reja daba a otro pasillo donde había cuatro celdas sin rejas, con puertas abiertas, sin puerta directamente, con techos muy altos de seis o siete metros y una reja que daba al pasillo, ese tipo de pabellón nunca había visto. Tengo entendido que era el Pabellón 9, pero no recuerdo, han pasado muchos años.
DRA. SÁNCHEZ.- ¿Estaban únicamente las personas que trajeron de otras cárceles o había otros detenidos en ese lugar?
SR. TUMINI.- No, había otros detenidos, habría treinta o cuarenta personas detenidas allí; estaba Jaime Longman, no sé si vive todavía; estaba el doctor Carlos Haidaberián, que era juez en ese momento y había sido detenido; estaba Rodolfo Novillo; en fin, había una cantidad importante de personas, Guillermo Puerta, Eugenio Reati; estaba Deutsh, el papá de la muchacha que habíamos visto nosotros; estaba un ex policía que cobró notoriedad, Urquiza creo que se llama, andaba rengo porque lo habían maltratado en la D2; había una cantidad importante de gente cuando nosotros llegamos y estuvimos con ellos unos tres meses.
DRA. SÁNCHEZ.- ¿Conoció a Sergio Comba?
SR. TUMINI.- Como Sergio Comba, no me acuerdo.
DRA. SÁNCHEZ.- ¿Y cómo Alberto?
SR. TUMINI.- No me acuerdo a nadie de apellido Comba ¿Alberto, como sobrenombre?
DRA. SÁNCHEZ.- Sí, como apodo. ¿Conoció a Juan Eliseo Ledesma?
SR. TUMINI.- Sí, lo conocí.
DRA. SÁNCHEZ.- ¿Puede contarnos algo sobre él?
SR. TUMINI.- Era un muchacho delegado de la Fiat, que le decían Pedro, que tenía responsabilidades políticas en la Regional Córdoba del PRT, después fue designado en el ERP, en puestos nacionales y fue secuestrado en diciembre del año ’75 y permanece desaparecido.
DRA. SÁNCHEZ.- ¿Sabe si tenía una hermana que también se encuentre desaparecida?, ¿tiene algún conocimiento?
SR. TUMINI.- No, a quien conocí es a quien era su compañera, se llamaba Francischetti con la que me parece que tuvo un hijo, a ella sí la conocí, pero a la hermana no.
DRA. SÁNCHEZ.- Muchas gracias.
SR. PRESIDENTE (Díaz Gavier).- Tiene la palabra el doctor Casas Nóblega.
DR. CASAS NÓBLEGA.- Buenos días, señor Tumini.
Usted nos dijo que tuvo una condena por parte de la Justicia Federal, ¿recuerda qué hechos se le atribuían allí?
SR. TUMINI.- Asociación ilícita, ningún hecho en particular, salvo eso.
DR. CASAS NÓBLEGA.- Bueno, pero respecto a qué hechos, esa es la calificación legal.
SR. TUMINI.- Ningún hecho en particular, el hecho era ser del ERP.
DR. CASAS NÓBLEGA.- Pero por ningún acontecimiento particular, porque la idea que mi defendido Villanueva me ha traído a colación, algunos hechos donde estaba presente Fermín Rivera, respecto del ataque a la Fábrica Militar de Pólvora y Explosivos de Villa María ¿tiene conocimiento de algo sobre esos hechos?
SR. TUMINI.- Los que son de público conocimiento, nada más.
DR. CASAS NÓBLEGA.- Después voy a hacer una petición al Tribunal.
SR. PRESIDENTE (Díaz Gavier).- ¿Doctor Viola?
DR. VIOLA.- ¿Qué tal, Tumini? Una sola pregunta. Los días que estuvo usted en la cárcel, ¿recibió visita de sus familiares, siendo usted cordobés?
SR. TUMINI.- No, no teníamos visita. Mi madre vivía justamente en los monoblocks de la calle Pinzón, a unas cuadras de la cárcel, y nunca nos permitieron vernos, es decir, no teníamos visita, no teníamos correspondencia, no teníamos diarios, no teníamos nada. Estaban absolutamente prohibidas esas cosas, y mi madre no me pudo ver a pesar de vivir a unas cuadras.
