Con motivo del inicio del juicio oral y público por el secuestro, desaparición y torturas de Mario Abel Amaya y el dirigente radical Hipólito Solari Yrigoyen, los diputados de la Ciudad, Virginia González Gass (PSA) y Martín Ocampo (PRO), lograron que la Legislatura porteña aprobara por unanimidad la declaración del beneplácito por el avance de la causa.
“El Petiso Amaya se constituyó en una de las figuras más relevantes en la defensa irrestricta de los derechos humanos, un abogado y legislador ejemplar que desde su coherencia militante debe ser recordado por su acción, además de su coherencia intelectual”, señaló su amiga y compañera de militancia Virginia González Gass.
Tanto Amaya como Yrigoyen combatieron contra la llamada “Revolución Argentina” y defendieron a dirigentes sindicales de la talla de Agustín Tosco y a no pocos detenidos de organizaciones armadas que resistieron la dictadura de Agustín Lanusse.
Como legisladores jamás dudaron de sus convicciones y defendieron a todo preso político, sin hacer distinción de su filiación partidaria. Por este motivo resultaron perseguidos, desaparecidos, secuestrados y torturados.
La presión nacional e internacional fue tal que el gobierno “de facto” decidió liberarlos, para luego “legalizar” su detención a través de las fuerzas policiales, encarcelarlos primero en el penal de Villa Floresta, en Bahía Blanca, y llevarlos finalmente a la cárcel de Rawson.
Allí fueron torturados nuevamente y, posteriormente, Amaya fue trasladado a la cárcel de Villa Devoto donde muere a a causa de los golpes recibidos por sus victimarios. En tanto, Yrigoyen sobrevivió y continuó su actividad política en el exilio.