SR. PRESIDENTE (Díaz Gavier).- ¿Señores jueces quieren hacer una pregunta?
El doctor Orosz, representante de una de las querellas.
DR. OROSZ.- ¿Cómo le va, Humberto?
SR. TUMINI.- Bien.
DR. OROSZ.- Un hecho específico que fue motivo de objeto de un proceso que, lamentablemente, no se está tratando acá sino en Tucumán pero hoy ha comenzado la audiencia. Al solo fin de que nos digas unas cuantas precisiones para mandar la versión taquigráfica a Tucumán, respecto a De Benedetti. Nos mencionaste que lo trajeron aquí junto con ustedes, en una oportunidad.
SR. TUMINI.- Sí, en la oportunidad que yo estuve, él vino con nosotros, fue cuando tuvo el diálogo con el coronel en La Ribera, cuando él se quedó muy preocupado pensando que lo iban a matar.
DR. OROSZ.- Quiero que seas lo más específico posible. ¿Lo llevaron solo a hablar con este tipo?
SR. TUMINI.- Sí, sí, solo.
DR. OROSZ.- Cuando él vuelve les comenta a ustedes.
SR. TUMINI.- Cuando él vuelve ahí no, nos comenta cuando volvemos a la cárcel. Ahí no había condiciones para que nos contara demasiadas cosas.
DR. OROSZ.- ¿Y ahí en la UP1 comenta esto, con un coronel?
SR. TUMINI.- Con un coronel, exacto, el que lo entrevistó le dijo que era, le dijo: “yo soy coronel”, y a partir de ahí desarrollaron el diálogo.
DR. OROSZ.- ¿Sabés dónde se fraguó la supuesta fuga de De Benedetti?
SR. TUMINI.- Mirá, a De Benedetti lo traen con el grupo que viene para el Mundial. En un determinado momento, le dicen: “traslado”, lo sacan, y da la casualidad que justamente ese día estaba en la casa de mi madre el padre de De Benedetti. El padre era médico, un hombre grande y estaba en la casa de mi madre porque había ido a llevarle alguna cosa a Osvaldo. Cuando él va a la cárcel, le dicen: “lo han trasladado a Tucumán”. Entonces, vuelve a la casa de mi madre y le dice: “A Osvaldo lo han trasladado a Tucumán”, y se va de la casa de mi madre y no sé a los cuántos días va a Tucumán, y cuando va a averiguar dónde estaba Osvaldo, le dicen que está muerto, que se había querido fugar y que lo habían matado, y entonces, va y le muestran el cadáver.
¿Dónde se fraguó el intento de fuga? Era un método habitual de asesinato de presos, decir que se quisieron fugar. Era una forma concreta de deslindar la responsabilidad de un asesinato liso y llano. ¿Dónde se fraguó? Me da toda la impresión de que algo de esto ya hubo cuando pasamos por La Ribera, porque no casualmente De Benedetti quedó profundamente preocupado por la entrevista con el militar y el único que fue entrevistado por un militar fue él, ninguno de nosotros lo fue. Por lo tanto, me da toda la impresión de que, por el hecho de que al único que entrevistaron fue él, que después de la charla con el coronel quedó sumamente preocupado y que a los tres meses lo matan, evidentemente, había un proceso en marcha que él había observado.
DR. OROSZ.- Muchísimas gracias.
SR. PRESIDENTE (Díaz Gavier).- Tiene la palabra la doctora Rojas.
DRA. ROJAS.- ¿Cómo le va? La pregunta es si usted supo si estuvo detenido y las razones de la detención de Carlos Raymundo Moore.
SR. TUMINI.- ¿Carlos?
DRA. ROJAS.- Moore, alias Charly.
SR. TUMINI.- Ah, alias Charly. Nunca estuve detenido con él, pero lo conozco porque es un personaje público, digamos, que ha tenido una buena cantidad de exposición, en una primera parte, cuestionado por su supuesta o real colaboración con las fuerzas de la represión, particularmente con la D2, y ahora hace poco, con una desmentida en un libro que no he leído pero que ha sido público. Ese es todo el conocimiento que tengo, nunca estuve detenido con él en ninguna circunstancia.
DRA. ROJAS.- Pero en aquella oportunidad de su detención, ¿tuvo conocimiento de que él estuviera detenido y las razones de la detención?
SR. TUMINI.- ¿De Moore?
DRA. ROJAS.- De Moore.
SR. TUMINI.- ¿Cuándo a mí me detuvieron?
DRA. ROJAS.- Y lo trasladan a Córdoba. Es decir, cuando estuvo alojado en la UP1.
SR. TUMINI.- ¿Cuando estuve alojado en la UP1?
DRA. ROJAS.- Si tomó conocimiento.
SR. TUMINI.- Ya se sabía, lo que sabíamos nosotros era que él colaboraba en la actividad represiva en la Dirección de Inteligencia de Córdoba. Se sabía porque era un comentario generalizado de que eso sucedía. Yo no sabía quién era él, no lo conocía pero se sabía de esa versión de que él colaboraba con la fuerza de la Policía de Córdoba. Cuando estuve detenido no, porque si no me equivoco, a él lo detienen cerca del ’75, ¿puede ser?
DRA. ROJAS.- En el ’74.
SR. TUMINI.- En el ’74.
DRA. ROJAS.- Por eso es la pregunta.
SR. TUMINI.- No, yo no tenía conocimiento de él.
DRA. ROJAS.- Y en alguna oportunidad, Fermín Rivera, ¿le hizo alguna manifestación sobre la causa judicial en relación a Carlos Raymundo Moore o “Charly” Moore?
SR. TUMINI.- No, nada, que yo recuerde nada.
DRA. ROJAS.- Muchas gracias, señor presidente.
SR. PRESIDENTE (Díaz Gavier).- De nada.
Doctora Bazán.
DRA. BAZÁN.- Señor presidente, voy a volver a la pregunta que realizó mi compañero, el doctor Casas Nóblega y le voy a pedir al Tribunal que le explique al testigo –y si el Tribunal lo autoriza- que no se está juzgando el hecho por el cual usted ya fue condenado de la asociación ilícita. Cuando el doctor Casas Nóblega le preguntó recién cuál había sido el hecho, usted contestó por una cuestión de público conocimiento, porque era militante de aquella época. Le vuelvo a insistir, voy a repreguntar sobre qué hechos usted fue condenado en aquella época.
SR. TUMINI.- Voy a reiterar la respuesta. Con respecto a que no me están juzgando de nuevo, yo no soy abogado pero pareciera que en este país no se juzga dos veces la misma causa. Por lo tanto, sé perfectamente que no me están juzgando a mí. Con respecto al hecho, yo dije “asociación ilícita”, que es una figura jurídica. El hecho es haber pertenecido a una organización considerada una asociación ilícita, ese es el hecho. Después, si hablamos de hechos particulares, no había ninguna acusación en particular, es decir, por ejemplo, ¿qué pueden ser hechos particulares? Haber participado de un hecho armado, haber usado documentos falsos, haber llevado un arma, esos son hechos concretos. Nada de eso es parte de la condena que yo recibo, porque cada uno de esos tiene figuras particulares. Entonces, el hecho es asociación ilícita, esa es la acusación, el haber pertenecido a esa agrupación era una asociación ilícita y por ese motivo me condenaron.
DRA. BAZÁN.- Está contestada la pregunta, era solamente saber si formaba parte o alguna otra acción que se le imputaba en aquella época. Gracias, señor presidente.
SR. PRESIDENTE (Díaz Gavier).- Doctor Viola.
DR. VIOLA.- Una última pregunta. En esa asociación ilícita, ¿te atribuían algún grado, alguna responsabilidad, alguna función dentro de la asociación?
SR. PRESIDENTE (Díaz Gavier).- Doctor Viola, no veo la pertinencia de la pregunta, el testigo ya ha dado la respuesta, ha dicho por qué hecho se lo condenó, y el grado y demás que tuviera, así como una participación personal de él, efectivamente, como no lo estamos juzgando, me parece absolutamente improcedente.
DR. VIOLA.- Gracias, señor presidente.
SR. PRESIDENTE (Díaz Gavier).- Señor Tumini, ha concluido su testimonio. Le agradecemos su presencia. Puede retirarse o permanecer en la sala.
SR. TUMINI.- ¿Puedo hacer un pequeño agregado?
SR. PRESIDENTE (Díaz Gavier).- Sí.
SR. TUMINI.- Aparte de haber pasado por todo ese tipo de situaciones, soy un dirigente político, por tanto, me siento comprometido con todos estos hechos que fueron parte de la historia de este país. Nosotros siempre hemos dicho que con respecto a lo sucedido esos años debía haber memoria, verdad y justicia. En el transcurso de todos estos años, desde que aconteció hasta la fecha, evidentemente, se reforzó fuertemente la memoria de los habitantes de esta Nación sobre esos terribles años. Se está haciendo justicia, este Tribunal y el conjunto de Tribunales que han juzgado a quienes cometieron esos hechos y los que los están juzgando están haciendo justicia, me siento muy reconfortado por eso. Hay una parte de la verdad que ha salido a luz. Acá en la causa de La Perla, una parte muy importante ha salido a luz.
Pero hay una herida que permanece abierta en esta Nación, que son los desaparecidos y que son los niños privados de su identidad. ¿Por qué traigo esto a colación? Yo estaba casado con Mónica Capelli, que está desaparecida, fue secuestrada en Rosario y desde el año ’77 está desaparecida. Tengo una hija con ella, tengo dos nietas Mi hija ha recorrido todo lo que tenía que recorrer, ha investigado todo lo que tenía que investigar y no ha logrado llegar al final de qué sucedió con su madre. Eso sucede con la enorme mayoría de las personas secuestradas y desaparecidas en esta Nación, y lo mismo sucede con centenares de chicos que han sido privados de su identidad. Hay 111 que dan prueba de que eso existió.
Han pasado casi cuarenta años, se va perdiendo en el fondo de la historia esta situación pero persiste el drama y persiste esa herida en el cuerpo social de la Nación.
La responsabilidad principal la tienen las Fuerzas Armadas, particularmente los que ejecutaron esa política como los miembros de las Fuerzas Armadas que están sentados allí. Creo que es una responsabilidad de ellos decir qué pasó en este país, entre otras cosas, porque nunca va a cerrar la brecha entre la sociedad y las Fuerzas Armadas en esta Nación, aún cuando no estén ellos y haya generaciones de militares nuevas, nunca se va a cerrar esa brecha si no se sabe la verdad de lo que pasó, pagando el precio político que se tenga que pagar por ello. Y eso es una responsabilidad de los militares que llevaron adelante este plan. Ellos, que siempre han hablado de Nación, han hablado de Patria, que han dicho siempre que el Ejército es anterior a la Patria misma, porque se constituyó antes de la independencia, tienen la tremenda responsabilidad no sólo de haber hecho lo que hicieron sino que se mantenga en esta sociedad una brecha insalvable y absolutamente profunda entre las Fuerzas Armadas y esta Nación, que alguna vez fueron nacionales, y la sociedad toda.
No hay ninguna otra manera de salvarla si no hay verdad. Ojalá reflexionen sobre eso.
Yo leí un reportaje de Barreiro, no lo conozco, probablemente esté ahí, donde reconoce una cantidad de situaciones que vivió en La Perla. Los militares como Barreiro y el resto de ellos debieran tener el valor –porque eso sí es valor- de decir: “esto sucedió, acá están, cerremos la brecha, no importa si nos toca estar presos a los que la justicia determine, pero esta es la verdad”. Si no es así, esta herida va a pertenecer durante generaciones y generaciones en esta Nación que no se merece tener esta herida abierta.
Muchas gracias.
SR. PRESIDENTE (Díaz Gavier).- Muy bien. Puede retirarse.
-El testigo se retira de la Sala de Audiencias.
 
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